Las dos vidas de Ver¨®nica Forqu¨¦ en el teatro: de ¡®?Ay, Carmela!¡¯ al premio Max
La actriz fue la primera protagonista del cl¨¢sico de Jos¨¦ Sanchis Sinisterra y en los ¨²ltimos a?os resurgi¨® en las tablas hasta coronarse con el principal galard¨®n de las artes esc¨¦nicas espa?olas en 2020
Recuerda Jos¨¦ Sanchis Sinisterra que el estreno de ?Ay, Carmela! en 1987, en Zaragoza, signific¨® un antes y un despu¨¦s en su carrera. Un ¨¦xito que le hizo salir de los m¨¢rgenes del teatro alternativo en los que hasta entonces se hab¨ªa movido para saltar a los grandes escenarios y convertirse en un referente de la dramaturgia espa?ola contempor¨¢nea. La obra se convirti¨® en un cl¨¢sico que incluso fue adaptado al cine (dirigida por Carlos Saura en 1990) y la televisi¨®n (Manuel Iborra, 2000). Pero Sanchis Sinisterra confiesa el deslumbramiento que sinti¨® cuando vio a su Carmela materializarse por primera vez, quiz¨¢ porque la int¨¦rprete que la encarnaba parec¨ªa haber nacido para ese papel: era Ver¨®nica Forqu¨¦, acompa?ada de Jos¨¦ Luis G¨®mez, que tambi¨¦n dirig¨ªa el espect¨¢culo. ¡°Ha habido maravillosas Carmelas desde entonces, pero es cierto que al ser ella la primera molde¨® de alguna manera el personaje. Lo llen¨® de luz y poes¨ªa¡±, rememora por tel¨¦fono el autor, apenado por la muerte de la actriz el lunes.
As¨ª fue como el nombre de Ver¨®nica Forqu¨¦ qued¨® inscrito en un lugar destacado en la historia del teatro espa?ol, adem¨¢s de la del cine. La actriz atravesaba entonces uno de los momentos m¨¢s populares de su carrera, en pleno ascenso tras su participaci¨®n en ?Qu¨¦ he hecho yo para merecer esto? y Matador, de Pedro Almod¨®var, o S¨¦ infiel y no mires con qui¨¦n y El a?o de las luces, de Fernando Trueba. Compaginaba todas esas pel¨ªculas con el teatro, donde hab¨ªa debutado en 1975 haciendo de hija de N¨²ria Espert en Divinas palabras, que se resist¨ªa a abandonar a pesar del ajetreo de los rodajes porque era donde se sent¨ªa m¨¢s feliz, seg¨²n confes¨® en numerosas entrevistas a lo largo de su vida. ¡°El teatro te obliga a evadirte de tu propia realidad porque te exige una enorme concentraci¨®n y eso es maravilloso. Es algo muy liberador¡±, afirm¨® a este diario en 2019.
Parad¨®jicamente, despu¨¦s del ¨¦xito de ?Ay, Carmela!, la actriz se baj¨® de los escenarios durante 15 a?os. En ese tiempo solo volvi¨® en 1997 para interpretar Las sillas, de nuevo con Jos¨¦ Luis G¨®mez bajo la direcci¨®n de Carles Alfaro. Y despu¨¦s, nada hasta 2003. El cine la ten¨ªa demasiado ocupada, pero tambi¨¦n necesitaba enamorarse de las obras que interpretaba en las tablas.
Cuenta Sanchis Sinisterra que en un encuentro con ella unos a?os despu¨¦s del estreno de ?Ay, Carmela!, el autor le pregunt¨® por qu¨¦ no estaba haciendo nada de teatro en esa ¨¦poca y Ver¨®nica Forqu¨¦ le contest¨®: ¡°Despu¨¦s de Carmela, me cuesta encontrar un personaje que me motive¡±. Hasta ese punto la marc¨® aquella obra. Y a¨²n m¨¢s, prosigue el dramaturgo: ¡°Lleg¨® a decirme que le escribiera un mon¨®logo que la animara a volver. En ese momento me dije: ¡®?Glups! Nunca he hecho una obra para un actor en concreto¡¯. Pero curiosamente, pensando en ella, esa misma noche me vino la semilla de Valeria y los p¨¢jaros, que acab¨¦ escribiendo expresamente para ella, acompa?ado durante muchos meses de su imagen, su luminosidad, su ternura, su magia. ?Y su sonrisa!¡±. Al final, Forqu¨¦ no pudo estrenar la obra pero su sonrisa volvi¨® a acompa?arle en otro momento especial de su vida, cuando se le concedi¨® en 2018 el Premio Max de Honor de las Artes Esc¨¦nicas, que recibi¨® de manos de la actriz.
Pero la carrera de Forqu¨¦ en el teatro iba a tener una segunda parte. En 2003, Miguel Narros la sedujo con El sue?o de una noche de verano, de Shakespeare, para que volviera a subirse a las tablas. Y ya no se volvi¨® a bajar. Sigui¨® con Narros en Do?a Rosita la soltera (2004) y en una nueva puesta en escena en 2006 de ?Ay, Carmela!, que interpret¨® junto a Santiago Ramos. Desde entonces continu¨® estrenando casi un espect¨¢culo por a?o, entre ellos Shirley Valentine en 2011, dirigida por su entonces marido, Manuel Iborra.
En 2016 se top¨® con una obra que la maravill¨®: La respiraci¨®n, escrita y dirigida por Alfredo Sanzol, actual director del Centro Dram¨¢tico Nacional. ¡°Recuerdo que despu¨¦s de ver una funci¨®n pas¨® a saludarme para decirme que la obra le hab¨ªa gustado especialmente. Unos meses despu¨¦s, se dio la circunstancia de que la actriz Gloria Mu?oz no pod¨ªa continuar con la gira y se me ocurri¨® que ella podr¨ªa ser perfecta, aunque pens¨¦ que no iba a aceptar porque era una sustituci¨®n. Para mi sorpresa, cuando se lo propuse, no lo dud¨® un momento¡±, recuerda Sanzol. Otra prueba m¨¢s de c¨®mo eleg¨ªa sus papeles: por enamoramiento. ¡°Y en el escenario, ella enamoraba al p¨²blico. Ten¨ªa un magnetismo especial. Y sobre todo, un dominio asombroso de los tiempos de la comedia. Aprend¨ª mucho con ella¡±, admite el dramaturgo, que gan¨® el Premio Nacional de Literatura Dram¨¢tica 2017 por este texto.
La segunda vida de Ver¨®nica Forqu¨¦ en el teatro fue tan fruct¨ªfera como la primera. Igual que entonces, nunca apost¨® por lo seguro y particip¨® en montajes vanguardistas como Los cuerpos perdidos (2018) y El ¨²ltimo rinoceronte blanco (2019), ambos dirigidos por Carlota Ferrer, y Todo lo que est¨¢ a mi lado, una instalaci¨®n esc¨¦nica de Fernando Rubio en la que ocho actrices metidas en una cama hablaban con un espectador. Y tuvo tiempo incluso para ganar un Max como mejor actriz en 2020 por su magn¨ªfica interpretaci¨®n en Las cosas que s¨¦ que son verdad, del australiano Andrew Bovell, con puesta en escena de Juli¨¢n Fuentes Reta, adem¨¢s de lanzarse ella misma a dirigir tres obras: La tentaci¨®n vive arriba (2001), Adulterios (2014) y Espa?olas, Franco ha muerto (2020).
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.