Carlos Gim¨¦nez cierra casi 40 a?os despu¨¦s de su creaci¨®n una de las grandes series del c¨®mic espa?ol
¡®La ¨²ltima cena de los veteranos¡¯ es la entrega final de ¡®Los profesionales¡¯, uno de los mejores retratos que se ha hecho de la vida del dibujante de tebeos en Espa?a
A principios de los ochenta, el c¨®mic en Espa?a estaba en ebullici¨®n: tras a?os de estar relegado al ¨¢mbito infantil y juvenil por orden administrativa, los tebeos reivindicaban su lugar dentro de la cultura desde una aut¨¦ntica avalancha de revistas que, siguiendo el modelo franc¨¦s y americano, reescrib¨ªan el concepto de historieta desde una perspectiva adulta. Ya fuera desde la m¨ªtica Dr¨¢cula dirigida por Luis Gasca o en las revistas publicadas por editoriales como Nueva Frontera o Toutain Editor, las historietas demostraban una madurez que, casi siempre, ven¨ªa de la mano de autores extranjeros como Hugo Pratt, Moebius, Richard Corben o Guido Crepax, pero tambi¨¦n desde una autor¨ªa espa?ola que hab¨ªa permanecido ajena a nuestra industria trabajando para otros pa¨ªses a trav¨¦s de agencias. Los Jos¨¦ Ortiz, Esteban Maroto, Purita Campos, V¨ªctor de la Fuente, Marika Vila, Josep M? Be¨¤, Alfonso Font, Luis Garc¨ªa, Pepe Gonz¨¢lez, Adolfo Usero, Enric Si¨® o Carlos Gim¨¦nez dejaban de ser estilos sin firmas en historietas b¨¦licas, del oeste o rom¨¢nticas para reclamar su arte y trabajo en nuestro mercado. El c¨®mic crec¨ªa atrayendo el inter¨¦s de cr¨ªticos y estudiosos, pero sobre todo compar¨¢ndose sin remilgos con las grandes obras que llegaban del extranjero: las p¨¢ginas de TOTEM acog¨ªan el Corto Malt¨¦s de Hugo Pratt junto al Nova-2 de Lu¨ªs Garc¨ªa, las de Comix Internacional, el Paracuellos de Carlos Gim¨¦nez frente a La feria de los inmortales de Enki Bilal.
Sin embargo, pese al reconocimiento social, el finisecular enfrentamiento entre autores y editores segu¨ªa presente y, pese a que ya no se discut¨ªa que los derechos de autor pertenec¨ªan a sus creadores, las cuestiones econ¨®micas segu¨ªan sobre la mesa y dibujar tebeos segu¨ªa siendo una profesi¨®n precaria, lo que llev¨® a un nutrido grupo de dibujantes a revivir la aventura que en su d¨ªa protagonizaron los Conti, Cifr¨¦, Escobar, Pe?arroya y Giner con T¨ªo Vivo y desafiar a la industria con una revista autogestionada por autores, como ya se hab¨ªa hecho despu¨¦s en Francia en los setenta con M¨¦tal Hurlant o L¡¯echo des savanes. En 1982, Carlos Gim¨¦nez, Josep M? Be¨¤, Luis Garc¨ªa, Adolfo Usero y Alfonso Font fundaban Rambla, reuniendo a una n¨®mina soberbia de firmas patrias. Entre las series se pod¨ªa encontrar desde la ciencia-ficci¨®n de Be¨¤ o Font a la tem¨¢tica medieval de Usero o la reflexi¨®n pol¨ªtica de Garc¨ªa, pero donde destacaba especialmente, por lo acertado de su inclusi¨®n en la publicaci¨®n, la aportaci¨®n de Carlos Gim¨¦nez: Los profesionales, cuyo cierre, La ¨²ltima cena de los veteranos (Reservoir Books), se lanza estos d¨ªas, casi 40 a?os despu¨¦s de su comienzo.
El autor madrile?o hab¨ªa desarrollado ya su personal estilo de c¨®mic autobiogr¨¢fico, narrando la posguerra desde los hogares del Auxilio Social en Paracuellos y luego desde la calle en Barrio, pero en su nueva serie unir¨ªa al relato social del franquismo desde su alter ego, Pablito, la voz de todos sus compa?eros de trabajo en la Barcelona de los a?os sesenta, los dibujantes de Selecciones Ilustradas, la agencia dirigida por Josep Toutain con la que muchos de estos autores consiguieron vivir de dibujar con sueldos m¨¢s dignos gracias a trabajar para Europa y EE.UU. Gim¨¦nez no se olvidaba del retrato social que hab¨ªa caracterizado su obra, pero lo dejaba de fondo, como escenario de las andanzas de este particular grupo de creadores que se iniciaban con Pablito llegando a una capital catalana repleta de carteles que recordaban los ¡°25 a?os de paz¡± que celebraba la dictadura. Fuimos conociendo ese particular estudio llamado ¡°Creaciones Ilustradas¡±, dirigido por un Filstrup sospechosamente parecido a Toutain y habitado por personajes de sonoros nombres como Adolfo, Tony Tano, Men¨¦ndez, Abe, Marcos Quintana, Vidal, Santi S¨¢nchez, Reda?os o Perib¨¢?ez, que escond¨ªan con dificultad a personas reales tan reconocibles como sus compa?eros de Rambla o a m¨ªticos autores como Tunet Vila, Fernando Fern¨¢ndez, Pepe Gonz¨¢lez o Rafael L¨®pez Esp¨ª. Y, a trav¨¦s de cada entrega, Gim¨¦nez comenz¨® a hacer lo que mejor sabe: contar historias.
Primero, las del ambiente casi gamberro que se respiraba en la redacci¨®n, con esas bromas de humor negro, negr¨ªsimo, que parec¨ªan ser el leit-motiv cotidiano y que casi le pod¨ªan costar la vida a uno de sus compa?eros, despe?ado por una ventana a la que se le hab¨ªa quitado el cristal cuando iba a copiar apoyado en ella o de un infarto por ver a un dibujante tan feo como un muerto en vida. Pero despu¨¦s, contando el d¨ªa a d¨ªa de ese lugar donde se reun¨ªan para dibujar, permiti¨¦ndonos conocer las dificultades del dibujante de tebeos, siempre con humor acido y un sentido de la s¨¢tira mordaz, pero tambi¨¦n con la ternura de saberse parte muchas veces de un drama. Nos contaba c¨®mo hab¨ªa que pasar las noches en vela a base de caf¨¦ y simpatinas para poder acabar unas p¨¢ginas que ven¨ªan con descripciones infinitas imposibles de dibujar, el buen ambiente en el que todos colaboraban y donde el que mejor retrataba a los caballos, Adolfo, ayudaba a sus compa?eros mientras un Jordi en el que es f¨¢cil reconocer a Pepe Gonz¨¢lez lograba que todas las chicas que sal¨ªan de la agencia fueran preciosas. Pero tambi¨¦n c¨®mo esas noches pod¨ªan terminar en fiestas con todo el libertinaje que se prohib¨ªa puertas para fuera o incluso con una escatol¨®gica y literal guerra de excrementos, en ambos casos dejando las p¨¢ginas inconclusas anunciando otra nueva noche de trabajo.
De la picaresca de V¨¢zquez matando a su padre mil y una vez a las p¨¢ginas recicladas, pasando por las ilusiones truncadas que viv¨ªan los protagonistas en lo personal y lo laboral, las p¨¢ginas de Los profesionales supon¨ªan el mejor retrato que se ha hecho de la vida del dibujante de tebeos en nuestro pa¨ªs. Gim¨¦nez dej¨® la serie, pero nos regal¨® un ¨¢lbum protagonizado por Pablito que complementaba lo que narraba en esos ¨¢lbumes tom¨¢ndole el pulso a la calle en Rambla Arriba, Rambla abajo, para volver 20 a?os despu¨¦s a retomar la historia con dos entregas m¨¢s que publicar¨ªa la editorial Gl¨¦nat. Aunque la serie se pod¨ªa considerar cerrada, en 2012 el dibujante firmar¨ªa en Pepe un arrebatado recuerdo del creador de Vampirella, Pepe Gonz¨¢lez, que bien podr¨ªa considerarse parte de la saga.
Ahora Gim¨¦nez cierra el ciclo con La ¨²ltima cena de los veteranos, donde abandona a Pablito para encarnarse en Marcos Mora, quiz¨¢s porque ya nos hab¨ªamos despedido de Pablito en Es hoy, quiz¨¢s porque necesita una mirada alejada para contar esta cena de varios compa?eros de profesi¨®n, qui¨¦n sabe si la ¨²ltima. Entre comentarios sobre sus achaques por la edad y sus problemas de salud, los amigos comienzan a recordar a los grandes del tebeo, a los que les marcaron como profesionales, a los que hicieron que la industria del c¨®mic en Espa?a fuera avanzando. Una conversaci¨®n que cierra un fin de ciclo, una forma de entender un tebeo que quiz¨¢s ya no existe, pero sobre el que se ciment¨® el actual momento de ebullici¨®n creativa que vive el noveno arte, record¨¢ndonos tambi¨¦n que la terrible precariedad de hoy existi¨® siempre para los dibujantes de historietas. La ¨²ltima entrega de Los profesionales es un adi¨®s m¨¢s en la dolorosa lista de despedidas que nos est¨¢ dejando en sus ¨²ltimas obras el mejor autor que ha dado el c¨®mic espa?ol.
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