Canarios en la mina de Am¨¦rica
La m¨²sica estadounidense reciente pone banda sonora a un pa¨ªs dividido
Como los canarios en la mina, siempre que la democracia de Estados Unidos amenaza con explosionar surgen los m¨²sicos para alertar de la presencia del peligro. Desde que los Almanac Singers, liderados por Woody Guthrie con aquella guitarra en la que se pod¨ªa leer ¡°esta m¨¢quina mata fascistas¡±, recorrieron la naci¨®n de costa a costa durante la Gran Depresi¨®n para animar a las personas que iban dando tumbos ¡ªv¨ªctimas de ¡°esa enfermedad insidiosa y destructiva que fue el desempleo¡±, como escribi¨® John Steinbeck¡ª, la m¨²sica norteamericana ha sonado como contrapeso a los desmanes gubernamentales.
Los ejemplos abundan. Las canciones siempre han indicado la atm¨®sfera nociva con la que la democracia estadounidense entraba en colisi¨®n con sus valores originales. Bob Dylan y Joan Baez cantaron durante la Marcha sobre Washington en 1963 poco antes de que Martin Luther King Jr. pronunciase aquel famoso I have a dream. Jimi Hendrix distorsion¨® el himno The Star Spangled Banner en Woodstock contra la guerra de Vietnam. Public Enemy y Run D.M.C. descargaron rimas y ritmos salvajes para reivindicar el orgullo negro en los paup¨¦rrimos guetos barriales en los ochenta. Y, m¨¢s recientemente, Bruce Springsteen, Neil Young, ?John Fogerty, R.E.M. o Pearl Jam encabezaron en 2004 el movimiento Vote for Change, que ped¨ªa el voto contra George W. Bush tras las guerras de Irak y Afganist¨¢n.
Con Donald Trump convertido en presidente y ante la posibilidad de que su reelecci¨®n reafirme sus pol¨ªticas y su ardor populista, la m¨²sica vuelve a ser como un canario cumpliendo su funci¨®n. Alerta, pero tambi¨¦n se convierte en un arma de combate. De esta forma, un reguero de discos publicados este a?o parecen impulsados por el activismo, la indignaci¨®n e incluso la ira, sum¨¢ndose a las destacadas aportaciones que desde la llegada de Trump a la Casa Blanca realizaron Death Cab for Cutie, Father John Misty, DJ Shadow o los raperos Kendrick Lamar y YG.
Como canta Bob Mould en America Crisis: ¡°Nunca pens¨¦ que volver¨ªa a ver esta mierda¡ / Despertar todos los d¨ªas para ver una naci¨®n en llamas¡±. Al frente de los arrasadores H¨¹sker D¨¹, banda ep¨ªtome del hardcore norte?americano, Mould ya fue un azote en los ochenta contra Ronald Reagan y ahora acaba de publicar su 14? ¨¢lbum en solitario, Blue Hearts, un rabioso tratado de guitarras el¨¦ctricas sonando como apisonadoras porque ¡°el silencio siempre fue la muerte¡±. Con urgencia, Mould batalla con sus canciones llenas de fuzz contra ¡°la abominaci¨®n que es Trump¡±. Es el ¨¢lbum m¨¢s col¨¦rico contra el actual presidente, pero no es el ¨²nico.
En ¡®Murder Most Foul¡¯, Bob Dylan viaja al pasado hasta el d¨ªa de la muerte de Kennedy y alerta de los peligros del presente
Desde estilos conservadores como el country, Willie Nelson, un hippy en el g¨¦nero vaquero y declaradamente af¨ªn al Partido Dem¨®crata, llama en Vote ¡®Em Out a la acci¨®n a trav¨¦s del voto, ¡°el arma m¨¢s grande que tenemos para echarlo¡±, como sostiene respecto a Trump. Drive-By Truckers tambi¨¦n dan cera como si les fuera la vida en ello. Despu¨¦s de sacar en 2016 el sobresaliente American Band, donde cargaban contra un pa¨ªs irreconocible que fomentaba el racismo y el odio, publicaron en enero The Unraveling, otro grito de furia ante la situaci¨®n estadounidense, y a pocos d¨ªas de las elecciones sorprenden con The New OK, una obra que incide en la p¨¦rdida de credibilidad de Trump. Con su country-rock revitalizante, se preguntan en la canci¨®n que da t¨ªtulo al disco: ¡°?Nos levantaremos de donde estamos plantados / o nos conformaremos con los ojos llenos de l¨¢grimas / mirando la pistola que nos apunta?¡±.
Tambi¨¦n se posicionan los elegant¨ªsimos Mastersons en No Time for Love Songs, dejando de lado las canciones de amor para reflexionar sobre su pa¨ªs ¡°a la deriva¡±, y The Chicks, antes conocidas como Dixie Chicks, pero que el pasado verano se desprendieron de la primera parte del nombre por sus alusiones sure?as y connotaciones racistas. En su d¨ªa, The Chicks ya atacaron a George W. Bush, por lo que fueron duramente criticadas, y ahora incluyen en Gaslighter la canci¨®n ¡®March March¡¯, que hace referencia a las multitudinarias protestas de Black Lives Matter. ¡°Soy un ej¨¦rcito de uno. / Marcho, marcho con mi propio tambor¡±, cantan.
El hip-hop tambi¨¦n toma posici¨®n. Como en los viejos tiempos, Public Enemy disparan rimas como balas contra el trumpismo en What You Gonna Do When the Grid Goes Down, un ¨¢lbum que contiene la contundente ¡®State of the Union (STFU)¡¯, nacida de la furia negra ante tanta humillaci¨®n blanca. ¡°Estado de la uni¨®n, / c¨¢llate la boca. / Lo siento, hijo de puta. / Al¨¦jate de m¨ª¡±, canta Chuck D, padre del rap m¨¢s pol¨ªtico y quien revisa con el resto del grupo su cl¨¢sico Fight the Power para llamar a la acci¨®n. Igual hace otro c¨¦lebre como Nas. Su nuevo disco, King¡¯s Disease, es menos agresivo en el sonido, guardando sus caracter¨ªsticas huellas de hip-hop m¨¢s ambiental y funky, pero no deja de supurar orgullo herido afroamericano en composiciones como ¡®Ultra Black¡¯ o ¡®Till the War Is Won¡¯.
El auge de Black Lives Matter se cuela tambi¨¦n en lo ¨²ltimo de Alicia Keys a trav¨¦s de Perfect Way To Die, una balada en la que el icono pop reconoce hablar en primera persona con relaci¨®n a las protestas. Lo mismo que Yola, el ¨²ltimo gran talento de Nashville con su extraordinaria mezcla de country y soul, que ha lanzado Hold On, un imponente medio tiempo donde reivindica su condici¨®n de mujer negra con el fin de que las nuevas generaciones luchen por sus derechos civiles. A la fe perdida en la identidad americana dedica Sufjan Stevens The Ascension, una abstracci¨®n electr¨®nica de fuertes connotaciones pol¨ªticas que se pregunta por el papel ciudadano ante la debacle institucional. Algo muy parecido a las reflexiones que, a modo de insatisfacci¨®n espiritual, firmeza inconformista y cubismo l¨ªrico, ha hecho Bob Dylan en Rough and Rowdy Ways, donde la conciencia americana revive camino del purgatorio. En los 17 minutos de Murder Most Foul, la canci¨®n m¨¢s larga de su carrera, hay un paseo al pasado en el d¨ªa de la muerte de John F. Kennedy para mostrar los peligros del presente. ¡°En Am¨¦rica se respira el peligro¡±, sosten¨ªa hace unos d¨ªas el escritor Richard Ford. Algunos de sus mejores m¨²sicos cantan, una vez m¨¢s, para evitar la explosi¨®n.
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