¡°Muchos nos forramos con el ¡®Prestige¡±
Pescadores gallegos a?oran las grandes subvenciones tras la marea negra, mientras otros vecinos lamentan el da?o
El grito de una gaviota es lo ¨²nico que rompe el silencio en las estrechas calles de Mux¨ªa. La gente descansa y duerme la siesta. El mar est¨¢ hoy tranquilo. Este pueblo gallego se aventura al Atl¨¢ntico en forma de pen¨ªnsula. Sus casas de apelotonan como si se estuvieran protegiendo hombro con hombro del viento h¨²medo. Algunas fachadas est¨¢n gastadas por el salitre. El aire huele a mar, las barcas y aparejos de pesca aparecen en cualquier esquina y las olas conforman un rumor de fondo. Es el coraz¨®n de la Costa da Morte.
Al sur de Mux¨ªa se encuentra la peque?a playa de O Coido, formada por rocas redondas y grandes. Es la zona cero de la cat¨¢strofe del Prestige, el petrolero que, hace ahora 15 a?os, naufrag¨® empapando de fuel 2.000 kil¨®metros de costa. La desgracia arranc¨® en esta cala, a la que llegaron las primeras manchas. A pocos metros puede verse un secadero natural de congrios. Las redes lucen colgadas con el oc¨¦ano de fondo. Al lado viven Juan y Nita. ?l est¨¢ jubilado y le ayuda a ella a mantener el secadero. Desde la puerta de su casa hablan: ¡°Creo que somos los ¨²nicos que no vimos un peso por el Prestige. Aqu¨ª la gente se forr¨®¡±.
Juan y Nita solicitaron una indemnizaci¨®n al Gobierno gallego cuando Sanidad les prohibi¨® continuar con su actividad en el secadero de pescado. ¡°Pero nos dijeron que hab¨ªa sido calificado como conservera y que las conserveras no recib¨ªan ayudas¡±, dice Nita. As¨ª que se quedaron en tierra de nadie. ¡°No pod¨ªamos trabajar y tampoco nos daban ayudas. Somos la excepci¨®n, se nos qued¨® cara de tontos¡±.
Cuenta Nita que, en casa de sus vecinos, pescadores, entraba ¡°un mill¨®n de pesetas al mes¡±. Juan a?ade: ¡°Aqu¨ª a los 14 d¨ªas ya estaba el dinero circulando. Nunca vi tanto dinero junto como cuando el Prestige. Tanto hab¨ªa que, cuando termin¨® la veda, algunos mari?eiros manchaban de aceite el pescado de las capturas para enga?ar a la Xunta y a ver si les estiraban las ayudas uno o dos meseci?os m¨¢is¡¡±.
Regados
La historia es conocida. Seg¨²n el informe de la investigaci¨®n, a las 15:10 horas del 13 de noviembre de 2002, a bordo del petrolero monocasco Prestige se escucha un fuerte golpe. En ese momento navegaba frente al cabo Finisterre en medio de un temporal. El barco se escora y se abre una v¨ªa de agua. Cinco minutos despu¨¦s se emite una se?al de socorro. Era mi¨¦rcoles.
¡°A m¨ª desde el primer mes me empezaron a dar 2.000 euros al mes m¨¢s 6.000 euros de indemnizaci¨®n. Gan¨¢bamos mucho m¨¢s que si hubi¨¦ramos salido al mar. Fueron vacaciones y sueldo fijo".
La tripulaci¨®n es evacuada y llegan los remolcadores, pero el capit¨¢n, todav¨ªa a bordo, se niega. Una jugosa recompensa de la aseguradora para quien rescate el barco en caso de accidente bloquea la operaci¨®n que hubiera podido impedir la marea negra. El oleaje empeora el escenario y el barco llega al jueves a la deriva y sin posibilidad ya de ser remolcado. En Galicia se da la voz de alarma: se viene otra cat¨¢strofe.
El barco se aleja de tierra a la deriva durante cuatro d¨ªas. El martes 19 de noviembre se parte por la mitad y se hunde. Est¨¢, en ese momento, a unos 250 kil¨®metros de la Costa da Morte.
¡°Yo dije: se acab¨®, esto acaba con todo. Se nos acab¨® la vida¡±. Quien habla pide ocultar su nombre. Es un pescador de la Costa da Morte que vio llegar a Mux¨ªa las primeras manchas de fuel. ¡°Nos dicen que la flota se queda amarrada hasta nuevo aviso y que se viene una veda. Toda la gente del mar empez¨® a desfilar por los ayuntamientos para preguntar. Nos explicaron que todos ¨ªbamos a recibir dinero por los da?os. En una semana los alcaldes ya ten¨ªan la pasta. As¨ª que la gente se puso a enrolar r¨¢pidamente a mujeres e hijos que tuvieran los t¨ªtulos¡±, explica.
Otro marinero participa en la conversaci¨®n. ¡°A m¨ª desde el primer mes me empezaron a dar 2.000 euros al mes m¨¢s 6.000 euros de indemnizaci¨®n. Pero lo patrones se llevaban mucho m¨¢s. Gan¨¢bamos mucho m¨¢s que si hubi¨¦ramos salido al mar. Fueron vacaciones y sueldo fijo. Est¨¢bamos todos contentos de carallo, la verdad¡±.
Antes y despu¨¦s de la cat¨¢strofe
EL PA?S ofrece un recorrido visual por varias localizaciones que se vieron afectadas tras el vertido del petrolero griego.
El primer marinero retoma: ¡°Se pag¨® y se pag¨® muy bien. Los alcaldes no pon¨ªan ni una pega. Le daban dinero hasta a quienes sab¨ªan que hab¨ªan sido enrolados a ¨²ltima hora. La gente se compr¨® pisos y coches, no te exagero. Esto es feo decirlo, pero aqu¨ª, entre la gente del mar, se escucha que ojal¨¢ otro Prestige¡±. ¡°?Otro? Interrumpe el primer pescador. ¡°Ojal¨¢ otros ocho¡±. Despu¨¦s aclara, como si acabase de escuchar su propia voz: ¡°A ver, el da?o fue grande y a m¨ª me dio mucha pena. Yo mismo sal¨ª a limpiar. Pero es que nosotros nos jugamos la vida. Y nos dieron m¨¢s dinero del que vimos nunca y no ten¨ªamos que salir al mar¡±.
A los pocos meses del accidente, los alcaldes de la Costa da Morte volvieron a ganar. Como la mayor¨ªa de ellos eran del PP, las reelecciones generaron incomprensi¨®n en una parte de la poblaci¨®n que culpaba a los populares de la cat¨¢strofe. Tampoco en los pueblos de la costa hubo apenas protestas tras el hundimiento, a diferencia de las manifestaciones que se suced¨ªan en Santiago, Vigo o A Coru?a.
¡°Est¨¢ claro que esto se reg¨® de millones y eso dej¨® a la gente tranquila. Pero te voy a decir algo: ?qu¨¦ culpa tuvieron los alcaldes de aqu¨ª de que se hundiera un petrolero? ?Qu¨¦ tiene que ver una cosa con la otra?¡±, dice uno de los pescadores. Y a?ade: ¡°Ah¨ª fuera lo politizaron, pero aqu¨ª lo ve¨ªamos de otra manera: hubo un accidente y nos ayudaron a no arruinarnos. ?Por qu¨¦ ¨ªbamos a protestar? De hecho, en Mux¨ªa, hubo un par de manifestaciones. Y en ellas no ve¨ªas a nadie del pueblo¡±.
Las centollas del Papa
Al pie de un faro bajo el que baten las olas, nos cita un mariscador de la Costa da Morte. De nuevo, pide mantener el anonimato. A Paco -como se hace llamar en esta charla- le sorprendi¨® el desastre del Prestige sin enrolar. ¡°Estaba haciendo papeleo para adquirir un barco. Cuando quise ir a pedir las ayudas no ten¨ªa c¨®mo¡±. As¨ª que Paco, por incre¨ªble que parezca, decidi¨® salir al mar en plena marea negra. ¡°Intent¨¦ gestionar las ayudas durante unos meses, pero en enero tuve que tomar una decisi¨®n, as¨ª que me hice furtivo. Y me forr¨¦¡±.
"En una semana los alcaldes ya ten¨ªan la pasta. As¨ª que la gente se puso a enrolar r¨¢pidamente a mujeres e hijos que tuvieran los t¨ªtulos"
El vertido del Prestige oblig¨® a una veda de un a?o. Durante ese tiempo, ni pescadores ni mariscadores salieron al mar. En Galicia, las capturas est¨¢n reguladas y hay vedas c¨ªclicas para todas las especies. ¡°Pero nunca se cumplen porque salen los furtivos. No hay vedas reales. En cambio, la del Prestige, creo que fue la primera veda de verdad. La gente ten¨ªa dinero as¨ª que no sal¨ªan. Solo 7 o 8 en toda la costa fuimos al mar esos meses¡±, dice Paco.
¡°Buscaba los sitios claros, sin chapapote, y sacaba cientos de kilos de centollas y pulpo. No ten¨ªa competencia. Bajaba y me encontraba enjambres de centollas. Ten¨ªa que ir separ¨¢ndolas para coger solo a partir de kilo y medio. Sub¨ªa pulpos de hasta doce kilos. Un d¨ªa saqu¨¦ 800 kilos de centollas¡±.
Paco se hizo de oro. ¡°Me constru¨ª una casa. Me compraban los restaurantes la mercanc¨ªa. Pagaban muy bien porque hab¨ªa mucha escasez. Yo les llevaba las centollas y ellos las met¨ªan en agua para ver si soltaban aceite o fuel. Las ol¨ªan -Paco hace el gesto de oler algo en sus manos-, las compraban y me dec¨ªan: ¡®tr¨¢enos m¨¢s de este sitio¡¯¡±.
¡°?Y sabes qui¨¦nes iban a esos restaurantes a comer? Pues los voluntarios que ven¨ªan a limpiar. Y los militares. Y todo dios. ?Pero si yo vend¨ª las centollas que le dieron al Papa cuando visit¨® Madrid en mayo! Estar, estaban todos muy afectados, pero nadie quer¨ªa de parar de comer marisco¡±.
Defiende este mariscador -que tras la veda se enrol¨® y legaliz¨® su situaci¨®n- su actuaci¨®n: ¡°Yo ten¨ªa que trabajar, me quedaba sin nada si no. Y me la jugaba: pon¨ªa por la costa a chavales para que avisaran si ven¨ªa la Guardia Civil y otros m¨¢s me ayudaban a cargar la furgoneta. Lo hac¨ªa siempre de noche. En una hora sacaba cientos de kilos. La riqueza y cantidad de marisco que se dio durante la marea negra fue incre¨ªble. Nunca pas¨® nada igual en Galicia. Solo murieron las coquinas y los berberechos. El resto se multiplic¨®. Fue la veda que de verdad necesit¨¢bamos. El primer d¨ªa que salieron los pesqueros un a?o despu¨¦s tra¨ªan m¨¢s de una tonelada de pulpo. La mano del hombre es mucho peor que el chapapote para el mar¡±.
Los que no cobraron
?ngel regenta un albergue en Mux¨ªa. Desde la playa de O Coido, donde el chapapote toc¨® costa por primera vez, vio ?ngel el Prestige a la deriva hace quince a?os. Vio, tambi¨¦n, c¨®mo se alejaba. ¡°Ten¨ªan que haberlo metido en una r¨ªa, hombre. Fastidiar solo una. Pero nadie quer¨ªa. Las que ten¨ªan calado eran A Coru?a y Vigo, pero f¨ªjate que Paco V¨¢zquez [alcalde coru?¨¦s en aquella ¨¦poca] dijo que, si le met¨ªan ah¨ª el barco, lo ca?oneaba. Al final nos manchamos todos¡±
?ngel, su esposa Celia y tres mujeres m¨¢s (Rosa, Lita y Luisa) fueron los primeros voluntarios. ¡°Bajamos a la playa a intentar limpiar. Y enseguida empezaron a llegar voluntarios de todas partes. Primero universitarios y despu¨¦s militares. Hab¨ªa gente de toda Europa¡±.
¡°Aqu¨ª cobr¨® dinero hasta Mar¨ªa Sant¨ªsima¡±, dice ?ngel. ¡°?Menos sabes qui¨¦n? Los que ayudamos¡±. ?ngel consegu¨ªa todo lo que voluntarios y militares le solicitaban, limpiaba fregaba, prestaba ropa¡ Su mujer, Celia, se pon¨ªa a cocinar para 1.100 personas cuando terminaba su turno en un taller de costura de Inditex. ¡°Sal¨ªa a las siete y me pon¨ªa a hacer potajes, ensaladas, sopas¡ Despu¨¦s freg¨¢bamos y recog¨ªamos. As¨ª durante meses. Era como otro trabajo, pero sin cobrar¡±.
"Buscaba los sitios claros, sin chapapote, y sacaba cientos de kilos de centollas y pulpo. No ten¨ªa competencia. Gan¨¦ tanto dinero que me hice una casa".
Celia y ?ngel no recibieron ning¨²n tipo de compensaci¨®n por su solidaridad. ¡°Tampoco era lo que quer¨ªamos. Lo hicimos por ayudar. Es lo que podemos sacar de positivo de aquella desgracia, que despert¨® el lado m¨¢s solidario de la gente¡±, dice ?ngel.
?Y qu¨¦ opin¨¢is de la gente que dice ojal¨¢ otro Prestige? ¡°Que son tontos. Primero porque ahora no hay dinero como entonces. Y no iban a ver un peso. Despu¨¦s porque no se dan cuenta de que mucho de ese dinero era para que estuvieran callados. Y finalmente porque solo piensan en ellos mismos y no en todo el da?o que hizo aquello. Ojal¨¢ que no pase nunca m¨¢s¡±.
LA CAT?STROFE DEL 'PRESTIGE'
Noticias, reportajes e im¨¢genes sobre el 15? aniversario de la cat¨¢strofe
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