El hallazgo de las primeras esculturas tart¨¦sicas da un vuelco al estudio de la cultura prerromana que domin¨® el suroeste peninsular
Investigadores del CSIC desentierran en el yacimiento de Casas de Turu?uelo, en Guare?a (Badajoz), cinco bustos de piedra del siglo V antes de Cristo
Cada paso que avanza el yacimiento de Casas de Turu?uelo, en Guare?a (Badajoz) ¨Ddonde se est¨¢ desenterrando un enorme edificio de dos plantas de 2.500 a?os de antig¨¹edad¡ª, hace m¨¢s dif¨ªcil sostener la vieja teor¨ªa que dice que la cultura tart¨¦sica que ocup¨® el suroeste peninsular entre los siglos IX y V antes de nuestra era no ten¨ªa entidad propia. A unas fabulosas riquezas materiales ¡ªoros y bronces, marfiles¡¡ª y elementos constructivos a la altura de los m¨¢s avanzados de la ¨¦poca en todo el Mediterr¨¢neo ¡ªun mortero de cal y arcilla, fraguado despu¨¦s, indicios de una falsa b¨®veda¡ª, se suma ahora el hallazgo de cinco ins¨®litas esculturas.
Se trata de los restos de cinco bustos de piedra de tama?o casi natural que no solo dan un nuevo vuelco a la investigaci¨®n de Tarteso, sino que muestran por primera vez unos rostros que podr¨ªan parecerse a los de sus habitantes. La perfecci¨®n de formas que se puede apreciar sobre todo en dos de ellos no dista un ¨¢pice de las mejores piezas que se produc¨ªan entonces al otro lado del Mediterr¨¢neo, en Grecia y en Etruria, y elementos aut¨®ctonos como los pendientes o arracadas (aretes con un adorno colgante) los convierten en las primeras esculturas tart¨¦sicas, un hallazgo del calibre de la Dama de Elche, fechada entre los siglos V y IV antes de Cristo.
¡°Fuera un artesano venido de otro lugar o alguien nacido en la zona que dominaba las t¨¦cnicas, parece claro que se esculpieron aqu¨ª, lo que adem¨¢s dice mucho sobre el nivel de sofisticaci¨®n de quienes encargan algo as¨ª¡±, explica Sebasti¨¢n Celestino, investigador del Instituto de Arqueolog¨ªa de M¨¦rida (centro mixto del CSIC y la Junta de Extremadura) y codirector del proyecto. Despu¨¦s de d¨¦cadas en las que las ¨²nicas expresiones escult¨®ricas remotamente similares halladas en yacimientos de la ¨¦poca eran peque?os bronces de origen fenicio, ¡°esto rompe el paradigma de que la tart¨¦sica era una cultura anic¨®nica, es decir, que no ten¨ªa representaci¨®n figurativa o antropom¨®rfica¡±, contin¨²a Celestino. La otra responsable del yacimiento, Esther Rodr¨ªguez, insiste por su parte en que el hallazgo empieza adem¨¢s a reescribir la historia del arte, que colocaba el florecimiento de la escultura en el Mediterr¨¢neo en Etruria y en Grecia, con la excepci¨®n ib¨¦rica de la Dama de Elche o la Dama de Baza, que son, en todo caso, en torno a un siglo m¨¢s modernas que los bustos tart¨¦sicos presentados este martes.
Precisamente, sobre los aros que lucen dos de ellos, Rodr¨ªguez a?ade: ¡°Este tipo de arracadas se han encontrado en otros yacimientos de la ¨¦poca y de la regi¨®n, por lo que las tenemos muy bien documentadas, pero ahora por fin sabemos c¨®mo se colocaban: la cadena se utilizaba para sujetarla a la oreja¡±, explica. En otro de los bustos, con apariencia de guerrero, se puede apreciar claramente una trenza, un s¨ªmbolo de transici¨®n hacia la edad adulta muy com¨²n en la protohistoria de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica. De hecho, los investigadores trabajan con la idea de que el conjunto de piezas, todas con la parte posterior plana, pertenezca a un mismo relieve que narrar¨ªa seguramente una historia protagonizada, entre otros, por este joven guerrero y, quiz¨¢s, las diosas que lo protegen ¡ªlas dos mujeres de los rostros m¨¢s completos¡ª.
Las esculturas fueron halladas dispersas en una de las habitaciones que los arque¨®logos han desenterrado durante la quinta campa?a de excavaci¨®n de este ins¨®lito edificio de dos plantas, ¨²nico en el Mediterr¨¢neo occidental, que sigue arrojando luz sobre una civilizaci¨®n envuelta durante muchas d¨¦cadas en las brumas de los mitos por la escasez de restos materiales que permitieran su estudio. La habitaci¨®n, rodeada de varias gradas, podr¨ªa tener un uso p¨²blico en este santuario que, como sugieren tanto las riquezas encontradas como el nivel de organizaci¨®n necesario para levantarlo, pudo ser a la vez centro econ¨®mico y pol¨ªtico.
En todo caso, el hecho de haber encontrado las piezas en esa habitaci¨®n no significa necesariamente que el relieve adornase alguna vez ese espacio, pues este edificio, al igual que otros de la zona en torno a la misma ¨¦poca, fue destruido a conciencia, quemado, sepultado y abandonado. En este caso, lo hicieron tras un gran banquete y el sacrificio de m¨¢s de medio centenar de animales, entre caballos, vacas, cerdos y un perro, que, aparecidos en un patio alrededor de una escalera monumental, forman la primera hecatombe de tama?o comparable a los holocaustos religiosos descritos en el Antiguo Testamento y la Il¨ªada.
Por qu¨¦ un d¨ªa de hace 2.500 a?os los habitantes del lugar tomaron esa decisi¨®n representa uno de los grandes misterios a los que se enfrentan los investigadores. Pero el hecho es que, al hacerlo, preservaron sin darse cuenta todos los restos del paso del tiempo ¡ªla arcilla que utilizaron para sepultarlo ha actuado como una especie de urna protectora¡ª y, a la vez, hicieron m¨¢s complejo el trabajo de los arque¨®logos, que van encontrando, desperdigados a medida que avanzan, los fragmentos del puzle. Por ejemplo, no pierden la esperanza de encontrar el resto de una peque?a estatua griega (el m¨¢rmol sit¨²a all¨ª su procedencia) de la que solo hallaron los pies varias campa?as atr¨¢s.
En el caso de las esculturas tart¨¦sicas presentadas ahora, tampoco descartan que aparezcan algunas m¨¢s de las piezas que resultaron de los violentos golpes que les fueron propinados. En muchos casos, a la altura de los ojos; un ensa?amiento, al tratarse de rostros humanos, que abre la hip¨®tesis de que los atacantes fueran gentes ajenas al santuario, seg¨²n explican Rodr¨ªguez y Celestino.
De momento, lo que toca ahora es estudiar las esculturas ¡ªlas est¨¢n comparando con las etruscas, ¨ªberas y griegas de la ¨¦poca, sin que hayan encontrado de momento nada parecido¡ª e intentar ubicar la piedra de la que est¨¢n hechas, seguramente alg¨²n tipo de calcerenita, se?ala Rodr¨ªguez.
A finales de este mes concluir¨¢ la quinta campa?a de excavaci¨®n del proyecto Construyendo Tarteso, que forma parte del Plan Nacional I+D+i del Ministerio de Ciencia e Innovaci¨®n y que cuenta con la financiaci¨®n de la Secretar¨ªa General de Ciencia de la Junta de Extremadura, la Diputaci¨®n de Badajoz y la Fundaci¨®n Palarq. Unos trabajos que todav¨ªa tienen mucho recorrido por delante ¡ªse han desenterrado unos 1.500 metros cuadrados de los en torno a 8.000 que se calcula que tiene todo el yacimiento¡ª, pero que ya han ofrecido numerosas claves nuevas para empezar a entender por fin la arquitectura, la econom¨ªa, la organizaci¨®n social o las costumbres ¡ªse han encontrado numerosos tejidos, entre ellos, el fragmento de lana m¨¢s antiguo hallado en la pen¨ªnsula Ib¨¦rica¡ª de Tarteso.
Una civilizaci¨®n que, sin embargo, ten¨ªa el n¨²cleo principal en otra parte, m¨¢s al sur, en torno al Guadalquivir, entre Huelva, Sevilla y C¨¢diz. All¨ª, a partir del siglo IX antes de Cristo, naci¨® la cultura tart¨¦sica fruto de la hibridaci¨®n entre los colonizadores fenicios y los pobladores locales, que prosper¨® y se hizo rica de la mano del comercio de los metales. En alg¨²n momento de ese proceso, la periferia del Valle Medio del Guadalquivir ¡ªdonde se ubican los m¨¢s numerosos restos tart¨¦sicos hallados hasta el momento¡ª empez¨® a recibir grandes oleadas de inmigraci¨®n desde el n¨²cleo central, tal vez por alg¨²n tipo de crisis en torno al siglo VI antes de nuestra era (posiblemente econ¨®mica, clim¨¢tica o mezcla de ambas) que la hicieron florecer hasta el punto que muestra el edificio del Turu?uelo.
Un punto que, seg¨²n los hallazgos hechos hasta el momento y con el colof¨®n de las cinco esculturas de piedra, apuntala no solo la idea de una cultura propia, sino de una alta cultura comparable a las m¨¢s avanzadas del momento en todo el Mediterr¨¢neo, se?alan los investigadores. En la exposici¨®n Los ¨²ltimos d¨ªas de Tarteso, en el Museo Arqueol¨®gico Regional de Madrid en Alcal¨¢ de Henares, se pueden ver hasta el 24 de septiembre algunos de los objetos documentados en las excavaciones del Turu?uelo junto a algunos de los m¨¢s importantes restos tart¨¦sicos hallados hasta la fecha tanto en Espa?a como en Portugal.
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