William Dalrymple, historiador: ¡°El inmenso poder de la Compa?¨ªa de las Indias es una advertencia sobre las grandes corporaciones¡±
El escritor e historiador escoc¨¦s examina en su ¨²ltimo libro, ¡®La anarqu¨ªa¡¯, la influencia de la empresa privada brit¨¢nica en las incursiones imperialistas
¡°La facultad de influir en gobiernos a trav¨¦s de lobbies financiados por las grandes corporaciones de hoy d¨ªa, como Meta, Google o Twitter, no es un problema de este siglo, ya que hace 300 a?os la Compa?¨ªa Brit¨¢nica de las Indias Orientales ya ejerci¨® un inmenso poder sobre naciones de Asia o incluso la propia Gran Breta?a¡±, advierte el escritor e historiador escoc¨¦s William Dalrymple, de 57 a?os, a este peri¨®dico por videollamada. Miembro de la Royal Historical Society y de la Royal Asiatic Society, doctor honorario de varias universidades brit¨¢nicas e indias y autor de libros y ensayos sobre la India actual o su pasado colonial, advierte en su ¨²ltima obra, La anarqu¨ªa, publicada en Espa?a en 2021, del inquietante paralelismo entre el inmenso poder que acumul¨® una empresa privada hace tres siglos, la Compa?¨ªa Brit¨¢nica de las Indias, que manipul¨® gobiernos y derrib¨® el imperio mogol, con las prerrogativas que hoy disfrutan las grandes corporaciones.
¡°La Compa?¨ªa de las Indias ha sido la mayor y m¨¢s pr¨®spera corporaci¨®n privada que ha existido; utiliz¨® sus lobbies en el Parlamento brit¨¢nico para manipular a los gobiernos y chantaje¨® y destruy¨® el imperio que gobernaba la India, ejerciendo la violencia con un poderoso ej¨¦rcito privado. Pero hoy las grandes corporaciones no necesitan soldados ni artiller¨ªa para intentar dominar el mundo: se sirven de su conocimiento sobre casi todo lo que hacemos y hablamos y del an¨¢lisis de los datos que acumulan de nosotros¡±, dice el autor de La anarqu¨ªa. Este libro relata la historia de la Compa?¨ªa Brit¨¢nica en India, cuyo abuso de poder y saqueo de los bienes del que en el siglo XVIII era el imperio m¨¢s rico del mundo condujo finalmente a la anarqu¨ªa, la violencia desmedida y al desmoronamiento de una sociedad que, antes de la llegada de ese grupo de comerciantes, era bastante m¨¢s pr¨®spera y organizada.
Dalrymple, que vive desde 1989 entre Escocia y Nueva Delhi, ya relat¨® por primera vez los desmanes, la avaricia y el racismo de esa gran empresa comercial brit¨¢nica en India en su obra Los mogoles blancos ¡ªsobre los ingleses, irlandeses y escoceses asentados en la llamada ¡°joya de la Corona¡±, primero en cierta armon¨ªa al menos con la cultura ind¨ªgena y luego en una relaci¨®n puramente colonial¡ª; el desastre de la retirada brit¨¢nica en Afganist¨¢n en el siglo XIX en El retorno del rey, o el derrocamiento por los soldados de la Compa?¨ªa del ¨²ltimo emperador ¡ªque ya no era sino una marioneta de los colonizadores¡ª durante la represi¨®n de la revuelta india de los cipayos en 1857 en El ¨²ltimo mogol.
¡°El modo en que las grandes corporaciones actuales ¨¢vidas de un poder global sobornan o reclutan a pol¨ªticos para conseguir sus fines es id¨¦ntico al que ya utiliz¨® la Compa?¨ªa en el Londres victoriano para defender sus intereses y no el de los ciudadanos¡±, asevera Dalrymple. ¡°Paralelamente¡±, contin¨²a, ¡°en situaciones de quiebra, como sucedi¨® en 2008 con los fiascos de Lehman Brothers y otros, tambi¨¦n el Gobierno de la Corona hubo de acudir a su rescate con fondos p¨²blicos¡±.
Educado en el Trinity College de Cambridge, Dalrymple insiste en el profundo desconocimiento que existe acerca de la colonizaci¨®n de India en su propio pa¨ªs, donde muy pocos son hoy conscientes de que no la llev¨® a cabo una naci¨®n, sino, de un modo ins¨®lito, una empresa privada, al menos hasta la rebeli¨®n de 1857, cuando la antigua Gran Breta?a tom¨® las riendas de la inmensa colonia. ¡°Durante la ¨¦poca victoriana, en el siglo XIX, la separaci¨®n entre el Estado y la Compa?¨ªa era muy tenue y sus mandatarios, como Robert Clive o Warren Hastings, eran considerados h¨¦roes nacionales¡±.
Desde el establecimiento de peque?os enclaves comerciales en ambas costas del subcontinente indio, logrado mediante acuerdos con los emperadores mogoles como Jehangir, que recibi¨® al enviado brit¨¢nico Thomas Roe en 1619 y subestim¨® el peligro de esas concesiones, la Compa?¨ªa Brit¨¢nica de las Indias inici¨® una expansi¨®n militar que desde la riqu¨ªsima Bengala termin¨® con el control total en el siglo XIX de los territorios que hoy forman India, Pakist¨¢n, Bangladesh y Sri Lanka. Desde una peque?a sede con un pu?ado de empleados en Londres, sus directivos impusieron en sus vastos dominios un monopolio al comercio y sus propias leyes laborales, civiles y penales a la poblaci¨®n ind¨ªgena.
El autor escoc¨¦s, galardonado con premios como el Wolson de historia o el Kapuscinski de reportaje literario y sobrino nieto de Virginia Woolf, avisa a trav¨¦s de videoconferencia desde su casa de Nueva Delhi: ¡°Hoy la labor de los historiadores es m¨¢s importante que nunca. En los ¨²ltimos a?os, ha arreciado una ola de nostalgia imperial entre la derecha m¨¢s conservadora del Reino Unido, que reivindica el orgullo de lo que considera el mejor periodo de nuestra historia, poniendo ¨¦nfasis en aspectos positivos como la abolici¨®n de la esclavitud, pero que oculta hechos como las masacres en Delhi y otras ciudades tras el aplastamiento de la revuelta o el saqueo de las riquezas de India. Hace unos meses, la nefasta ex primera ministra Liz Truss urgi¨® a deshacerse de todo sentimiento de culpa por el pasado colonial del Reino Unido. Y es que es sorprendente la ignorancia sobre la historia del imperio brit¨¢nico y sobre todo de su cara oscura en las escuelas e incluso entre los universitarios¡±. De hecho, se?ala, ¡°en los colegios del Reino Unido hemos estudiado el imperio romano o el azteca, pero desde mediados del siglo XX, con su final, apenas algo sobre el brit¨¢nico¡±.
Pero, seg¨²n el autor de La anarqu¨ªa, esa importancia de insistir en la verdad de la historia hoy no es solo un deber de las antiguas metr¨®polis, sino que en muchas antiguas colonias de las potencias europeas tambi¨¦n se est¨¢n ocultando o tergiversando los hechos del pasado. ¡°En la India actual, el gobierno ultranacionalista de Narendra Modhi, en su af¨¢n discriminatorio de los musulmanes, insiste en aleccionar sobre las guerras medievales entre indios y ej¨¦rcitos llegados desde Afganist¨¢n como luchas de religi¨®n: el hinduismo contra el islam, cuando fueron realmente conflictos de poder pol¨ªtico o, del mismo modo, reducir a los mogoles, que regentaron un gran imperio en India durante tres siglos, simplemente a ¡®unos genocidas extranjeros¡¯ y obvian realidades como que los guerreros rajputs hinduistas de Rajast¨¢n se aliaron con aquel imperio para luchar contra otros ej¨¦rcitos tambi¨¦n hind¨²es¡±.
Seg¨²n Dalrymple, el movimiento Hindutva, esta corriente de supremac¨ªa hinduista en un pa¨ªs con muchos millones de musulmanes, budistas, cristianos y otras minor¨ªas religiosas, ¡°seguir¨¢ creciendo, pues es muy rentable electoralmente; y es un motivo de gran preocupaci¨®n¡±.
Budismo y cosmolog¨ªa
El escritor escoc¨¦s, ferviente enamorado de la India, prepara en la actualidad su pr¨®ximo libro sobre la colonizaci¨®n o la influencia de la India medieval en el Sureste Asi¨¢tico, ¡°en esta ocasi¨®n cultural e intelectual y con apenas intervenci¨®n de ej¨¦rcitos¡±.
¡°Hay varios aspectos que considero esenciales en la historia de la gran influencia cultural que ejerci¨® la India en otros pa¨ªses de Asia: el primero es el factor del budismo, una fe que muchos piensan que es universal, pero en su origen fue totalmente india y profundamente enraizada en su cosmolog¨ªa, y que, un hecho extraordinario, lleg¨® a establecerse no solo en Corea o Jap¨®n, sino en un gran imperio herm¨¦tico como China. En segundo lugar, est¨¢ la expansi¨®n del hinduismo en Indonesia o Camboya, donde se combin¨® con el budismo en los templos jemeres y, por ¨²ltimo, la exportaci¨®n de las matem¨¢ticas, del sistema num¨¦rico indio ¡ªinventor del cero- que lleg¨® primero al mundo ¨¢rabe, a Bagdad, y luego a trav¨¦s del islam a Europa donde, parad¨®jicamente, seguimos llamando ¡®n¨²meros ¨¢rabes¡¯ a unos d¨ªgitos que en realidad son indios¡±.
As¨ª, para Dalrymple la comparaci¨®n m¨¢s precisa sobre la colonizaci¨®n india en Indonesia, Camboya, Vietnam o Maldivas, es con la llevada a cabo por los griegos en Europa en la Antig¨¹edad. ¡°Sin emplear las armas, Grecia ejerci¨® una tremenda influencia en la arquitectura o en la civilizaci¨®n en general y se debi¨® a que su sistema, sus ideas o dioses no solo eran atractivos, sino tambi¨¦n ¨²tiles, como igualmente sucedi¨® en el Sureste Asi¨¢tico, que lleg¨® a adoptar hasta la escritura s¨¢nscrita¡±, concluye.
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