Una red de investigadores trata de separar la leyenda de la historia de Tarteso
Expertos de una veintena de instituciones colaboran en la exploraci¨®n de un edificio ¨²nico en el ¨¢rea geogr¨¢fica del Mediterr¨¢neo occidental en Guare?a, en Badajoz. La primera decoraci¨®n arquitect¨®nica de la ¨¦poca es el ¨²ltimo gran hallazgo
Donde esperaban encontrar la fachada principal, hab¨ªa una grada, por un lado, y un pasillo que conduce a otro pasillo y a otras peque?as habitaciones. Perdida cualquier esperanza de simetr¨ªa (ni siquiera la escalera monumental est¨¢ en el centro del patio), los arque¨®logos que excavan en Guare?a (Badajoz) el yacimiento de Casas del Turu?uelo, un imponente edificio tart¨¦sico de dos plantas, ¨²nico en el Mediterr¨¢neo occidental, est¨¢n entrenados ya para la sorpresa constante.
La fascinaci¨®n por Tarteso, la civilizaci¨®n prerromana que ocup¨® el suroeste de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica, nace en gran medida de los mitos que han tratado de completar, por medio de testimonios textuales (griegos y latinos) y de grandes dosis de imaginaci¨®n, la escasez de restos materiales. La arqueolog¨ªa lleva d¨¦cadas descifrando una realidad hist¨®rica que se imponga a la leyenda, pero lo cierto es que cuando aparecen restos de la magnitud de este santuario de hace 2.500 a?os, junto a muchas respuestas, se suceden a cada paso nuevos misterios que desentra?ar. ?C¨®mo era la estructura de este monumental edificio que se levant¨® con t¨¦cnicas muy sofisticadas para la ¨¦poca? ?C¨®mo funcionaba un espacio tan rico y a la vez tan aparentemente despreocupado de posibles ataques (no se han encontrado apenas elementos defensivos)? ?Qu¨¦ pas¨® para que sus moradores decidieran un d¨ªa hacer un gran banquete y sacrificar a un mont¨®n de valiosos animales para despu¨¦s quemarlo todo, sepultarlo y largarse? ?Por qu¨¦ en el proceso dejaron colocado el cuerpo de un hombre en una de las habitaciones, junto a tres exuberantes braseros de bronce y dos puntas de lanza, en lugar de enterrarlo?
En la recta final de la quinta campa?a de excavaci¨®n, despu¨¦s de un par¨®n que duraba desde 2018 ¨Dpor culpa de un litigio con los due?os del terreno que acab¨® en expropiaci¨®n¨D, los directores del proyecto, Sebasti¨¢n Celestino y Esther Rodr¨ªguez, tomaban aire un d¨ªa de principios de junio para empezar a asentar el enorme volumen de informaci¨®n nueva que tienen otra vez entre manos. Siguen apareciendo todo tipo de objetos valiosos desperdigados, desde piezas de bronce y marfiles tallados hasta un min¨²sculo y hermoso escarabeo egipcio (un amuleto) muy anterior a la ¨¦poca del yacimiento (?las joyas de los abuelos?) o la pata de una cama.
Y un nuevo caballo que se suma a los restos anteriormente hallados de otros 45, los cuales, junto a nueve vacas, cuatro cerdos y un perro, conforman la mayor hecatombe de animales localizada hasta ahora en todo el Mediterr¨¢neo, la primera de tama?o comparable a los holocaustos religiosos que se describen en el Antiguo Testamento y la Il¨ªada.
Un s¨ªmbolo de la eternidad
Pero especial menci¨®n merece esta vez el hallazgo, junto a una segunda pileta (o sarc¨®fago, otra inc¨®gnita), en la pared de una de las habitaciones, de la primera decoraci¨®n arquitect¨®nica de Tarteso que se conoce, un doble sogueado, un s¨ªmbolo de la eternidad utilizado en todo el Mediterr¨¢neo del mundo antiguo. Lo cual refuerza, se?ala Celestino, la hip¨®tesis del sarc¨®fago. ¡°La primera pieza de la decoraci¨®n apareci¨®, sola, en 2018, y cre¨ªmos que se trataba del friso de una puerta¡±, a?ade el investigador del Instituto de Arqueolog¨ªa del CSIC. Ahora, la aparici¨®n de otra docena de trozos les ha corregido el tiro. Otra sorpresa.
Lo que hace ya tiempo que dej¨® de extra?arles es el magn¨ªfico estado de conservaci¨®n de muchos de los objetos del siglo V antes de nuestra era, o incluso anteriores, debido a que la mezcla de las cenizas del incendio (sus moradores se pegaron el banquete, lo destrozaron todo y despu¨¦s le prendieron fuego) y las arcillas con las que se sepult¨® todo finalmente han formado una perfecta capa de protecci¨®n contra el paso del tiempo. Los restos de una cesta de mimbre que acaban de encontrar vuelven a atestiguarlo.
Los tejidos vuelven a sorprendernos en el yacimiento de #CasasdelTuru?uelo ??
— Construyendo Tarteso (@CTarteso) May 16, 2022
?Qu¨¦ os parece esta belleza de fragmento de cesta de mimbre que @Blesmero ha documentado en el pasillo sur? ? pic.twitter.com/9Uc1KDdv8q
En esta ma?ana de principios de junio han desenterrado un jarro de pico de horca, de tipo etrusco, aunque falta el asa. En una de las habitaciones, Luis Miguel Carranza, otro de los miembros del equipo, se afana en fijar los enlucidos de los muros de adobe (renlucidos de hace 2.500 a?os) para detener su deterioro ahora que han quedado al aire. En la Universidad de Cagliari (Italia), la especialista Marta Cappai lleva ya meses haciendo pruebas para encontrar la mejor manera de hacerlo.
De hecho, en el proyecto de Casas del Turu?uelo est¨¢n colaborando varias decenas de especialistas de una veintena de instituciones, extranjeras como Helsinki, Atenas, Toulouse, Tur¨ªn o Cambridge, y espa?olas como las universidades de Extremadura, Complutense, Granada, C¨®rdoba, Barcelona, el laboratorio de investigaci¨®n Secyr de la Aut¨®noma de Madrid, el Centro Nacional de Investigaci¨®n sobre la Evoluci¨®n Humana, el Instituto de Restauraci¨®n y Conservaci¨®n de la Generalitat Valenciana, varios institutos del propio CSIC¡ ¡°No somos expertos en todo, no podemos serlo, as¨ª que colaborando avanzamos mejor y mucho m¨¢s r¨¢pido¡±, explica Rodr¨ªguez. Entre los especialistas involucrados hay arqueozo¨®logos, antrop¨®logos, arquitectos, ingenieros, expertos en bot¨¢nica, f¨ªsicos... El proyecto Construyendo Tarteso forma parte del Plan Nacional I+D+i y cuenta con la financiaci¨®n de la Secretar¨ªa General de Ciencia de la Junta de Extremadura, la Diputaci¨®n de Badajoz y la Fundaci¨®n Palarq.
El siguiente es un resumen de algunos de los descubrimientos hechos hasta el momento, su contexto y algunas de las hip¨®tesis que sostienen.
El n¨²cleo principal de la cultura tart¨¦sica, nacido hacia el siglo IX antes de Cristo fruto de la hibridaci¨®n entre los colonizadores fenicios y los pobladores locales, estaba en el sur de la Pen¨ªnsula, en torno al Guadalquivir, entre Huelva, Sevilla y C¨¢diz. Rica y pr¨®spera de la mano del comercio, la civilizaci¨®n sufri¨® alg¨²n tipo de crisis en torno al siglo VI antes de nuestra era (tal vez econ¨®mica, tal vez clim¨¢tica, tal vez una mezcla de ambas) que hizo despegar una zona perif¨¦rica, la del Valle medio del Guadiana. Sepultados los vestigios de aquel n¨²cleo central, seguramente bajo ciudades andaluzas actuales, buena parte de los restos descubiertos hasta ahora, y que pueden despejar las brumas que a¨²n cubren en gran medida la historia de Tarteso, est¨¢n precisamente en esa periferia extreme?a. Uno de los m¨¢s importantes yacimientos, por su tama?o, estructura, conservaci¨®n y riqueza, es el del edificio de Casas del Turu?uelo.
Poder pol¨ªtico y econ¨®mico
Fuera palacio o templo (o las dos cosas, con algo de centro administrativo), es evidente su enorme poder¨ªo pol¨ªtico y econ¨®mico y su gran capacidad organizativa. A la vez, muchos de los objetos hallados se?alan claramente la continuidad con ese espacio tart¨¦sico central y, m¨¢s all¨¢, con todo el Mediterr¨¢neo protohist¨®rico: al escarabeo egipcio y todo tipo de vasijas y platos de origen griego, fenicio y etrusco, hay que sumar los pies de la primera escultura de m¨¢rmol aparecida en la pen¨ªnsula Ib¨¦rica de ¨¦poca anterior a la llegada de la antigua Roma (conserva incluso la policrom¨ªa: el azul egipcio del pedestal y el rojo de los pies y las u?as).
Los elementos constructivos del edificio tambi¨¦n presentan unos avances que est¨¢n al nivel de los m¨¢s avanzados de la ¨¦poca en todo el Mediterr¨¢neo: las paredes y los restos de ladrillo cocido hallados en la habitaci¨®n principal apuntan a que all¨ª hab¨ªa un techo de falsa b¨®veda por aproximaci¨®n de hiladas, una t¨¦cnica muy documentada para esas fechas en Egipto. Otro ejemplo: una parte de la escalera monumental est¨¢ hecha con bloques cuadrangulares compuestos por un mortero de cal y arcilla y fraguado despu¨¦s, una especie de protocemento anterior al opus caementicium del Imperio Romano. El hecho de que entre los animales sacrificados en el ritual final del edificio haya mulas y burros tambi¨¦n revela un gran nivel de sofisticaci¨®n social; hace falta saber de antemano que al cruzar un burro con una yegua saldr¨¢ un animal fuerte que servir¨¢ para trabajar el campo.
Pues los moradores de ese espacio tan rico y pr¨®spero, capaz de acumular bienes procedentes de todo el Mediterr¨¢neo y seguramente de generar innovaciones propias, y que no parec¨ªan especialmente preocupados por su seguridad (tal vez los militares que guardaban el lugar se ubicaban a cierta distancia en puntos estrat¨¦gicos), decidieron en un momento de los inicios del siglo IV antes de Cristo destrozarlo todo y abandonarlo. Hubo un gran banquete, ofrendas de todo tipo, incluidos los sacrificios de animales, a lo que sigui¨® la destrucci¨®n general: parece que la estatua griega de la que se conservan los pies se golpe¨® a conciencia, lo mismo que las dos piletas de yeso cuya quiebra debi¨® costar lo suyo. Al final, lo cubrieron todo con una capa de arcilla, muy parecida a la que us¨® para tapar por aquellas mismas fechas otros edificios tart¨¦sicos cercanos que tuvieron el mismo final autoinfligido, como el santuario de Cancho Roano, en Zalamea de la Serena (Badajoz).
Ampliaciones sucesivas
Hasta hace muy poco, la tesis principal era que una inminente invasi¨®n de los pueblos celtas del norte les oblig¨® a huir, pero cada vez gana m¨¢s fuerza la idea de que fue alg¨²n tipo de evento clim¨¢tico, tal vez un tiempo prolongado de sequ¨ªa o de inundaci¨®n que imped¨ªa cultivar los campos, lo que les empuj¨® a un ¨¦xodo precedido de una gran ofrenda a los dioses con la esperanza de que cambiara su suerte. La enorme cantidad de tiempo y mano de obra que debi¨® hacer falta para la destrucci¨®n del palacio del Turu?uelo (hay pruebas, por ejemplo, de que sus autores se pararon a comer en el patio del sacrificio en mitad del proceso) debilita la tesis del ataque, y los estudios sobre la configuraci¨®n hist¨®rica del entorno han revelado que en la zona se produc¨ªan periodos de inundaci¨®n cada 100 a?os.
Sobre la irregular estructura del edificio, Celestino y Rodr¨ªguez trabajan de momento con la idea de que pudo haber sucesivas ampliaciones, sin demasiado orden, a lo largo del tiempo. Para tener una idea m¨¢s exacta de su uso y organizaci¨®n, habr¨¢ que esperar: hasta el momento se ha excavado, m¨¢s o menos, el 35% del yacimiento. Lo mismo para saber por qu¨¦ dejaron el cuerpo de Desiderio (lo han llamado as¨ª porque sus restos fueron hallados el d¨ªa que se celebra ese santo) tumbado en una habitaci¨®n en lugar de incinerarlo o llevarlo a la cercana necr¨®polis de Medell¨ªn.
Algunas respuestas empezar¨¢n a asomar en la pr¨®xima campa?a de excavaci¨®n, que ser¨¢ en septiembre. Pero tambi¨¦n, casi con toda seguridad, sorpresas que abrir¨¢n nuevas inc¨®gnitas. De momento, el equipo de Construyendo Tarteso ha publicado este paseo virtual por el yacimiento:
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