El hijo de Jos¨¦phine Baker, la artista negra que rompi¨® todos los moldes: ¡°Ten¨ªa miedo de que fu¨¦ramos intolerantes¡±
Jean-Claude Bouillon-Baker, uno de los 12 hijos adoptivos de la ic¨®nica bailarina y activista, ensalza su lucha contra el racismo tras la publicaci¨®n de un c¨®mic sobre su vida
La esencia de Jos¨¦phine Baker (San Luis, Misuri, 1906-1975) flota en todos los rincones del Lovo Bar, una cocteler¨ªa en pleno Barrio de las Letras de Madrid. No solo por las fotograf¨ªas de la ic¨®nica bailarina y activista que cubren los muros o los c¨®cteles inspirados en su vida, sino por la recreaci¨®n del ambiente de los ¡°locos a?os veinte¡±. Jean-Claude Bouillon-Baker se detiene ante una foto de ella posando bizca que decora el hueco de la escalera. ¡°Mira, ?qu¨¦ graciosa!¡±, comenta ensimismado. Este hombre de 68 a?os, quinto hijo de los 12 que adopt¨® Jos¨¦phine Baker, acudi¨® el mi¨¦rcoles al bar para hablar con EL PA?S de la novela gr¨¢fica Jos¨¦phine Baker, que hace un repaso a la vida de su madre, publicada en espa?ol la semana pasada por la editorial Salamandra y en la que ¨¦l particip¨® como asesor en el guion.
El c¨®mic, dibujado por Catel Muller y guionizado por Jos¨¦-Louis Bocquet, especialistas en plasmar vidas de personajes c¨¦lebres en vi?etas, es una biograf¨ªa ilustrada que recorre el inusual camino de la bailarina, nacida en Misuri, y que se convirti¨® en la primera estrella negra mundial. El ritmo acelerado de este tebeo es necesario para abarcar la mayor parte de sus vivencias. Jean-Claude fue el impulsor de este proyecto: ¡°Quer¨ªa hacer llegar la historia de la vida de Jos¨¦phine a los m¨¢s j¨®venes. Para ello, buscaba un g¨¦nero m¨¢s l¨²dico y pens¨¦ en el c¨®mic. Contact¨¦ en 2013 con Catel y Bocquet. ?Lo que no pod¨ªa imaginar es que fuera a entrar en el Pante¨®n! Con eso ya lo tengo todo hecho, ahora todos los profesores hablar¨¢n de ella a sus alumnos. No hay semana que pase en Francia sin que se inaugure un colegio o instituto con su nombre¡±.
Hace menos de un a?o, el 30 de noviembre de 2021, Baker entr¨® en el Pante¨®n de Francia. Esa fecha coincid¨ªa con el aniversario de su obtenci¨®n de la nacionalidad francesa, que recibi¨® al casarse en 1937 con Jean Lion, el tercero de sus cuatro maridos (tuvo adem¨¢s varios amantes con los que no se cas¨®). Para su hijo, que Baker fuera la primera mujer negra en entrar en el mausoleo de los franceses m¨¢s ilustres es algo excepcional: ¡°Acudieron m¨¢s de mil personas a la ceremonia. Me sorprendi¨® mucho ver a Marine Le Pen [la l¨ªder del partido ultraderechista Frente Nacional], pero tambi¨¦n me puso contento: demostraba hasta qu¨¦ punto mi madre era un icono consolidado para todos los franceses¡±. En su c¨¢mara f¨²nebre est¨¢ rodeada de escritores como Victor Hugo, ?mile Zola o Maurice Genevoix, lo que despierta el orgullo de Bouillon-Baker, que tambi¨¦n es autor de varios libros.
Cuando Jos¨¦phine cruz¨® el Atl¨¢ntico en 1925 con 19 a?os, Francia le ofreci¨® todo lo que Estados Unidos le hab¨ªa negado hasta entonces: ser una ciudadana m¨¢s. ¡°Al llegar a Par¨ªs, sale del infierno para entrar en el para¨ªso. Fue una mujer embriagada por su agradecimiento infinito a la patria que la acogi¨®. El primer d¨ªa de la Segunda Guerra Mundial anunci¨®: ¡®Francia me ha hecho ser lo que soy y puede pedirme lo que quiera¡¯. Fue ella quien busc¨® unirse a los servicios secretos franceses, para ser esp¨ªa contra los nazis y utilizar su popularidad para colarse en las embajadas, transcribir mensajes secretos en partituras¡¡±, explica Bouillon-Baker. Incluso afrances¨® su nombre, a?adiendo un acento en la ¡°e¡± de Jos¨¦phine y corrigiendo a quien pronunciara su apellido a la inglesa: ¡°?Es Bah-ker, no Bei-ker!¡±.
Aunque a sus hijos adoptivos no les habl¨® de la miseria que sufri¨® durante la ¨¦poca de la segregaci¨®n racial en Estados Unidos, o de su papel de esp¨ªa en la Resistencia durante la Ocupaci¨®n nazi de Francia, ellos lo adivinaron muy pronto. Su hijo recuerda el d¨ªa en que dos helic¨®pteros bajaron al castillo de Milandes, donde viv¨ªan, para hacerle entrega de la cruz de la Legi¨®n de Honor. En ese amplio terreno de la regi¨®n de Dordo?a (al sur de Francia) que compr¨® Jos¨¦phine cuando se cas¨® en 1947 con su cuarto marido, Joseph Bouillon, se instal¨® para formar una familia con 12 hu¨¦rfanos que hab¨ªa dejado a su paso la guerra en todo el mundo. Primero, la pareja adopt¨® a dos ni?os en Jap¨®n, luego llegaron un colombiano y un finland¨¦s. Jean-Claude, franc¨¦s, fue el quinto¡ Poco a poco fueron llegando nuevos hermanos para formar lo que la cantante denomin¨® ¡°la tribu arco¨ªris¡±.
¡ª?C¨®mo era Jos¨¦phine como madre?
¡ªMuy cari?osa. Adoraba a los ni?os y a los animales. Ten¨ªa un amor inconmensurable que dar porque no pod¨ªa tener hijos propios. A veces pod¨ªa tener alg¨²n gesto severo porque tem¨ªa que, al hacernos mayores, ya no nos trat¨¢ramos como hermanos. Su pesadilla era esa, que no vivi¨¦ramos esa utop¨ªa de la fraternidad innata de los seres humanos que ella ide¨® junt¨¢ndonos a todos. Recuerdo una vez cuando ¨¦ramos peque?os que, mientras est¨¢bamos comiendo juntos en la mesa de la cocina, le hice un comentario a mi hermano Akio sobre su pa¨ªs para chincharlo y se puso a llorar. Mi madre se enter¨® de lo que hab¨ªa hecho. Ella ten¨ªa un atizador en la mano y me cay¨® un buen golpe en la espalda. Pero no era violenta, solo ten¨ªa miedo de que fu¨¦ramos intolerantes.
¡ª?Y lo consigui¨®?
¡ªPor supuesto, fue un ¨¦xito. Seguimos todos en contacto. El pasado domingo qued¨¦ con dos de mis hermanos para inaugurar unas viviendas sociales en su honor. Para nosotros su legado m¨¢s evidente es la tolerancia.
Adem¨¢s del castillo de Milandes, el matrimonio Bouillon-Baker hab¨ªa construido a su alrededor un complejo tur¨ªstico bautizado Pueblo del Mundo, que inclu¨ªa un hotel-restaurante, un museo de cera, una sala de espect¨¢culos, un minigolf, pistas de tenis y piscinas. A pesar de esto, Jean-Claude aclara que ¨¦l y sus hermanos hac¨ªan una disociaci¨®n absoluta entre el mito que encarnaba Jos¨¦phine y su papel como madre: ¡°En casa ya no era la Baker. Cuando alguna vez sal¨ªa por la tele cantando medio desnuda la apagaba muy r¨¢pido y disimulaba diciendo que esa no era ella. Porque ella quer¨ªa que la vi¨¦ramos como nuestra madre, no se exhib¨ªa como bailarina¡±. En su casa no se hablaba de m¨²sica, de baile o de canto. ¡°Es raro¡±, cuenta, ¡°mi padre era violinista y dej¨® su instrumento para construir Milandes. Creo que mi madre ten¨ªa miedo: pensaba que su caso era tan excepcional, que hab¨ªa tenido tanta suerte, que no quer¨ªa que sufri¨¦ramos una decepci¨®n si no ten¨ªamos el mismo ¨¦xito¡±.
¡ª?Cu¨¢l fue el momento con ella que m¨¢s le marc¨®?
¡ªUn momento que destaco es cuando comprend¨ª que era una artista. Ten¨ªa nueve a?os y estaba internado en una escuela en Suiza, a m¨¢s de mil kil¨®metros de mi casa, y era infeliz all¨ª. As¨ª que decid¨ª cometer una trastada voluntariamente para que me echaran, porque sab¨ªa que mi madre estaba en ese momento de gira por Z¨²rich. Rob¨¦ una barrita de chocolate del armario de mi compa?ero. Estuve todo el d¨ªa angustiado sin saber c¨®mo reaccionar¨ªa. Al final la vi llegar al hotel, rodeada de una nube de periodistas. Me vio, me cogi¨® en sus brazos y ya nunca m¨¢s hablamos de ello. Esa noche, me dijo que fuera a verla al teatro. Yo estaba al final de la sala y cuando apareci¨® en el escenario vi a todo el p¨²blico ovacionarla. La adoraban, la admiraban y me dije: ¡°Ahora entiendo qui¨¦n es mi madre¡±. Quiz¨¢ lo que m¨¢s nos falt¨® a cada uno de los hijos fue tener momentos a solas con ella, que nos amara de forma un poco m¨¢s individual.
En el libro que public¨® Jean-Claude en 2012 sobre su infancia, Un ch?teau sur la lune, le r¨ºve bris¨¦ de Jos¨¦phine Baker (Un castillo en la luna, el sue?o roto de Jos¨¦phine Baker), relata: ¡°Ella era la novelista de su propia existencia. Escribi¨® su historia sin saberlo¡±. Su hijo rememora entonces una imagen que contempl¨® durante horas cuando de peque?o se col¨® en el museo de cera de Milandes dedicado a la vida de su madre: era una estatua de una ni?a negra con una pandereta y un vestido de tafet¨¢n, como una peque?a Esmeralda de Nuestra Se?ora de Par¨ªs, en un escenario improvisado. Representaba a la Jos¨¦phine de ocho a?os, en una de sus actuaciones del s¨®tano de su casa en San Luis. La escena estaba iluminada con velas metidas en viejas latas de conservas. ¡°Llegu¨¦ a una conclusi¨®n: ella es un astro, y todos los dem¨¢s, estrellas que gravitamos a su alrededor¡±.
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