Los 2.550 objetos de madera recuperados por primera vez de las ofrendas del Templo Mayor de Tenochtitlan
Arque¨®logos, restauradores y especialistas han logrado rescatar los objetos que han sobrevivido m¨¢s de 500 a?os sumergidos en agua, algunos completamente anegados. Se trata de una aut¨¦ntica proeza de la ciencia dedicada a la conservaci¨®n de estos materiales
Son, hasta ahora, 2.550 piezas de madera las que arque¨®logos, restauradores y especialistas han logrado rescatar de las extraordinarias ofrendas halladas al pie del Templo Mayor de la vieja Tenochtitlan: dardos, lanzadardos, pectorales, pendientes, m¨¢scaras, ornamentos, orejeras, cetros, jarras, tocados, una representaci¨®n de flor y otra de hueso encontradas todas en los dep¨®sitos rituales que hac¨ªan los sacerdotes para consagrar alg¨²n edificio o lanzar alguna petici¨®n a los dioses aztecas. Se trata de una aut¨¦ntica proeza de la ciencia dedicada a la conservaci¨®n de estos materiales vegetales delicados por naturaleza. Los objetos han sobrevivido m¨¢s de 500 a?os sumergidos en agua, algunos completamente anegados.
Un alto y constante nivel de humedad, poca cantidad de ox¨ªgeno y de luz, as¨ª como m¨ªnimas fluctuaciones de temperatura, contribuyeron a la conservaci¨®n de los restos org¨¢nicos hasta nuestros d¨ªas. Mientras que, un moderno m¨¦todo de conservaci¨®n y estabilizaci¨®n, en el que se usan az¨²cares sint¨¦ticos (lactitol y, posteriormente, trehalosa)¡ª t¨¦cnica usada por primera vez en M¨¦xico, en 2002, por la restauradora Alejandra Alonso, quien llev¨® a cabo la estabilizaci¨®n de los artefactos de madera procedentes de la Ofrenda 102 en el Templo Mayor ¡ª lograr¨¢ su conservaci¨®n para que lo vean esta y las pr¨®ximas generaciones. Debido a su vulnerabilidad natural, la preservaci¨®n de los objetos de madera en las ofrendas localizadas al pie del centro espiritual de los mexicas se considera ejemplar.
Desde 1978, a?o en que arranc¨® el Proyecto del Templo Mayor ¡ª el gran hito arqueol¨®gico del M¨¦xico moderno, fundado por Eduardo Matos Moctezuma ¡ª no se hab¨ªan rescatado muchos objetos de madera y los que se lograban rescatar, no se conservaban por mucho tiempo. ¡°Lo contaba mi maestro Jorge Angulo [reconocido arque¨®logo mexicano]¡±, dice el director del Proyecto Templo Mayor, Leonardo L¨®pez Luj¨¢n, en conversaci¨®n con EL PA?S, ¡°una vez nos trajeron una m¨¢scara de madera donde estaban los laboratorios del INAH; aqu¨ª en Moneda, en el Centro Hist¨®rico. Lleg¨® la m¨¢scara, en los a?os 60, y a las pocas horas se hizo polvo. Se hab¨ªa deshecho. En aquella ¨¦poca no ten¨ªamos la capacidad ni el conocimiento para cuidar de estos objetos que son tan vulnerables. No pod¨ªamos conservarlos a?os, apenas unos d¨ªas¡±, explica L¨®pez Luj¨¢n. Pero, gracias al intercambio de conocimientos con arque¨®logos y restauradores de otros pa¨ªses, como Andras Morgos y Setsuo Imazu, se ha logrado perfeccionar el m¨¦todo con az¨²cares sint¨¦ticos para la conservaci¨®n de estos objetos de origen org¨¢nico.
¡°Actualmente, las restauradoras Mar¨ªa Barajas Rocha y Adriana Sanrom¨¢n Peyr¨®n, est¨¢n aplicando una t¨¦cnica de conservaci¨®n novedos¨ªsima. Gracias a ella, la madera no se nos deshace en las manos. Son objetos sumamente delicados; cuando los extraemos de las ofrendas salen como si fueran chicharr¨®n en salsa verde¡±, dice entre risas el arque¨®logo. ¡°[La del Templo Mayor] es una colecci¨®n, yo me atrever¨ªa a decir, ¨²nica en su tipo. Es de las m¨¢s ricas de toda Mesoam¨¦rica. Primero, por su estado de conservaci¨®n. Este tipo de objetos normalmente no llegan hasta nuestros d¨ªas, entre otras cosas, porque ¨¦sta era una isla rodeada de un lago. Las condiciones hicieron que estos objetos sobrevivieran mucho m¨¢s de 500 a?os; otra es la riqueza de la colecci¨®n y la diversidad. Y, a nivel simb¨®lico, es excepcional, porque estamos en la capital del imperio mexica. Los materiales que tenemos aqu¨ª son espectaculares porque estamos en el coraz¨®n de un imperio. Eso explica, en parte, porque hemos encontrado no solo madera, sino de hule, flores, cocodrilos, estrellas de mar¡ Es un lugar ¨²nico en el sentido que tienes tres capitales superpuestas. M¨¦xico, capital de 21 millones de habitantes. Luego, la capital de la Nueva Espa?a, la Ciudad europea m¨¢s importante de Ultramar, con 170 mil habitantes; m¨¢s abajo, tienes a M¨¦xico-Tenochtitlan, de unos 200 mil habitantes. Nosotros estamos excavando en un lugar privilegiado como lo puede ser Jerusal¨¦n, Estambul; Alejandr¨ªa, en Egipto o la misma Roma¡±, sentencia L¨®pez Lujan.
La estabilizaci¨®n y conservaci¨®n de los objetos de madera, tanto in situ como durante y despu¨¦s de su exhumaci¨®n, ha representado un gran reto para el equipo de restauraci¨®n del Proyecto Templo Mayor. Al detectarse la presencia de estos materiales en las ofrendas, se estableci¨® una estrecha y necesaria colaboraci¨®n entre arque¨®logos y restauradores, ya que su material constitutivo los convierte en elementos altamente vulnerables y propensos a sufrir mayores deterioros. Con ayuda de esp¨¢tulas de tefl¨®n o de pl¨¢stico; rejillas y l¨¢minas flexibles de polietileno, los artefactos de madera se trasladan al laboratorio de campo, donde son resguardados en refrigeraci¨®n de manera temporal e inmersos en agua dentro de contenedores de pl¨¢stico. De este modo los objetos se mantienen estables durante las tareas de registro y planeaci¨®n, antes de dar inicio con el proceso encaminado a su estabilizaci¨®n y consolidaci¨®n.
Mar¨ªa Barajas Rocha y Adriana Sanrom¨¢n, especialistas en conservaci¨®n y parte fundamental del Proyecto arqueol¨®gico, cuentan a EL PA?S el proceso para que la madera recobre su estructura. Un m¨¦todo necesariamente lento en el que se va concentrando paulatinamente una soluci¨®n con az¨²cares sint¨¦ticos hasta alcanzar el m¨¢ximo deseado. Estos az¨²cares tienen la ventaja de que, adem¨¢s de ser estables a los ataques de microorganismos y a las fluctuaciones de humedad relativa, son compatibles qu¨ªmica y f¨ªsicamente con la madera. ¡°El proceso inicia despu¨¦s de remover cuidadosamente los restos de sedimento depositados sobre la superficie de cada objeto. Posteriormente, los objetos se sumergen en la primera soluci¨®n de az¨²cares sint¨¦ticos, a una concentraci¨®n del 5% en agua, y conforme las estructuras vegetales van absorbiendo los az¨²cares, se incrementan las concentraciones en las soluciones hasta lograr la m¨¢xima saturaci¨®n, la cual alcanza un 82%¡±, explican las restauradoras a este diario. El incremento en los porcentajes de las diferentes soluciones se logra en 13 pasos, lo cual hace que la duraci¨®n total del proceso de impregnaci¨®n sea de aproximadamente seis a nueve meses. Al concluir con la impregnaci¨®n, los objetos arqueol¨®gicos se enjuagan con agua tibia de manera cuidadosa y posteriormente se resguardan al interior de una c¨¢mara de calor en la que se mantiene una temperatura promedio de 50¡ãC. El secado final dentro de esta c¨¢mara ayuda a brindar a la madera la estabilidad que requiere a partir de la cristalizaci¨®n controlada de az¨²cares al interior de su estructura, lo que genera a nivel microsc¨®pico un engrosamiento en sus paredes celulares.
Los objetos de esta colecci¨®n, encontrados al interior de 7 unidades de excavaci¨®n y de 14 ofrendas de la vieja Tenochtitlan, fueron fabricados a partir de maderas blandas obtenidas de distintas especies de pino. Tambi¨¦n se ha identificado la utilizaci¨®n de cedro blanco, cipr¨¦s, ahuehuete, aile y tepoz¨¢n, de acuerdo con los estudios que se han hecho en la investigaci¨®n en curso con las 62 muestras que se seleccionaron y analizaron junto con el Laboratorio de Biolog¨ªa de la Escuela Nacional de Conservaci¨®n, Restauraci¨®n y Museograf¨ªa, con el que se estableci¨® un protocolo de investigaci¨®n dirigido a la identificaci¨®n taxon¨®mica de la madera. El estudio de la colecci¨®n de los objetos de madera tambi¨¦n se ha podido complementar con observaciones puntuales y detalladas sobre diversas muestras mediante microscop¨ªa electr¨®nica de barrido. Esta t¨¦cnica anal¨ªtica permite, por medio de un haz de electrones, la observaci¨®n y caracterizaci¨®n superficial de materiales tanto org¨¢nicos como inorg¨¢nicos. Los artefactos se hallaron completos o casi completos, y muchos incluso conservan restos de policrom¨ªa en sus superficies: azul, rojo, negro y blanco; t¨ªpicos colores usados por la cultura mexica. El azul, por ejemplo, est¨¢ asociado al dios de la lluvia. El blanco y negro eran usados para delinear figuras, por ejemplo, para marcar los ojos cerrados en las m¨¢scaras.
De acuerdo con V¨ªctor Cort¨¦s Mel¨¦ndez, arque¨®logo del Proyecto del Templo Mayor, los relatos de fray Bernardino de Sahag¨²n mencionan que en la ¨¦poca mexica los carpinteros y talladores eran artesanos especializados que hicieron uso de los ¨¢rboles y las plantas existentes en la Cuenca de M¨¦xico. ¡°Los ¨¢rboles en Mesoam¨¦rica, sobre todo algunas especies, eran considerados axis mundi, eran sagrados. Hab¨ªa piezas adornadas con madera por los sacerdotes mexicas, por ejemplo, figurillas de copal, braseros de basalto y cuchillos de pedernal. Al cuchillo de pedernal le pon¨ªan sus orejeras y su cetro serpentiforme, uno de los atributos a Tl¨¢loc¡±, explica el arque¨®logo a este diario. La mayor¨ªa de las piezas de madera son representaciones miniatura de jarras, cetros con forma de venado o serpentiformes; m¨¢scaras miniatura y pectorales; dardos, lanzadardos (¨¢tlatl) y mazos, con las que adornaban a los animales protagonistas de las ofrendas del Templo Mayor.
El hallazgo del monolito de la diosa Tlaltecuhtli, la inigualable escultura monumental que representa a la tierra, en el predio que fuera anteriormente ocupado por el Mayorazgo de Nava Ch¨¢vez, motiv¨® al equipo de especialistas del Proyecto Templo Mayor, dirigido por el arque¨®logo Leonardo L¨®pez Luj¨¢n, a seguir excavando. Y qu¨¦ bueno. Hasta el momento, se han registrado 40 dep¨®sitos rituales, donde se han hallado restos bot¨¢nicos, aves, mam¨ªferos y animales marinos, objetos de cobre y oro, piezas de pedernal y de cer¨¢mica. Y, claro, madera. Hasta ahora, 2550 objetos de madera. Pincelada a pincelada, los arque¨®logos y restauradores van descubriendo, lentamente entre la tierra, huesos, flores, pepinos de mar, trocitos de madera que parece que se desvanecen por el tiempo, pedazos de historia del imperio mexica que se resisten al olvido.
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