Alberto Coraz¨®n, artista conceptual en posici¨®n exc¨¦ntrica
Su trabajo se centraba en la condici¨®n social de la imagen en la ¨¦poca de la sociedad de consumo
En el oto?o de 1971 la Galer¨ªa Redor de Madrid present¨® una exposici¨®n titulada Leer la imagen I. El espacio estaba ocupado por unos vinilos transparentes colgados del techo en los que se reproduc¨ªan fotograf¨ªas de guerrilleros latinoamericanos reci¨¦n ejecutados. Las fotograf¨ªas proced¨ªan de la prensa. No se pod¨ªan contemplar con comodidad: el espectador ten¨ªa que deslizarse entre los vinilos, mezclarse con las im¨¢genes ¨¢speras y fantasmag¨®ricas que llenaban la sala. Si por un lado le resultaban familiares, ahora le asaltaban y le incomodaban. Cuestionaban su condici¨®n de espectador. Cuestionar el mundo como espect¨¢culo, desmontar los roles prescritos por las reglas de la nueva sociedad de consumo; ese era el verdadero prop¨®sito de la exposici¨®n: ¡°leer¡± la imagen, no ¡°contemplarla¡±.
Su autor, Alberto Coraz¨®n, era un conocido dise?ador gr¨¢fico. Esta era su primera incursi¨®n p¨²blica en el ¨¢mbito de la creaci¨®n art¨ªstica. La fecha, 1971, es significativa. Era la ¨¦poca de la aparici¨®n y ascenso del arte conceptual. El n¨²cleo m¨¢s importante de la nueva tendencia hab¨ªa aparecido en Catalu?a en 1969, sus primeras manifestaciones madrile?as pudieron verse en 1970 y 1971, y en 1972 el conceptualismo se hab¨ªa convertido en la tendencia dominante de los Encuentros de Pamplona.
A lo largo de la d¨¦cada Alberto Coraz¨®n estuvo activamente inmerso en el nuevo movimiento, aunque ocupando, en ¨¦l, una posici¨®n exc¨¦ntrica. La gran mayor¨ªa de los artistas conceptuales se reg¨ªan por dos principios b¨¢sicos: 1) el deseo de reforzar la posici¨®n del artista, ampliando la panoplia de sus medios de expresi¨®n, m¨¢s all¨¢ de las disciplinas tradicionales de la pintura, la escultura y la m¨²sica, y 2) una po¨¦tica del absurdo, heredera de una tradici¨®n nihilista que se alimentaba del ejemplo de Duchamp. Coraz¨®n no se someti¨® a ninguno de estos dos principios. Af¨ªn al pensamiento neomarxista de la ¨¦poca, su trabajo se centraba en la condici¨®n social de la imagen en la ¨¦poca de la sociedad de consumo. No tanto para lamentarse nost¨¢lgicamente de su ¡°p¨¦rdida de aura¡±, como para tratar de desmontar su instrumentalizaci¨®n al servicio del poder econ¨®mico.
Tras la muerte de Franco, el panorama art¨ªstico espa?ol cambi¨® profundamente. Las posiciones te¨®ricas de los a?os 70, incluyendo las de los artistas conceptuales, se fueron diluyendo y Alberto Coraz¨®n abandon¨® la creaci¨®n art¨ªstica pura para volver a su profesi¨®n de dise?ador gr¨¢fico. (Temporalmente, pero esa es otra historia).
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