?ngeles Gonz¨¢lez-Sinde: ¡°Me sent¨ªa mucho m¨¢s cerca de los escoltas que de los altos cargos del Ibex¡±
Guionista por tradici¨®n y vocaci¨®n, ?ngeles Gonz¨¢lez-Sinde recuerda con cierta precauci¨®n sus d¨ªas al frente del Ministerio de Cultura: ¡°Me qued¨¦ traumatizada¡±. Con la adaptaci¨®n de ¡®El comensal¡¯ se reconcilia con su pasado
Cuando ?ngeles Gonz¨¢lez-Sinde (Madrid, 57 a?os) ley¨® por primera vez El comensal (Caballo de Troya, 2015), la novela de Gabriela Ybarra que ahora adapta al cine, sinti¨® que aunque podr¨ªa ser de la generaci¨®n de sus padres, porque es veinte a?os mayor, ten¨ªan much¨ªsimas cosas en com¨²n. Menciona entre esas afinidades un car¨¢cter entre recatado y muy osado y una preocupaci¨®n por lo que denomina ¡°transmisi¨®n inconsciente de la memoria¡± que en la pel¨ªcula, igual que en la novela, se representa a trav¨¦s de la relaci¨®n de un padre, atormentado por el secuestro de su propio progenitor a manos de ETA, y una hija, atormentada por el tormento de ¨¦l. En el medio una madre que se atreve a hablar y un escolta que no habla jam¨¢s.
Pregunta. ?Ha vivido usted esa incomunicaci¨®n en su propia piel?
Respuesta. Yo vengo de una familia muy castellana y muy pudorosa: no somos de grandes discursos ni de grandes expresiones. Sin embargo, al mismo tiempo, siempre hemos estado muy unidos: mi hermano es mi vecino, mi madre vive dos calles m¨¢s arriba. Es en la expresi¨®n de intimidad donde somos muy p¨²dicos y a¨²n ahora con mis hijas siento yo misma esa dificultad. Como ese hombre de la pel¨ªcula que simplemente tir¨® para adelante. Para hablar de los propios sentimientos hay que tener pr¨¢ctica, saber contarlos, y no todo el mundo es capaz de manejar esos c¨®digos. Yo creo que una educaci¨®n sentimental tambi¨¦n necesita de la democracia.
P. ?Por qu¨¦ dice eso?
R. Porque cuando est¨¢s constre?ido por la violencia social o por la falta de libertad es dif¨ªcil poder vivir tus propios pensamientos, sentimientos y emociones con naturalidad. No distingues los mandatos externos de los tuyos propios.
P. Supongo que con sus hijas habr¨¢ habido un cambio enorme en la comunicaci¨®n con respecto a lo que vivi¨® usted misma¡
R. Pero muchas veces ese cambio viene, como pasa en la novela, por la iniciativa de mis hijas, que son much¨ªsimo m¨¢s expresivas que yo y mucho m¨¢s avanzadas.
P. Ha dicho con respecto al conflicto vasco y lo que refleja esta pel¨ªcula ¡°que la primera generaci¨®n sufre, la segunda calla y la tercera necesita encontrar respuestas¡±. Suponiendo que sus hijas sean una tercera generaci¨®n, ?qu¨¦ preguntas le hacen de forma insistente a usted?
R. Bueno, quieren saber cosas de mi pasado sentimental para orientarse ellas en su presente y me dicen: ¡°?A ti te ha pasado esto?, ?A ti te ha pasado lo otro?¡±
P. ?Y a usted le cuesta hablarles de eso?
R. S¨ª, m¨¢s de lo que yo me imaginaba. Es que tener hijos no es m¨¢s que una caja de sorpresas. Nunca pasan las cosas como las hab¨ªas pensado.
P. Sin embargo, hubo una ¨¦poca, en 2019, en que s¨ª habl¨® p¨²blicamente de su duelo [por la muerte de su pareja, el editor Claudio L¨®pez Lamadrid] y expres¨® el dolor terror¨ªfico que estaba experimentando. ?Se arrepiente de haberse abierto as¨ª?
R. Para nada. Es de las cosas m¨¢s ¨²tiles que he hecho en mi vida, para m¨ª y para mucha gente que me dec¨ªa: de cu¨¢nto me ha servido escucharte hablar as¨ª. Supongo que tambi¨¦n por eso conect¨¦ mucho con la novela de Gabriela: yo perd¨ª a mi padre con 27 a?os, igual que ella perdi¨® a su madre muy joven, y me march¨¦ a Los ?ngeles, donde estuve estudiando cine. Congel¨¦ ese duelo. Fue cuando muri¨® mi hermano, en 2011, cuando se abri¨® ah¨ª la caja de los truenos pero entonces tuve que pasar el trance estando en un cargo p¨²blico, que es dur¨ªsimo: no puedes tener un perfil bajo porque tienes que seguir teniendo una presencia institucional. Fue cuando toda la pol¨¦mica de la Ley Sinde y me cre¨¦ una coraza. Por eso tambi¨¦n conecto con el escolta: a veces eran los ¨²nicos con quien pod¨ªas compartir la intimidad cuando te ven¨ªas abajo dentro del coche. Tambi¨¦n por una cuesti¨®n de clase me sent¨ªa mucho m¨¢s cerca de ellos que de cualquier alto cargo del Ibex 35.
P. Jane Fonda aprovech¨® su interpretaci¨®n en la pel¨ªcula En el estanque dorado para decirle muchas cosas a su padre que no se hubiese atrevido a decir en la vida real. ?Usted hace esas cosas con sus guiones?
R. Totalmente. Con mi padre no, porque muri¨® cuando yo ni siquiera era guionista. Pero a mi madre ya le he dicho much¨ªsimas cosas, claro, y a mis hijas a trav¨¦s de la literatura infantil, cuando escribo libros para ni?os. Las pobres personas que conviven con los escritores o con los cineastas aprenden a descifrar esos c¨®digos ocultos. Ya en la escuela de cine pensaba: qu¨¦ paradoja que nos dediquemos a la comunicaci¨®n personas con graves problemas de comunicaci¨®n.
P. ?Qu¨¦ es lo m¨¢s embarazoso que ha conseguido decirle a alguien a trav¨¦s de sus guiones?
R. He dicho te quiero y he pedido perd¨®n.
P. ?Le daba miedo ser malinterpretada en una pel¨ªcula con un componente pol¨ªtico tan fuerte?
R. La pol¨ªtica forma parte de todo lo que hago. Eso ya casi me viene de f¨¢brica. Supongo que es como me educaron mis padres: pensando que lo social y lo colectivo es importante.
P. Pero aqu¨ª los bandos est¨¢n muy claros. ?Ten¨ªa miedo a que la llamaran facha porque refleja el sufrimiento de una familia de uno de los dos lados?
R. Siempre me da mucho miedo, porque me he quedado traumatizada desde el Ministerio, verme envuelta en pol¨¦micas que no me representan, en la que tienes que justificarte por algo que no has dicho. Pero que me llamen facha, como no lo soy, me da un poco de risa. Vamos, que no, no me preocupa.
P. Y ahora este regreso al foco medi¨¢tico, ?le daba v¨¦rtigo?
R. ?No! Hablar con periodistas es una ocasi¨®n magn¨ªfica de hacer un psicoan¨¢lisis gratis.
P. ?C¨®mo se sabe cu¨¢ndo se ha superado un duelo?
R. Hay un momento que uno lo sabe. A m¨ª es que me acaba de pasar hace poco y fue un d¨ªa en que de pronto pens¨¦ que esa persona ten¨ªa que salir de la categor¨ªa de muertos porque le estaba haciendo un flaco favor record¨¢ndole con fotos enmarcadas por todas partes, con los fetiches guardados que no se pueden mover ni un mil¨ªmetro. Esos altarcitos que nos hacemos borran toda la vida que hay de esa persona y se convierten en muerte. Lo que pasa es que ese paso no lo puedes dar aposta, es algo que te ocurre, casi como un acto psicom¨¢gico de esos de Jodorowsky.
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