El c¨®mic dibuja los fallos de la pol¨ªtica espa?ola: del desastre del ¡®Prestige¡¯ a la corrupci¨®n urban¨ªstica
La edici¨®n definitiva de ¡®La cuenta atr¨¢s¡¯, sobre la gesti¨®n del vertido del petrolero en Galicia, se suma a una serie de novelas gr¨¢ficas que han tratado el accidente de metro de Valencia o las protestas en el barrio de Gamonal
Ha pasado un a?o desde el desastre. Las oleadas negras, las gaviotas asfixiadas, los voluntarios embarrados, chapapote en cada esquina. Apenas 12 meses atr¨¢s no se hablaba de otra cosa. Sin embargo, en el arranque del c¨®mic La cuenta atr¨¢s, el Gobierno auton¨®mico considera que ya es hora de olvidar. As¨ª que Otero, subsecretario de Pesca, ofrece una rueda de prensa con un mensaje claro: ¡°La costa est¨¢ en casi su totalidad recuperada¡±. Poco importa que su firmeza se base en n¨²meros manipulados, t¨¦rminos ambiguos y la complicidad de los peri¨®dicos afines. M¨¢s que limpiar la mancha, el objetivo es borrarla de la memoria.
El tebeo de Carlos Portela y Sergi San Juli¨¢n (publicado por ECC Ediciones en castellano y gallego) se vuelca precisamente en lo contrario: parte del final para regresar, mes tras mes, hacia el origen de la cat¨¢strofe. Y repasar de nuevo todo lo que se hizo mal. En la obra nunca se escribe ¡°Prestige¡±. Pero los parecidos son tan evidentes que la novela gr¨¢fica se publica por primera vez en su edici¨®n completa justo cuando se cumplen dos d¨¦cadas del hundimiento del petrolero que contamin¨® el litoral gallego. Un recordatorio de pol¨¦micas, errores y omisiones. Y, tambi¨¦n, una muestra m¨¢s de que la novela gr¨¢fica espa?ola no tiene miedo de pelear en la arena pol¨ªtica.
¡°Creo que el c¨®mic es el medio m¨¢s libre. Para hacer una pel¨ªcula o una serie necesitas una distribuidora, decenas de personas, tal vez una plataforma. Una historieta es cosa de una o dos personas, cuatro como m¨¢ximo. Es mucho m¨¢s f¨¢cil asumir el compromiso de hacerlo. Basta con tu trabajo y, si acaso, una editorial¡±, reflexiona Portela. ¡°Para un filme, hace falta convencer a mucha gente. En un tebeo es m¨¢s f¨¢cil sacar a la luz seg¨²n qu¨¦ temas¡±, agrega Cristina Dur¨¢n, autora junto con Miguel ?ngel Giner de El d¨ªa 3 (Astiberri), una obra sobre la tragedia del metro de Valencia que cost¨® la vida a 43 personas en 2006 y que obtuvo el Premio Nacional de C¨®mic en 2019.
La lista contin¨²a alarg¨¢ndose en los ¨²ltimos tiempos. En 2020, Yo, mentiroso (Norma Editorial), de Antonio Altarriba y Keko, apunt¨® ya desde su t¨ªtulo al uso sistem¨¢tico de la manipulaci¨®n en las cloacas del sistema. Y el a?o pasado, Sergio Izquierdo Betete y Mar¨ªa de la Fuente Soro relataron en Gamonal: en el eco de un mismo recuerdo (La Oveja Roja) las protestas contra una operaci¨®n urban¨ªstica que llevaron a un barrio de Burgos hasta las portadas de la prensa nacional. Pr¨®ximamente, adem¨¢s, ?Garc¨ªa! (Astiberri), de Santiago Garc¨ªa y Luis Bustos, terminar¨¢ con un cuarto tomo una saga que mezcla corrupci¨®n, independentismo, nostalgia franquista y un bipartidismo que se al¨ªa contra la pol¨ªtica emergente. Y otro Premio Nacional de C¨®mic reconoci¨®, el a?o pasado, el valor de Primavera para Madrid (Autsaider), de Magius, probablemente una de las s¨¢tiras m¨¢s mordaces y atrevidas que se haya visto jam¨¢s de la c¨²pula del poder espa?ol, desde los Reyes hasta el peque?o Nicol¨¢s. Estilos, g¨¦neros y tramas distintos, pero con un punto de contacto: apuntar con el l¨¢piz hacia los fallos de los gobernantes. Tanto que casi todas estas obras retratan tambi¨¦n el otro lado del esc¨¢ndalo: manifestaciones e indignaci¨®n ciudadana.
La cuenta atr¨¢s, en realidad, se edit¨® ya en 2008. ¡°Fuimos de los pioneros¡±, se r¨ªe Portela. Pero hab¨ªa permanecido in¨¦dito el ep¨ªlogo de la historia, que el guionista escribi¨®, pero nunca logr¨® publicar. Ahora considera que es un buen momento para revelarlo, entre otras razones porque no ve que las cosas hayan cambiado mucho desde la cat¨¢strofe: ¡°Del caso del Prestige queda una sensaci¨®n general de que la gente respondi¨® bien, pero no se gestion¨® adecuadamente. Creo que no caduca, que podr¨ªa volver a ocurrir ma?ana¡±. Porque sus vi?etas no apuntan solo a la clase pol¨ªtica: se dibujan periodistas dominados por la ambici¨®n personal y ciudadanos que se dejan comprar por una lluvia de subvenciones; en las vi?etas caben marineros que ven su futuro barrido por el petr¨®leo, as¨ª como el choque entre la marea negra y la de voluntarios dispuestos a frenarla.
¡°Fue el primer gran caso de fake news. Al principio se dijo que solo era una mancha. El problema no es que se rompa un petrolero, sino qu¨¦ le cuentas a la gente. No fue cosa solo de un determinado gobierno [el PP presid¨ªa tanto el Ejecutivo Nacional, con Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, como el gallego, con Manuel Fraga], es probable que con otro partido hubiera sido lo mismo. Y el Prestige tambi¨¦n ense?¨® lo que somos como sociedad. En cuanto aparece el dinero, hay gente que se calla y ya est¨¢¡±, insiste Portela. Y ampl¨ªa su discurso m¨¢s all¨¢ del petr¨®leo: cita la gesti¨®n de los incendios, cuando el presidente socialista Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero hablaba de ¡°desaceleraci¨®n¡± antes de verse obligado a reconocer la crisis de 2008, o el accidente ferroviario de Santiago de Compostela de 2013. Afirma que la reacci¨®n de muchos espont¨¢neos ante el drama del Prestige le enorgullece, pero que la clase pol¨ªtica a menudo, como muestra su tebeo, ¡°juega con que la gente no tenga memoria¡±.
Por eso tambi¨¦n Cristina Dur¨¢n y Miguel ?ngel Giner dibujaron El d¨ªa 3. Ya exist¨ªa un libro-investigaci¨®n de la periodista del diario Levante Laura Ballester, en el que se basaron ¡ªla redactora es coguionista del c¨®mic¨D. Pero, a los hechos, un tebeo puede sumar im¨¢genes m¨¢s poderosas que muchas palabras: como una mancha de sangre dibujada ante las escaleras que bajan al metro. O los tent¨¢culos que sustituyen el rostro de algunos responsables pol¨ªticos. ¡°Las v¨ªctimas quer¨ªan que aparecieran todos los nombres, y que quedara claro qui¨¦n hab¨ªa dicho cada cosa. Tomamos la opci¨®n de no dibujarles la cara porque pensamos que no se lo merec¨ªan, para deshumanizarles¡±, relata Dur¨¢n.
En lugar de la reconstrucci¨®n documental, Portela eligi¨® la ficci¨®n. Aunque la frontera, en La cuenta atr¨¢s, es muy sutil: ¡°Eso te permite hablar mucho m¨¢s sin acabar en un juzgado. En Galicia todos sabemos cosas que a lo mejor no se podr¨ªan demostrar ante un tribunal, pero que vivimos o nos contaron en primera persona. Puedo garantizar que el 95% de lo que sale en el c¨®mic es real¡±. Est¨¢ todo guardado en su memoria. Ahora, adem¨¢s, queda grabado en vi?etas.
Babelia
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