Gladiadores: los primeros ¨ªdolos de masas de la historia
El Museo Arqueol¨®gico de Alicante re¨²ne 140 piezas procedentes de Italia sobre estos luchadores, verdaderos fen¨®menos de masas, y su impacto en la sociedad romana
Adem¨¢s de los acueductos, las calzadas, el alcantarillado y el derecho, entre otros legados, los romanos dejaron en legado algo que mantiene un hilo directo con la actualidad: los grandes espect¨¢culos de masas en recintos con aforos de cientos de miles de personas, que han marcado ¨²nicamente dos momentos de la historia de la humanidad: la Roma cl¨¢sica, con su Coliseo y su Circo M¨¢ximo, y el siglo XX, a partir de la construcci¨®n del estadio de Wembley en 1923. El espacio que ahora acaparan deportistas y estrellas de la m¨²sica estuvo dominado hace veinte siglos por la lucha de gladiadores, ¡°un fen¨®meno de masas important¨ªsimo en la Roma cl¨¢sica¡±, explica Manuel Olcina, director del Museo Arqueol¨®gico de Alicante (Marq), ¡°que refleja a la perfecci¨®n cu¨¢les eran las costumbres y el modo de vida de los ciudadanos¡± romanos.
La exposici¨®n Gladiadores. H¨¦roes del Coliseo, inaugurada el pasado jueves en el Marq y que permanecer¨¢ hasta octubre en el centro cultural alicantino, trata de mostrar ¡°con rigor hist¨®rico¡±, muy alejado de la visi¨®n que dio Hollywood con el g¨¦nero conocido como p¨¦plum, c¨®mo era la vida de estos llenapistas, que pod¨ªan concentrar ¡°hasta 250.000 espectadores¡± en el Circo M¨¢ximo, que ten¨ªan sus propios seguidores y c¨¢nticos dedicados y que serv¨ªan a los dirigentes ¡°para aplacar y divertir a la plebe¡±, relata Olcina. Las salas temporales del Marq re¨²nen 140 piezas de ocho museos italianos distintos, desde armamento hasta l¨¢pidas funerarias, murales o monedas, relacionadas con estos combatientes que se formaban en los ludus o escuelas espec¨ªficas y que ¡°estaban sometidos a una rigurosa reglamentaci¨®n¡±, subraya el director del Marq.
Seg¨²n Olcina, ¡°los gladiadores no saltaban a la arena y luchaban cada uno como quer¨ªa¡±, sino que ¡°en sus combates acataban las ¨®rdenes de ¨¢rbitros y se enfrentaban con armamentos compensados para equilibrar las luchas¡±. Eran esclavos y, por tanto, depend¨ªan de la voluntad de su propietario o del organizador de los espect¨¢culos, por lo que ¡°en cuanto ca¨ªa un gladiador, se paraba el combate¡±, se?ala Olcina, ¡°y los perdedores deb¨ªan resignarse a la decisi¨®n del empresario¡±, que les conced¨ªa el perd¨®n o los mandaba ejecutar. ¡°Los fil¨®sofos estoicos valoran la lucha leal y reglada de los gladiadores¡±, recuerda el arque¨®logo, ¡°y su actitud ante la vida¡±. Uno de los m¨¢ximos representantes del estoicismo, S¨¦neca, ¡°tambi¨¦n defend¨ªa la lucha, pero se escandalizaba de que la masa pidiera cada vez m¨¢s sangre¡± Al fil¨®sofo cordob¨¦s ¡°le molestaba el comportamiento del p¨²blico¡±. La pol¨¦mica sobre la crueldad de los combates llegaba hasta el entorno imperial. ¡°Al emperador Marco Aurelio Antonino no le gustaban las luchas y oblig¨® a que los gladiadores utilizaran armas falsas¡±, se?ala Olcina, ¡°mientras que su hijo, C¨®modo, fue su ant¨ªtesis¡±, un fan¨¢tico de la muerte sobre la arena del estadio. ¡°La lucha es como la guerra¡±, sostiene Olcina, ¡°saca lo peor de cada uno¡±.
El circo era un fen¨®meno social absoluto. Como se ve en algunas de las piezas que exhibe el Marq, ¡°en las casas de los ricos que pod¨ªan pagar mosaicos¡±, indica, ¡°se repet¨ªan las escenas de gladiadores¡± como motivo ornamental. Hab¨ªa figurillas, tintin¨¢bulos (campanillas que ejerc¨ªan de amuletos), frescos, vasijas decoradas, todo tipo de adornos dom¨¦sticos dedicados a los luchadores. Se conservan tambi¨¦n, y se exponen en la muestra, las inscripciones funerarias del portero del Coliseo o de la hija del supervisor de la armer¨ªa del ludus maximus, la mayor escuela de gladiadores de Roma. El fervor se repart¨ªa por todo el imperio. ¡°Desde la frontera de Escocia hasta Libia¡± se pod¨ªa disfrutar del espect¨¢culo. La exposici¨®n destaca que en Hispania constan hasta 16 anfiteatros y, al menos, un ludus, aunque no est¨¢ claro si se encontraba en Corduba (C¨®rdoba) o en Barcino (Barcelona).
La magnitud del terreno conquistado permit¨ªa, adem¨¢s, que en los circos se ¡°organizaran cacer¨ªas de animales ex¨®ticos¡± tra¨ªdos de todos los rincones. ¡°Hipop¨®tamos, jirafas, leones o cocodrilos¡± que sal¨ªan a la arena ¡°con hambre¡±, asevera Olcina. ¡°Sabemos que hubo especies que se extinguieron debido a estas cacer¨ªas¡±, contin¨²a el director del Marq, ¡°como los elefantes del norte de ?frica o los leones de Oriente Pr¨®ximo¡±.
La fascinaci¨®n contin¨²a. Sobre todo, en el cine. La propuesta del Marq cita a Demetrius, a M¨¢ximo D¨¦cimo Meridio, a Espartaco, figuras relevantes del p¨¦plum m¨¢s conocido. ¡°La vida de los lanistas¡±, empresarios del sector de la lucha, ¡°y las escuelas est¨¢n muy bien reflejadas¡± en la pel¨ªcula de Kubrick protagonizada por Kirk Douglas. ¡°Espartaco existi¨®¡±, contin¨²a Olcina, ¡°pero no quer¨ªa abolir la esclavitud, sino simplemente escapar de su cautiverio¡±. La huella del macartismo llev¨® al guionista Dalton Trumbo a convertir al gladiador ¡°en un h¨¦roe contra la opresi¨®n y la tiran¨ªa¡±. En realidad, eran las estrellas del negocio del espect¨¢culo.
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