Carlos Saura: met¨¢foras de vanguardia contra la dictadura
El director logr¨® vencer a la censura con la imaginaci¨®n y el arte
A la censura solo se la pod¨ªa vencer con la imaginaci¨®n y el arte. Con los de la met¨¢fora, el s¨ªmbolo y la sutileza. Y el fallecido Carlos Saura lo logr¨® en la etapa fundamental de su carrera, entre 1966 y 1977, con un pu?ado de obras maestras del cine espa?ol, europeo y mundial que ganaron sucesivos galardones en los m¨¢s prestigiosos festivales internacionales. Pel¨ªculas que ahondaron en la situaci¨®n de un pa¨ªs en dictadura, en su historia reciente y en el incierto futuro por medio de unas narrativas de vanguardia que hoy en d¨ªa se mantienen firmes y modernas, poderosas en lo pol¨ªtico y sublimes en lo visual.
En esos a?os, Saura obtuvo en Berl¨ªn dos premios Oso de oro a la mejor direcci¨®n, por La caza y por Peppermint frapp¨¦; dos galardones especiales del jurado en Cannes, por La prima Ang¨¦lica y Cr¨ªa cuervos, y un premio al mejor actor en el certamen franc¨¦s para Fernando Rey, por Elisa, vida m¨ªa. Todo ello con nueve pel¨ªculas, desde la rotunda La caza a la preciosa Elisa, vida m¨ªa, cortadas por un patr¨®n similar y fascinante: met¨¢foras de la Guerra Civil o de la vida social y pol¨ªtica espa?ola alrededor de la familia, con una gran carga simb¨®lica, unas complejas estructuras alejadas de lo convencional y una revolucionaria utilizaci¨®n de los flashbacks. A menudo con la compa?¨ªa de Rafael Azcona en el guion, siempre producido por El¨ªas Querejeta, y con Geraldine Chaplin como protagonista femenina.
Los recursos de puesta en escena y de creaci¨®n en los relatos de esa ¨¦poca son interminables. Por ejemplo, c¨®mo irrump¨ªa el pasado en el presente en La prima Ang¨¦lica, sin necesidad de las t¨¦cnicas habituales de transici¨®n hacia los flashbacks, introduciendo al personaje en una escena de su pret¨¦rito con un simple corte de montaje. Un m¨¦todo narrativo que en principio surg¨ªa de Fresas salvajes, de Bergman, en la que el anciano protagonista se ve¨ªa a s¨ª mismo y a su entorno cuando era ni?o o joven, pero que con Saura entraba en una nueva dimensi¨®n. Con el sueco, el personaje aparec¨ªa en escena, pero no interactuaba con ese pasado; solo observaba. En La prima Ang¨¦lica era el mismo actor, el impresionante Jos¨¦ Luis L¨®pez V¨¢zquez, el que segu¨ªa interpretando al entonces cr¨ªo protagonista en el pasado, con la apariencia f¨ªsica de un adulto, aunque con gesto infantil y voz t¨ªmida y tenue. Una pr¨¢ctica suicida que nadie ha osado mejorar y que adem¨¢s no era gratuita: su sentido ¨²ltimo era mostrar la imposibilidad de mirar atr¨¢s con la inocencia y la mirada del ni?o; ya solo cab¨ªan la experiencia, la tragedia y el dolor del adulto.
O tambi¨¦n las miradas a c¨¢mara de la ni?a Ana Torrent en Cr¨ªa cuervos (¡°?que se muera, quiero que se muera!¡±, y Porque te vas, cantada por Jeanette, de sobrecogedor bombazo musical), complementadas con las reflexiones de la Ana adulta, interpretada por Geraldine Chaplin, tambi¨¦n dirigi¨¦ndose directamente al espectador. O la reuni¨®n del consejo de administraci¨®n de la empresa de El jard¨ªn de las delicias como trasunto de los consejos de ministros de un dictador Franco anciano, casi balbuceante, que lo ¨²nico que hac¨ªa era repetir frases del pasado. O, en fin, los cautivadores juegos de espejos con los repartos: Chaplin interpretando a las dos mujeres de Peppermint Frapp¨¦, y a la madre y a la hija adulta de Cr¨ªa cuervos; o Fernando Delgado en La prima Ang¨¦lica, fascista furibundo en el pret¨¦rito, y ejecutivo corrupto e ignorante cultural en el presente.
En la memoria quedan tambi¨¦n unos finales de impacto por su simbolog¨ªa, en los que no caben aspectos menores como la posibilidad del destripamiento. El de La caza, con un grupo de amigos llegando hasta el l¨ªmite, gangrenados por las rencillas y el odio, mientras la nueva Espa?a, la que no hizo la guerra, representada por el personaje de Emilio Guti¨¦rrez Caba, corr¨ªa hacia ninguna parte. El de El jard¨ªn de las delicias, con todos los personajes en silla de ruedas ¡ªy no solo el que interpretaba L¨®pez V¨¢zquez¡ª, expresando no ya una amnesia individual sino una colectiva, la de un pa¨ªs paral¨ªtico repleto de gente que miraba hacia otra parte. O el de Cr¨ªa Cuervos, pel¨ªcula bisagra del cine espa?ol, rodada con Franco vivo y estrenada con Franco muerto, pasando con una panor¨¢mica desde el cielo de la rancia Espa?a de educaci¨®n castradora a la esperanza de un nuevo pa¨ªs para las ni?as protagonistas y para la mujer en general.
Las citadas, junto con Ana y los lobos, Stress-es tres-tres y La madriguera, e incluso la posterior Mam¨¢ cumple 100 a?os, son pel¨ªculas que han ejercido una notable influencia en cineastas de posteriores generaciones. Desde Juanma Bajo Ulloa en Alas de mariposa y La madre muerta hasta Pilar Palomero en Las ni?as y Clara Roquet en Libertad, pasando por Carlos Vermut en Magical Girl. Obras imperecederas y revolucionarias que siguen ganando con el tiempo. Saura se ha marchado, quedan sus golpes de genio y su creatividad contra la dictadura.
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