?Qui¨¦n re¨²ne los restos del arte contempor¨¢neo?
La colecci¨®n [M]UMoCA recoge los desechos de los creadores para darle una vida a ¡°todo lo que no sirve, lo que nunca lleg¨® a ser arte¡±
La ¨²ltima pieza adquirida por la colecci¨®n [M]UMoCA, que se autodefine como ¡°Antimuseo¡± y est¨¢ en Madrid, es un conjunto de tornillo, tuerca y rodamiento desprendidos de una serie escult¨®rica del artista esloveno Toma? Furlan durante su montaje en la feria de Arco de 2020; sus medidas son las habituales en los objetos que conforman la obra y su coste fue de cinco euros. En palabras de sus directores, la artista peruana Mar¨ªa Mar¨ªa Acha-Kutscher y el escritor y artista visual espa?ol Tom¨¢s Ruiz-Rivas, la colecci¨®n est¨¢ formada exclusivamente por restos de los procesos creativos de los artistas: desechos, fragmentos y pruebas fallidas. Cuenta en sus fondos con impresiones descartadas por la propia Acha-Kutscher durante la realizaci¨®n de sus piezas Fuck your morals. Femen y Anti-Kavanaugh Protest y un dep¨®sito de pintura acumulado en una esquina de la paleta despu¨¦s de limpiarla del murciano Jaime Aledo, as¨ª como con una tarjeta de memoria con tomas desechadas en la edici¨®n de los v¨ªdeos de Una historia de fantasmas, obra de la artista madrile?a Nieves Correa; un trozo de la pieza Ohh (self-portrait), de Davis Lisboa, y un fragmento de escayola de los moldes para la elaboraci¨®n de una de las piezas de la instalaci¨®n R de resistencia o la verg¨¹enza de ser hombre, del madrile?o Ram¨®n Mateos: se da?¨® durante el proceso de fraguado y representa un dedo, ¡°probablemente el ¨ªndice de la mano derecha¡±.
La colecci¨®n [M]UMoCA es definida por sus responsables como ¡°el museo m¨¢s pobre del mundo¡± que, debido a sus ¡°muchas carencias materiales¡±, desarrolla su programa expositivo siempre ¡°de manera clandestina¡±, en otras instituciones culturales o en la v¨ªa p¨²blica, como Indignadas, de Acha-Kutscher, que se colg¨® en la fachada de un local abandonado de la calle Alcal¨¢ de Madrid en enero de 2020. En los ¨²ltimos a?os, ese programa ha incluido una performance de la artista multidisciplinar espa?ola Mar¨ªa Gimeno en el Museo del Prado (Infiltrada, 2020), una acci¨®n redentora de Nieves Correa en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sof¨ªa (Actos de memoria, 2021), otra del P.A.R.A.S.I.T.E. Museum of Contemporary Art del esloveno Tadej Poga?ar y una protesta de la plataforma ciudadana ficticia Apcom (Artistas Precarios Contra la Opulencia Institucional) frente al Reina Sof¨ªa.
Al tratarse de acciones art¨ªsticas circunstanciales en las calles y en instituciones ¡°infiltradas¡± por los creadores, todas ellas podr¨ªan haber desaparecido de no haber sido incorporadas a la colecci¨®n [M]UMoCA. Es as¨ª un museo tanto material como inmaterial, un ¨¢mbito de documentaci¨®n y de exposici¨®n en igual medida que de cuestionamiento y subversi¨®n de las ideas establecidas en torno a qu¨¦ puede ser documentado y exhibido, por qui¨¦n y c¨®mo.
La colecci¨®n es mucho m¨¢s antigua de lo que podr¨ªa parecer. Existe desde 1993, cuando sus responsables comenzaron a exhibir obras en una nave industrial en desuso en el barrio madrile?o de Prosperidad. M¨¢s tarde se instalaron en un local de la calle de Mantuano, donde, adem¨¢s, con la finalidad de desarrollar ¡°estrategias de arte comunitario en el espacio p¨²blico¡± a trav¨¦s de intervenciones en el Parque del Retiro y la plaza de Prosperidad, celebraron varias love parties y expusieron obras de artistas como Miguel Ventura, Tom Lavin, Martin Kreen, Javier P¨¦rez Aranda y Luis Gil.
En 2007, debido al creciente conflicto con el Ayuntamiento de Madrid, el Antimuseo cerr¨® oficialmente sus puertas, pero desde entonces desarrolla un muy importante programa de publicaciones. Sus responsables contin¨²an realizando acciones art¨ªsticas en varios pa¨ªses, ampliamente documentadas en su web, y son especialmente visibles en el ¨¢mbito del activismo. Como afirma la ensayista argentina Graciela Speranza, quien public¨® este a?o Lo que no vemos, lo que el arte ve (2022), el Antimuseo ¡°funde las figuras del coleccionista y el trapero que iluminaron a Walter Benjamin¡±. ¡°Fuera de toda servidumbre, sin funci¨®n, sin utilidad, sin lugar en el museo ni el mercado, estos restos despreciados¡±, escribe Speranza, ¡°pueden, sin embargo, extra?ar la mirada sobre las cosas, los l¨ªmites del arte, los museos, las cifras obscenas del coleccionismo imperante y el sentido de los nuevos desechos que vamos dejando: tarjetas de memoria descartada, c¨®digos QR, stickers y hashtags que se mezclan ahora con los restos de pintura acumulados en una esquina de la paleta despu¨¦s de limpiarla¡±.
Un n¨²mero nada desde?able de expertos considera que lo relevante del arte contempor¨¢neo es aquello que este tiene para decirnos acerca de la sociedad en la que vivimos; pero lo hace ofreciendo m¨¢s preguntas que respuestas. De todas ellas, la m¨¢s importante es qu¨¦ determina que algunas pr¨¢cticas sean consideradas art¨ªsticas y otras no, y por qu¨¦. ?Qu¨¦ sociedad es esta en la que estas cosas son llamadas arte? Los directores del Antimuseo abordan este asunto dando forma a una colecci¨®n compuesta por ¡°todo lo que no sirve, lo que nunca lleg¨® a ser arte¡±. ¡°El artista¡±, escribi¨® August Strindberg, ¡°es aquel que pone la mirada all¨ª donde los dem¨¢s la retiran¡±; por ejemplo, en los desechos, los escombros, los restos materiales de unas pr¨¢cticas solo parcialmente rendidas a las instituciones y al mercado.
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