El tremendo espect¨¢culo de la desnudez
Peter Brook encontr¨® en Les Bouffes du Nord, teatro abandonado que refund¨® en Par¨ªs en 1974, el escenario ideal para materializar todas sus teor¨ªas sobre su disciplina
¡°Puedo tomar cualquier espacio vac¨ªo y llamarlo escenario¡±, reza una de las citas c¨¦lebres de Peter Brook. El director brit¨¢nico, fallecido este domingo, encontr¨® el teatro de sus sue?os en una sala abandonada del norte de Par¨ªs, situada en un barrio obrero y multicultural, hoy de mayor¨ªa india y paquistan¨ª, junto a un cruce bullicioso donde reina el tr¨¢fico desbocado a todas las horas del d¨ªa y el mercado negro de cigarrillos, entre otras sustancias. En ese teatro desnudo, en estado ruinoso y arrasado por un incendio d¨¦cadas atr¨¢s ¡ª¡±carbonizado, devastado por la lluvia y el granizo y, sin embargo, noble, humano, luminoso¡±¡ª, Brook logr¨® materializar todas sus teor¨ªas sobre las artes esc¨¦nicas.
El nombre del lugar era Les Bouffes du Nord, viejo music hall del siglo XIX desertado desde hac¨ªa d¨¦cadas y al borde de la demolici¨®n, que Brook decidi¨® restaurar sin borrar ¡°las marcas que todo un siglo hab¨ªa dejado en sus paredes¡±, conservando el agrietado rojo pompeyano que las sigue ti?endo, entre muchas otras fallas. La reapertura de esta sala de 500 butacas tuvo lugar en 1974 con Tim¨®n de Atenas, obra poco conocida de Shakespare adaptada por Jean-Claude Carri¨¨re, el fiel guionista de Bu?uel, que desde entonces tambi¨¦n fue un inseparable del director brit¨¢nico. Era un teatro a la italiana que Brook travisti¨® de sala isabelina, contra las convenciones burguesas que tanto condicionan al primero: sin tel¨®n, sin decorados, sin cuarta pared, con el p¨²blico sentado en un pu?ado escaso de filas y tambi¨¦n en el suelo, nunca totalmente a salvo de un escupitajo de alg¨²n int¨¦rprete. Lo codirigi¨® hasta 2010, cuando cedi¨® el testigo a otros gerentes sin abandonarlo del todo: all¨ª siguieron estren¨¢ndose todas sus obras. Es un teatro, pero a Brook le parec¨ªa ¡°un patio, una mezquita, una casa¡±. Era el espacio camale¨®nico con el que fantaseaba desde hac¨ªa d¨¦cadas, ¡°capaz de estimular y liberar la imaginaci¨®n¡±, en el que dirigi¨® funciones de una tremenda desnudez.
Cuando le preguntaban por su m¨¦todo de trabajo, este director al¨¦rgico a lo superfluo respond¨ªa citando a Gordon Craig, el gran renovador del teatro brit¨¢nico: ¡°La eliminaci¨®n¡±
Tras sus experiencias agridulces al frente de las grandes instituciones brit¨¢nicas, de la Royal Opera House a la Royal Shakespeare Company, Brook pudo desplegar en Par¨ªs su teor¨ªa del espacio vac¨ªo, despojado de artificios y ornamentos, pero siempre vibrante e inquieto. ¡°Sin b¨²squeda no hay creaci¨®n, esa palabra tan pretenciosa¡±, dec¨ªa su fundador. En Les Bouffes du Nord impuls¨® un teatro del ¡°ensayo y error¡±, como escribi¨® en Tip of the Tongue, uno de sus ¨²ltimos libros, publicado en 2017. Fue partidario del trabajo en equipo, colectivo y horizontal, durante el que surg¨ªa un c¨²mulo de aciertos y fallos que iban cincelando la puesta en escena. ¡°A lo largo de ese proceso, lo innecesario siempre acaba desapareciendo¡±, dec¨ªa Brook. Cuando le preguntaban por su m¨¦todo de trabajo, este director al¨¦rgico a lo superfluo respond¨ªa citando a Gordon Craig, el gran renovador del teatro brit¨¢nico: ¡°La eliminaci¨®n¡±.
Brook cre¨ªa que el teatro era un arte autodestructivo, ¡°escrito sobre la arena¡±, cuya calidad ef¨ªmera lo distingu¨ªa del resto de las artes. Tambi¨¦n era el m¨¢s apto para inspeccionar ese s¨®tano sucio y maloliente que ¨¦l detectaba en las obras de su admirado Shakespeare, un subterr¨¢neo donde resid¨ªa, a su entender, ¡°el fondo sucio de nuestras vidas¡±. Reacio a los cumplidos y a las convenciones, Brook dirigi¨® obras tan abiertas al mundo como el barrio donde se encuentra el escenario que resucit¨® en los setenta, declarado monumento hist¨®rico en 1993. Tras haber trabajado con los grandes del teatro en Inglaterra (Laurence Olivier, Paul Scofield, Glenda Jackson), en Par¨ªs quiso hacerlo con actores no occidentales, como el japon¨¦s Yoshi O?da y el maliense Sotigui Kouyat¨¦, que se integraron r¨¢pidamente a su compa?¨ªa. De la misma manera, sus obras se adentraron en otras tradiciones. El mejor ejemplo es el Mahabharata, inspirado en el gran relato m¨ªtico indio, que ser¨¢ recordado como su espect¨¢culo m¨¢s emblem¨¢tico. ¡°Si queremos hablar del ser humano, no podemos reducirlo al hombre blanco y burgu¨¦s de nuestras sociedades¡±, dec¨ªa Brook, para quien sus semejantes habr¨¢n sido, hasta el final de sus d¨ªas, ¡°el ¨²nico esoterismo que merec¨ªa ser descifrado¡±.
Babelia
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