Caso cerrado: el Thyssen gana el pleito para quedarse el ¡®pissarro¡¯ expoliado por los nazis
Una de los tres jueces del Tribunal de Apelaciones de California dice que Espa?a tiene derecho a retener el cuadro, pero que moralmente deber¨ªa devolverlo
Lilly Cassirer Neubauer, jud¨ªa, se vio forzada en 1939 a malvender un cuadro para obtener un visado y abandonar la Alemania nazi al comienzo de la II Guerra Mundial, huyendo de un destino que pudo haber acabado en un campo de concentraci¨®n. Se trataba de la pintura impresionista Rue Saint-Honor¨¦ por la tarde. Efecto de lluvia, de 1897, de Camille Pissarro (1830-1903). Tras una serie de transacciones, el cuadro acab¨® en manos del Museo Thyssen-Bornemisza, que lo viene exponiendo en p¨²blico desde 1993. Cuando Claude Cassirer, residente en California, nieto y ¨²nico heredero de Lilly, se enter¨® en 2000 de que el Thyssen ten¨ªa el cuadro, reclam¨® su devoluci¨®n, pero su petici¨®n fue denegada. Abri¨® entonces una guerra legal en 2005 que continuaron sus hijos y que se ha saldado con su derrota, en la pr¨¢ctica ya definitiva. Una sentencia publicada por el Tribunal de Apelaciones del Distrito Central de California este martes concluye que el Thyssen es el leg¨ªtimo propietario del cuadro.
¡°La afirmaci¨®n un¨¢nime (...) que confirma la propiedad de la Fundaci¨®n sobre el cuadro de Pissarro que adquiri¨® legalmente para exponerlo al p¨²blico en Madrid en 1993, es una conclusi¨®n satisfactoria de este caso¡±, se?al¨® a EL PA?S la Fundaci¨®n Colecci¨®n Thyssen-Bornemisza.
Un pleito millonario de casi dos d¨¦cadas hab¨ªa quedado reducido a una pregunta aparentemente simple para resolverlo: ?se debe aplicar la ley espa?ola o la californiana? Si los jueces optaban por la de California, el cuadro pertenec¨ªa a Cassirer. En cambio, si cre¨ªan que hab¨ªa que aplicar la espa?ola, pertenec¨ªa al Thyssen, que se habr¨ªa convertido en propietario, a trav¨¦s de la prescripci¨®n adquisitiva o usucapi¨®n, por el hecho de haber ejercido su posesi¨®n pac¨ªfica y p¨²blica. Esa ¨²ltima era la posici¨®n que hab¨ªan mantenido los jueces hasta ahora y que han vuelto a ratificar.
La cosa se complicaba porque hab¨ªa dos normas de conflicto para elegir la ley: la federal y la californiana. Los jueces aplicaron inicialmente la norma dirimente federal, pero el Supremo les dijo que hab¨ªa que regirse por la californiana. Aunque esa cuesti¨®n procesal hizo que el pleito llegase hasta el Tribunal Supremo de Estados Unidos, donde Cassirer se apunt¨® una victoria parcial, en la pr¨¢ctica ha dado lo mismo. Con cualquiera de las normas procesales de conflicto, los jueces californianos consideran que lo que toca aplicar es la ley espa?ola y que, por tanto, el pisarro, valorado en unos 28 millones de euros, es del Thyssen.
El tribunal ha concluido que, seg¨²n los hechos de este caso, ¡°la aplicaci¨®n de la ley californiana a este litigio perjudicar¨ªa considerablemente los intereses de Espa?a, mientras que la aplicaci¨®n de la ley espa?ola perjudicar¨ªa relativamente poco los intereses de California¡±. Por lo tanto, debe aplicarse la ley espa?ola, dice la sentencia, a la que ha tenido acceso EL PA?S.
¡°Aplicando la ley espa?ola, el tribunal sostuvo que la Colecci¨®n Thyssen-Bornemisza hab¨ªa adquirido el t¨ªtulo prescriptivo del cuadro de conformidad con el art¨ªculo 1955 del C¨®digo Civil espa?ol. Por lo tanto, el panel confirm¨® la decisi¨®n del tribunal de distrito concediendo la sentencia a favor de la Colecci¨®n Thyssen-Bornemisza¡±, explica el texto.
En un voto concurrente, la jueza Consuelo Callahan escribi¨® que estaba de acuerdo con el fallo, pero que le incomodaba. ¡°Espa?a, tras reafirmar su compromiso con los Principios de Washington sobre el arte confiscado por los nazis al firmar la Declaraci¨®n de Terezin sobre los Bienes de la ?poca del Holocausto y Cuestiones Afines, deber¨ªa haber renunciado voluntariamente al cuadro¡±, dice en su voto particular. ¡°Nuestra sentencia se ve compelida por las conclusiones de hecho del tribunal de distrito y la legislaci¨®n aplicable, pero desear¨ªa que fuera de otro modo¡±, a?ade.
A los demandantes les queda una posibilidad un poco a la desesperada de volver a recurrir ante el Tribunal Supremo de Estados Unidos, pero las posibilidades de que ese ¨®rgano admita por segunda vez a tr¨¢mite el caso, cuando ya en la primera dej¨® claro su criterio, son remotas.
Un largo recorrido
Lilly Cassirer Neubauer vendi¨® el cuadro de forma forzada por debajo de su valor de mercado a Jakob Scheidwimmer, marchante y miembro del partido nazi. La pintura fue adquirida luego por D. Julius Sulzbacher, a quien le fue confiscada despu¨¦s por la Gestapo. En 1958, Lilly Cassirer Neubauer alcanz¨® un acuerdo con el Gobierno alem¨¢n, el marchante Jakob Scheidwimmer y D. Julius Sulzbacher, por el que acept¨® una compensaci¨®n de 120.000 marcos alemanes del Gobierno federal alem¨¢n para poner fin a las reclamaciones entre las partes.
Tras varias transacciones m¨¢s, el bar¨®n Thyssen-Bornemisza adquiri¨® la pintura de Pisarro por 360.000 d¨®lares en la galer¨ªa Stephen Hahn Gallery de Nueva York en 1976. En 1993, el Estado espa?ol compr¨® la Colecci¨®n Thyssen-Bornemisza, con el cuadro incluido. El museo expuso el pissarro en varias ocasiones, en distintos pa¨ªses y durante casi ocho a?os, antes de que Cassirer lo reclamara, en 2002, e interpusiera una demanda desde California, en 2005. Falleci¨® cinco a?os despu¨¦s, a los 89 a?os, y desde entonces el litigio fue continuado por sus hijos David y Ana.
El demandante siempre ha cre¨ªdo que el Estado espa?ol fue consciente de que la pintura, una vista de la ciudad de Par¨ªs creada en 1897 por Pissarro que acab¨® en la galer¨ªa de otros antepasados suyos en Berl¨ªn en 1900, era ¡°fruto del expolio nazi¡±, seg¨²n explicaba a EL PA?S David Cassirer. ¡°Al negarse a devolverla, Espa?a b¨¢sicamente est¨¢ negando el Holocausto¡±, a?ad¨ªa.
La cuesti¨®n de si estaba al tanto de que era fruto del expolio nazi es relevante porque el periodo para adquirir la propiedad en caso de ser un ¡°encubridor¡± del robo habr¨ªa sido m¨¢s largo. Los jueces, sin embargo, consideran que el Thyssen era poseedor de buena fe.
Babelia
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