?Protege m¨¢s a las mujeres elevar las penas?
Juristas, soci¨®logos y crimin¨®logos alertan del ¡®populismo punitivo¡¯, consideran un error centrar en el ¨¢mbito penal la lucha contra los delitos sexuales y afirman que m¨¢s a?os de c¨¢rcel no suponen m¨¢s seguridad para las v¨ªctimas

La entrada en vigor de la Ley de Garant¨ªa Integral de Libertad Sexual, la conocida como ley del solo s¨ª es s¨ª, ha causado una tormenta jur¨ªdica y pol¨ªtica al derivar en decenas de rebajas de penas a agresores sexuales condenados con la legislaci¨®n anterior, que ahora han visto su castigo reducido con la nueva norma. La oposici¨®n ha puesto en la diana a la ministra de Igualdad, Irene Montero, pero tambi¨¦n al resto del Gobierno, al que acusan de dejar ¡°desprotegidas¡± a las mujeres. Desde el Ejecutivo se ha admitido la estupefacci¨®n por que una de las leyes estrellas de la legislatura, pensada para dar un paso adelante en el discurso y las pol¨ªticas feministas y la autonom¨ªa sexual de las mujeres, se haya vuelto en contra con un efecto bumer¨¢n que nadie previ¨®.
?La intenci¨®n del Gobierno era entonces elevar las penas? ?Hace falta, despu¨¦s de lo ocurrido con la ley de libertad sexual? ?Incrementar los castigos a los agresores aumenta la protecci¨®n de las mujeres, o al menos, su sensaci¨®n de seguridad? ?Los disuaden a ellos m¨¢s a?os de c¨¢rcel? Juristas, expertos que participaron en los debates previos a la ley, soci¨®logos y crimin¨®logos reflexionan sobre estas cuestiones, y, aunque con matices en sus argumentos, comparten una conclusi¨®n: las penas por los delitos sexuales en Espa?a son altas, para algunos ¡°desproporcionadas¡± en comparaci¨®n con otros delitos y con los pa¨ªses de su entorno.
La nueva ley, seg¨²n la mayor¨ªa, consolida un marco penal muy severo pese a que, aseguran, los castigos elevados contra los agresores sexuales no incrementan la protecci¨®n para las mujeres. Los expertos hablan de ¡°populismo punitivo¡± y lamentan que haya calado en la sociedad y entre los pol¨ªticos.
Cambiar el marco penal no era el fin fundamental de la ley de libertad sexual. La norma naci¨® para desplegar medios y recursos que permitieran avanzar en la libertad sexual desde todos los ¨¢mbitos. Y el texto, recuerda Mar¨ªa Acale, catedr¨¢tica de Derecho Penal de la Universidad de C¨¢diz, contempla medidas de educaci¨®n y apoyo institucional que pueden funcionar m¨¢s como prevenci¨®n que las medidas penales. Ese era uno de los objetivos principales de la nueva norma, pero ha quedado diluido en los debates sobre las penas.
¡°El que todo el mundo, empezando por la ministra, llamemos a esto la ley del solo s¨ª es s¨ª significa que nos hemos cre¨ªdo el protagonismo del derecho penal en la lucha contra la violencia sexual y protecci¨®n a las v¨ªctimas¡±, lamenta Miren Ortubay, doctora en Derecho Penal y experta en violencia de g¨¦nero, que recuerda que la reforma del C¨®digo Penal, cuyo eje era la definici¨®n de consentimiento (el solo s¨ª es s¨ª), estaba incluida en una disposici¨®n final del extenso texto de la ley. ¡°Y a ra¨ªz de eso le cambiamos hasta el nombre. Esto no era una ley penal, pero eso se ha convertido en el centro. Nos han colonizado el pensamiento¡±, lamenta.
Los expertos coinciden en que las penas para los delitos sexuales en Espa?a son hist¨®ricamente altas. ¡°La comparaci¨®n hay que hacerla con c¨®mo castigas otros comportamientos con los que pueda haber alguna analog¨ªa¡±, se?ala el catedr¨¢tico de Derecho Penal de la Universidad Aut¨®noma de Madrid Juan Antonio Lascura¨ªn, que en un art¨ªculo publicado esta semana en EL PA?S citaba varios ejemplos para ilustrar esta tesis. ¡°Una violaci¨®n agravada a una v¨ªctima adulta puede alcanzar hoy la pena de 11 a 15 a?os de prisi¨®n, m¨¢s que unas torturas graves (dos a seis), un aborto intencional no consentido por la gestante (cuatro a ocho), una mutilaci¨®n genital (6 a 12) e incluso un homicidio intencional (10 a 15)¡±, se?alaba.
Espa?a, un pa¨ªs con un sistema punitivo alto
Esa comparaci¨®n de la pena de violaci¨®n con la de homicidio es un ejemplo al que recurren casi todos los expertos. ¡°Violar a alguien puede tener el mismo precio que matar a alguien. Esto es una distorsi¨®n que esta reforma no ha cambiado¡±, lamenta el catedr¨¢tico Manuel Cancio. La tesis habitual, se?alan los expertos, es que esta ¡°sobredimensi¨®n¡± de las penas de los delitos sexuales tiene que ver con la antigua concepci¨®n de la ¡°honra¡± de la mujer¡±.
¡°Hay algo de concepci¨®n machista en esa dureza de los delitos¡±, advierte Lascaura¨ªn, que apunta que en los ¨²ltimos a?os un cierto sector del feminismo se ha sumado a esta tendencia, un efecto que tambi¨¦n lamenta Ortubay: ¡°El populismo punitivo es una bandera del capitalismo neoliberal. Tiene que ver con la obsesi¨®n por la seguridad e intentar solucionar los problemas sociales aumentando las penas. Pero es un discurso que han comprado tambi¨¦n personas de izquierdas e incluso feministas¡±.
La delegada del Gobierno para la Violencia de G¨¦nero, Victoria Rosell, jueza de carrera, coincide en que las peticiones de penas altas ¡°de la derecha y la ultraderecha¡± para los delitos sexuales suponen ¡°un punitivismo paternalista que crea gran desprotecci¨®n a las mujeres¡±. Explica por qu¨¦: ¡°Unos m¨ªnimos muy altos pueden provocar una hu¨ªda del derecho penal cuando quien juzga, en base a su perspectiva y sus creencias, piensa que esos m¨ªnimos no se ajustan al delito. Si el m¨ªnimo es seis a?os o la absoluci¨®n, quiz¨¢s se decida la absoluci¨®n porque seis parece demasiado, pero si es cuatro, igual se ajusta m¨¢s¡±.
Seg¨²n los juristas, las penas para estos delitos en Espa?a son tambi¨¦n altas en comparaci¨®n con la mayor¨ªa de pa¨ªses europeos. Cancio explica que el C¨®digo Penal espa?ol es severo ¡°en general¡± comparado con la mayor¨ªa de pa¨ªses del centro y norte de Europa, pero la diferencia es m¨¢s acentuada en los delitos sexuales. ¡°El C¨®digo Penal sueco, que se parece al espa?ol en cuanto a c¨®mo tipifica, tiene de 3 a 6 a?os de prisi¨®n para la violaci¨®n. Y para los m¨¢s graves, con violencia, son 10 a?os. En Alemania, un m¨ªnimo de dos y luego la horquilla es de 2 a 15 de m¨¢ximo en violaciones con riesgo para la vida¡±, se?ala el catedr¨¢tico que cree que en la nueva ley se ha perdido una oportunidad de modular los castigos. ¡°Las penas en general no bajan, sino que suben¡±, se?ala.
La mayor¨ªa de los juristas comparte esta interpretaci¨®n. La norma agrava el castigo para conductas que antes eran consideradas abusos y ten¨ªa menor reproche penal. Pero tambi¨¦n, al ampliar el arco como efecto de la uni¨®n de los abusos y las agresiones en un solo delito, se han reducido las m¨ªnimas de algunas horquillas para dar cabida a hechos menos graves de los que antes castigaba. Y en estos supuestos es en los que los jueces est¨¢n concediendo la mayor¨ªa de rebajas de condena.
Los juristas coinciden en que este efecto no era buscado por el Gobierno y creen que entre los casos que se est¨¢n conociendo hay algunos en los que se est¨¢ ¡°retorciendo¡± el texto de la ley. ¡°Si la intenci¨®n del legislador fuera que ahora algo es menos grave de lo que era antes, hay que adaptar la pena. Pero en este caso, ?el legislador nos est¨¢ diciendo que la violaci¨®n con violencia es ahora menos grave que antes? La respuesta es no¡±, se?ala Cancio.
¡°El marco mental del populismo punitivo¡±
Para la profesora Ortubay, solo el hecho de empezar a comparar penas en la ley de libertad sexual, centrar la atenci¨®n en si han subido o bajado, significa que hemos entrado ¡°en el marco mental del populismo punitivo¡±. ¡°Estamos jugando en su terreno desde el momento en que entramos en esta discusi¨®n¡±, lamenta la jurista, que considera una ¡°trampa¡± pensar que m¨¢s pena es sin¨®nimo de m¨¢s protecci¨®n y que penas m¨¢s bajas suponen desproteger a las mujeres, una reflexi¨®n que comparten la mayor¨ªa de expertos. ¡°No por imponer m¨¢s penas garantizamos menos delito. Eso es una falacia¡±, coincide Acale.
Los estudios, aseguran los expertos, reflejan que penas m¨¢s largas no reducen delitos. ¡°Implica m¨¢s la satisfacci¨®n de intentar responder a una alarma social, es una cuesti¨®n pol¨ªtica y t¨¦cnica¡±, dice Meritxell P¨¦rez, psic¨®loga, crimin¨®loga y secretaria general de la Fundaci¨®n para la Investigaci¨®n Aplicada en Delincuencia y Seguridad (FIADYS), que recuerda que ni siquiera la cadena perpetua o la pena de muerte lleva asociada una disminuci¨®n de la delincuencia. ¡°En EE UU, donde han estudiado las penas en relaci¨®n a ciertos delitos como el homicidio, no hay diferencias entre los Estados en los que se aplican esos castigos y en los que no¡±, apunta esta profesora de la Universidad Pontificia de Comillas.
Antonio Andr¨¦s Pueyo, catedr¨¢tico de Psicolog¨ªa de la Violencia en la Universidad de Barcelona, apunta que la mayor¨ªa de los delincuentes primarios (los que delinquen por primera vez) no se plantean antes de actuar los a?os de c¨¢rcel que les van a caer. ¡°Nadie sabe lo que le corresponde por un delito. Nueve, doce, tres¡ Nadie hace esos c¨¢lculos¡±, dice Pueyo. S¨ª, ¡°quiz¨¢s¡±, cuando ya han pasado por prisi¨®n. ¡°O si hablamos de un traficante o un delincuente econ¨®mico¡±. Pero, en el caso de los agresores sexuales, la mayor¨ªa ¡°ni siquiera reconoce el delito¡±. ¡°Le pongas lo que les pongas, para ellos es un exceso, un abuso¡±, se?ala Pueyo.
La eficacia o ineficacia de las penas largas
Otro asunto de debate es hasta qu¨¦ punto el paso por la c¨¢rcel sirve para corregir las conductas de los agresores sexuales, lo que podr¨ªa justificar penas altas si en ese tiempo se trabaja con ellos. Pueyo asegura que en ciertos agresores el tiempo a veces es necesario. En los agresores de menores, por ejemplo, sobre todo en los ped¨®filos. ¡°La pedofilia es un problema muy grave, cr¨®nico, no modificable¡±. Ocurre tambi¨¦n con los reincidentes, por ejemplo Bernardo Montoya, el asesino de Laura Luelmo: ¡°Para estos la pena tiene que ser larga. Est¨¢n muy desajustados, con niveles de riesgo de delinquir muy altos y el control por tanto ha de ser muy alto. Hay quien necesita muchos a?os de prisi¨®n, pero son muy pocos¡±.
Pero para la mayor¨ªa, los llamados agresores sexuales oportunistas, la prisi¨®n corta es m¨¢s eficaz que la prisi¨®n larga. ¡°Estar mucho tiempo sirve de muy poco para estos. Pierden trabajos, contactos sociales, se criminalizan m¨¢s¡ Las prisiones largas no son muy eficaces¡±. La profesora Acale hace un llamamiento para que se implanten recursos que a?adan eficacia a la estancia en prisi¨®n. ¡°Las penas de prisi¨®n tienen el efecto de que mantenemos al individuo dentro, pero en alg¨²n momento sale. ?Para qu¨¦ queremos que est¨¦n m¨¢s a?os en prisi¨®n si no se hace nada con ellos? Vamos a intentar invertir el tiempo que est¨¦n dentro, nos cueste lo que nos cueste. A las propias v¨ªctimas les interesa que estas personas reciban un tratamiento¡±.
En el Derecho Penal moderno, dice Marisa Soleto, ¡°hay que sobreponerse al ojo por ojo hablando de penas¡±. Para la jurista y directora de la Fundaci¨®n Mujeres, la penalizaci¨®n de los delincuentes en una sociedad democr¨¢tica tiene que ir m¨¢s all¨¢ de lo punitivo, y hay cuestiones como la lentitud de la justicia que puede dar m¨¢s sensaci¨®n de impunidad que m¨¢s o menos a?os de prisi¨®n: ¡°Si una mujer que sufre un delito espera dos a?os por el juicio, m¨¢s dos por el recurso, ha estado cuatro a?os invadida por ese delito¡±.
La delegada del Gobierno para la Violencia de G¨¦nero recuerda a Adela As¨²a, vicepresidenta em¨¦rita del Tribunal Constitucional y miembro ahora del Consejo de Estado, que sobre la ley del solo s¨ª es s¨ª hablaba del ¡°calvario probatorio¡±. ¡°Dec¨ªa que la resistencia se probaba en las heridas de las mujeres. Y que la intimidaci¨®n no exist¨ªa si no pod¨ªas demostrar en tu carne que te hab¨ªas doblegado¡±.
Alrededor del 25-N, D¨ªa Internacional contra la Violencia de G¨¦nero, Soleto recuerda a Ana Orantes, de cuyo asesinato se cumple este a?o un cuarto de siglo. ¡°Su marido [que la acab¨® matando] fue condenado por maltrato, pero en la ¨¦poca de Orantes se les condenaba a r¨¦gimen domiciliario, era una bomba de relojer¨ªa para las propias v¨ªctimas, era una pena cuyo cumplimiento reca¨ªa sobre la propia v¨ªctima y hab¨ªa vulneraci¨®n grave sobre ellas¡±.
De aquel caso deriv¨® un cambio penal que cre¨® herramientas que s¨ª supusieron mayor y mejor seguridad a las v¨ªctimas: las ¨®rdenes de protecci¨®n y de alejamiento, o las pulseras que alertan a la polic¨ªa cuando el maltratador se acerca a la v¨ªctima, ninguna mujer ha sido asesinada llev¨¢ndola en los m¨¢s de 12.300 casos de riesgo en los que se han implantado hasta ahora.
¡°La calidad de la justicia se mide por multitud de factores no solo por el n¨²mero de a?os de las penas¡±, apunta Soleto, miembro tambi¨¦n del Observatorio Estatal contra la Violencia de G¨¦nero. ¡°No soy punitivista. Prefiero penas m¨¢s bajas y sentencias menos vergonzosas, siempre y cuando se cumpla lo imprescindible: c¨®mo las v¨ªctimas pueden repararse, restituirse y satisfacer y sentir que hay justicia¡±.
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