Picasso, hostelero
Nadie habla de los despidos forzosos o la venta de alguna obra para sobrevivir, porque si Madrid ha perdido turismo, imaginen Nueva York
Cuando pongo la tele siempre hay alguien hablando de las cifras de la hosteler¨ªa con el mismo esmero que de las cifras de los hospitalizados. Sus p¨¦rdidas, aforos, ERTE, la falta de turismo que impide que la gente venga y frecuente los locales¡ crean una sensaci¨®n estramb¨®tica: qu¨¦ ocurrencia la del virus no haber pensado en el da?o que iba a causar a los bares, demasiados en Espa?a. Alguien solvente ha llegado a decir que all¨ª nadie se contagia. No me lo acabo de creer. Cada vez que paso por el bar de abajo como tantos otros autodeclarado zona covid free ¡ªgente a tropel sin mascarilla, gritando, bebiendo, fumando, comiendo; acodada en la barra¡¨D, me cuesta entender que, al menos un poquito, los bares no tengan nada que ver con los contagios.
Aunque lo que m¨¢s llama la atenci¨®n es la man¨ªa de presentar a los bares como los ¨²nicos perjudicados por la epidemia. Me extra?a que no se mencionen los visitantes que han perdido las instituciones ¨Dy con ellos los ingresos correspondientes¨D; que no se hable de las estrecheces econ¨®micas que est¨¢n pasando los coros, las orquestas, los tramoyistas, los artistas, los actores o los transportistas de obras de arte; los sectores de la cultura, en suma, que han tenido que reinventarse. Nadie habla de los despidos forzosos o la venta de alguna obra para sobrevivir, porque si Madrid ha perdido turismo, imaginen Nueva York.
Con estas desdichas de las que no habla la tele en la cabeza, entro a la p¨¢gina de la Royal Academy en Londres. El pasado verano programaron una exposici¨®n maravillosa: Picasso y el papel. En ella se mostraba al Picasso m¨¢s ¨ªntimo ¡ªdibujos preparatorios de Las se?oritas de Avignon o el Guernica¡ª y el m¨¢s radical, recortes de tela y prensa, trajes para el ballet Parade o el gran collage del a?o 1937-38 Mujeres en el ba?o, que incluso solo merec¨ªa la visita. Recorriendo la misma p¨¢gina web ¡ªdonde se anuncia que el museo permanece cerrado hasta que las autoridades sanitarias permitan reabrirlo¡ª se encuentra un v¨ªdeo de media hora larga con el recorrido virtual, premio de consolaci¨®n ofrecido ahora por los museos. En este caso, la visita virtual merece la pena: el v¨ªdeo es excelente.
La exposici¨®n hubiera debido viajar hasta el pasado diciembre al Museo de Cleveland: se ha pospuesto sine die por las restricciones derivadas de la epidemia, explica su p¨¢gina web. El propio director lo comenta melanc¨®lico: las circunstancias sobrevenidas a causa de la covid-19 han tirado abajo ¡°varios a?os de trabajo duro¡± para hacer la muestra realidad. Nadie ha hablado en la televisi¨®n de esta ni de otras tantas cancelaciones en museos a partir de las cuales se han perdido, tambi¨¦n, ingresos y puestos de trabajo. Tal vez, para conseguir visibilidad en este pa¨ªs, lo mejor ser¨ªa convertir a Picasso en hostelero. ?Qu¨¦ tal la idea? Las ca?as venden.
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