¡®El p¨¢ramo¡¯: olvidarse de la bestia

Las supersticiones rurales nutren ese terror folcl¨®rico que en los ¨²ltimos a?os se ha popularizado gracias a pel¨ªculas como La bruja, de Robert Eggers, de la que El p¨¢ramo, ¨®pera prima de David Casademunt, es deudora. Eggers, como Ari Aster (Hereditary, Midsommar) son puntales de un terror que bebe de mitos y leyendas jugando al astuto ojo fr¨ªo de un etn¨®grafo.

M¨¢s visceral y menos inquietante, con ecos de El bosque y Se?ales, dos de las grandes pel¨ªculas de M. Night Shyamalan, El p¨¢ramo viaja al siglo XIX espa?ol, concretamente a un solitario paisaje donde solo habita una familia asustada. La madre interpretada por Inma Cuesta, el padre en la piel de Roberto ?lamo y el hijo que encarna Asier Flores viven temerosos de un horizonte abstracto y de una bestia sin nombre que los atemoriza. Planteada como una encerrona tan psicol¨®gica como f¨ªsica, m¨¢s all¨¢ hay guerras y hambrunas, pero alrededor de la casa acecha otro tipo de monstruo.

Con una imaginer¨ªa que mezcla la est¨¦tica de los ritos paganos con un paisaje mesetario digno de un w¨¦stern, El p¨¢ramo se centra en la mirada del peque?o de la casa. Asier Flores, el talentoso ni?o de Dolor y gloria, encarna a un David contra Goliat que, junto a Inma Cuesta, soporta el peso de la pel¨ªcula. El punto de vista del ni?o est¨¢ anclado en sus p¨¢nicos m¨¢s primarios, donde los ruidos y las visiones irracionales parecen confundirse con la realidad. Casademunt apela a un terror de est¨¦tica claustrof¨®bica y oscura que reh¨²ye del susto f¨¢cil para adentrarse en un escenario m¨¢s cercano a lo dram¨¢tico que a lo terror¨ªfico. Porque frente a la amenaza exterior surge la interior, la del miedo, la soledad y la locura encarnada en la madre, un personaje que parece afectado tambi¨¦n por aquel mal de las praderas de los colonos enfrentados a dur¨ªsimas condiciones de vida. El problema es que esa deriva entre dos formas de monstruo solo funciona a medias y al final no suman sino que restan, tanto que cuesta recordar que aqu¨ª, adem¨¢s de todo, hab¨ªa una bestia.