El Prado rectifica sus cartelas: Mar¨ªa Tudor deja de exhibirse como ¡°mujer poco agraciada¡±
El museo inaugura un nuevo itinerario para poner en valor a las mujeres mecenas que contribuyeron a enriquecer la colecci¨®n
Al igual que otras grandes instituciones hist¨®ricas, el Museo del Prado lleva a?os tratando de dar visibilidad a las mujeres artistas. Clara Peeters, Sofonisba Anguissola o Lavinia Fontana han protagonizado relevantes exposiciones temporales. Tambi¨¦n se ha mostrado la obra de numerosas artistas espa?olas nacidas entre finales del XIX y principios del XX. Lo que hasta ahora no se hab¨ªa abordado es el relevante papel de quienes fueron las promotoras art¨ªsticas de las colecciones del museo. El papel de estas reinas, princesas y arist¨®cratas lo resume el director de la pinacoteca, Miguel Falomir, al recordar que si se retiraran de las salas del museo todas las obras encargadas o adquiridas por mujeres, la calidad del museo decrecer¨ªa de manera alarmante. Se refiere a cuadros tan admirados como El descendimiento, de Van der Weyden; Carlos V en la batalla de M¨¹hlberg, de Tiziano; las esculturas en bronce fundido de Felipe II y Mar¨ªa de Hungr¨ªa confiadas a Pompeo y Leone Leoni, o La Sagrada Familia rodeada de santos de Rubens, entre otras muchas obras maestras indiscutibles.
Por ello, el museo ha inaugurado un nuevo itinerario, titulado El Prado en femenino, producto de parte de las investigaciones expuestas en el simposio celebrado en marzo de este a?o. El encuentro de acad¨¦micos tendr¨¢ su prolongaci¨®n los d¨ªas 6 y 7 del pr¨®ximo mes de marzo.
El itinerario, realizado en colaboraci¨®n con el Instituto de las Mujeres del Ministerio de Igualdad, que desde hoy se puede seguir en el museo, da cuenta de las investigaciones de Noelia Garc¨ªa P¨¦rez, profesora de Historia del Arte en la Universidad de Murcia. El periodo que abarca va de 1451 hasta 1633: desde Isabel la Cat¨®lica hasta Isabel Clara Eugenia.
Para conocer lo que hicieron estas importantes mecenas, la primera sala exhibe obras en las que ellas aparecen homenajeadas en pinturas y en una escultura. La creaci¨®n de este itinerario, explica la investigadora, ha ofrecido la oportunidad, por un lado, de exponer algunas piezas que permanec¨ªan hasta ahora en los almacenes de la instituci¨®n, como los retratos de Isabel Clara Eugenia y Alberto de Austria, realizados por Rubens y Brueghel el Viejo; Juan Federico de Sajonia, de Tiziano; Isabel de Valois, de Pantoja de la Cruz; o Ana de Austria de Bartolom¨¦ Gonz¨¢lez; por otro, de reubicar otras como los bustos de Leonor de Austria y Mar¨ªa de Hungr¨ªa, hechos por Dubroeucq y los Leoni, respectivamente, para ofrecer un discurso narrativo m¨¢s completo de la colecci¨®n permanente; y finalmente, de modificar los t¨ªtulos y textos explicativos de algunas de las cartelas que acompa?an las obras para presentar un relato actual acorde con el esp¨ªritu de los tiempos, eliminando elementos descriptivos como el de ¡°esposa de¡± en varias de ella.
La revisi¨®n de las cartelas no solo ha aclarado la categor¨ªa de las mecenas. Tambi¨¦n ha servido para eliminar observaciones inconcebibles en estos tiempos. Como ejemplo, Garc¨ªa P¨¦rez se?ala la cartela informativa que acompa?a el imponente retrato que Antonio Moro realiz¨® a Mar¨ªa Tudor, reina de Inglaterra y segunda esposa de Felipe II. Hasta ahora el texto conclu¨ªa con este p¨¢rrafo: ¡°Aunque guarda el decoro propio de su rango, no disimula sus rasgos poco agraciados y los embellece con su pincel minucioso y la riqueza de su color¡±. La observaci¨®n sobre la fealdad de la reina ya ha desaparecido. ?Habr¨¢ otras observaciones de similar torpeza? La profesora insiste en que se revisa todo lo que se encuentra, pero no se puede asegurar nada.
El recorrido hace hincapi¨¦ en la personalidad de las benefactoras del museo. Dos de ellas destacan sobre el resto. Son Mar¨ªa de Hungr¨ªa e Isabel Clara Eugenia. En la gu¨ªa editada para acompa?ar el recorrido se cuenta que tras la muerte de su esposo, Luis II, Mar¨ªa fue regente de Hungr¨ªa en nombre de su hermano Fernando I hasta junio de 1527, y gobernadora de los Pa¨ªses Bajos desde 1531 hasta 1555. Isabel Clara Eugenia fue princesa soberana de estos ¨²ltimos territorios entre 1599 y 1621 junto a su esposo, el archiduque Alberto, y ya viuda ocup¨® el puesto de gobernadora hasta su fallecimiento en 1633. Las dos aprovecharon su destacada posici¨®n pol¨ªtica y la autonom¨ªa que les otorgaba su condici¨®n de viudas para afianzar su autoridad y mantener sus redes de influencia, pero tambi¨¦n para formar dos de las colecciones art¨ªsticas m¨¢s destacadas del Renacimiento europeo. En este sentido, conviene se?alar que algunas de las obras y proyectos arquitect¨®nicos que comisionaron fueron especialmente ¨²tiles para definir su funci¨®n y posici¨®n en la corte y, al mismo tiempo, proyectarlas en la escena pol¨ªtica internacional.
Babelia
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