Camus, ?intocable? Un libro lo acusa en Francia de colonialista. Y resucita la pol¨¦mica con Sartre
El estudioso Olivier Gloag, autor del ensayo que intenta desmontar la leyenda camusiana, es criticado por querer cancelarlo y derribar su figura
Todo vuelve, aunque sea envuelto en ropajes distintos. Regresa, en la Francia de Emmanuel Macron y del ascenso, quiz¨¢ irresistible, de Marine Le Pen, la querella que marc¨® la vida intelectual francesa a mediados del siglo XX y que enfrent¨® a prop¨®sito de la revoluci¨®n y el totalitarismo de izquierda a Jean-Paul Sartre con Albert Camus.
Un libro, titulado Olvidar a Camus y escrito por el profesor en la Universidad de Carolina del Norte Olivier Gloag, reabre la herida. El libro retrata a Camus como un escritor colonialista ¡ªy machista, entre otros pecados¡ª, alejado de la imagen de santo laico e irreprochable icono humanista. ¡°No se trata de juzgar a Camus, sino de enriquecer la lectura¡±, sostiene Gloag desde Estados Unidos. ¡°Hay que seguir ley¨¦ndolo, pero sin ver en ¨¦l a un personaje de cuento de hadas¡±.
A los camusianos no les ha gustado Olvidar a Camus. Acusan a Gloag de ¡°deshonestidad intelectual¡±, de ¡°derribar estatuas¡± y de ¡°cancelar¡± al estilo de la izquierda universitaria norteamericana, como se ha le¨ªdo en Le Figaro. Tambi¨¦n de ¡°rehacer los procesos estalinistas de los a?os cincuenta¡±.
Lo fascinante es c¨®mo la disputa que sucedi¨® hace tanto ¡ªla ruptura entre dos amigos que resultaban ser los intelectuales m¨¢s famosos de la ¨¦poca¡ª no ha terminado. A Sartre, autor de La n¨¢usea y El ser y la nada, se le lee menos y se considera que se equivoc¨® estrepitosamente en algunos de sus compromisos pol¨ªticos. Camus, autor de El extranjero, es un superventas, se le lee en la escuela y pol¨ªticos de todos los colores invocan su memoria.
Como escribi¨® Mario Vargas Llosa en 1981, ¡°aquella pol¨¦mica es a¨²n actual¡±, pues ¡°cada ma?ana la reactualizan los diarios, con su raci¨®n de estragos, y los dilemas pol¨ªticos y morales en que nos sumen¡±. Han pasado cuatro d¨¦cadas y, aunque Camus haya ganado la batalla de la posteridad, la pol¨¦mica sigue abierta.
¡°Yo intento salir de una posici¨®n afectiva: no se trata de saber si a uno le gusta o no Camus¡±, dice Gloag. ¡°Si hay una cr¨ªtica, es a su recepci¨®n. En los ¨²ltimos 30 a?os, ha habido una especie de idolatr¨ªa. Es casi sagrado en Francia, como se ha visto con las reacciones a mi libro¡±. Lo que persigue, en las 141 p¨¢ginas de Olvidar a Camus (publicado en franc¨¦s por La fabrique y sin traducci¨®n espa?ola), es desacralizarlo.
No, sostiene el autor: Camus, de ascendencia francesa y espa?ola y nacido en la Argelia colonial en una familia pobre, no era anticolonialista. En El extranjero, ficci¨®n narrada por un franc¨¦s que mata a un ¨¢rabe an¨®nimo en una playa argelina, ¡°todo (...) parece, de facto, negar el estatuto de ser humano a los argelinos¡±. Camus, sentencia, es ¡°el ¨²ltimo escritor colonial¡±.
La peste, la otra gran novela de Camus, narra una epidemia en la ciudad argelina de Or¨¢n. Se ha interpretado como una alegor¨ªa de la ocupaci¨®n nazi de Francia. No es as¨ª, seg¨²n Gloag: ¡°Propongo una lectura distinta. La peste no es Alemania ni los alemanes, es la resistencia del pueblo argelino a la ocupaci¨®n francesa, fen¨®meno intermitente pero ineluctable, que se asimila a una enfermedad mortal desde el punto de vista de los colonos¡±.
Y as¨ª procede el autor, con una lectura inquisitiva e implacable de la obra y la biograf¨ªa de Camus. Desde la resistencia al nazismo hasta el compromiso contra la pena de muerte, pasando por la ruptura con Sartre, su relaci¨®n con la actriz Mar¨ªa Casares y las mujeres en general, y sus reparos ante la independencia del pa¨ªs donde naci¨® y al que se sent¨ªa profundamente apegado.
¡°Leyendo sus propias palabras, sus obras y (...) sus cartas¡±, escribe Gloag, ¡°se descubren las m¨²ltiples facetas del personaje, que desmienten la imagen m¨ªtica que se ha edificado del bello novelista, derecho, solitario, solidario, atormentado pero justo¡±. El t¨ªtulo Olvidar a Camus, explica a EL PA?S, no significa que est¨¦ olvidado, ni que haya que olvidarlo. Al contrario.
¡°Lo que hay que olvidar es el Camus tal como se nos ha presentado¡±, dice. ¡°Hay hoy en Francia un uso permanente de Camus por parte del establishment pol¨ªtico. A este Camus que sirve para justificarlo todo y nada, nos lo tenemos que quitar de encima. Propongo liberar a Camus de las manipulaciones abusivas y complacientes y mirarlo de frente¡±.
Al tel¨¦fono Mohammed A?ssaoui, nacido en Argelia (como Camus), hijo de una familia pobre (como Camus), escritor y periodista en franc¨¦s (como Camus) y autor del reci¨¦n publicado Diccionario amoroso de Albert Camus. ¡°Esta pol¨¦mica no me ha sorprendido nada¡±, dice.
En vida, tras la publicaci¨®n del ensayo El hombre rebelde en 1953 que provoc¨® la ruptura con Sartre, empez¨® el asalto al mito camusiano. Porque ya era un mito, y lo ser¨ªa a¨²n m¨¢s cuando en 1957, a los 42 a?os, fue el m¨¢s joven en recibir el Nobel de literatura desde Rudyard Kipling. Su muerte en un accidente de autom¨®vil en 1960 agrand¨® la leyenda.
Nunca cesaron las pol¨¦micas. Camus, fil¨®sofo para las clases de bachillerato, se titulaba un ensayo publicado en 1970. El gran intelectual y diplom¨¢tico irland¨¦s Conor Cruise O¡¯Brien en los a?os setenta, y el palestino-americano Edward Said en los noventa ya incidieron en el aspecto colonial de su obra.
¡°La pol¨¦mica es habitual¡±, observa A?ssaoui. ¡°Lo ¨²nico que extra?a es que el ataque siempre proviene de una cierta extrema izquierda, cuando esta franja pol¨ªtica deber¨ªa estar orgullosa de que el hijo de una familia modesta, educado en la escuela republicana, se hubiese convertido en un gran escritor franc¨¦s¡±.
Y se pregunta: ¡°?C¨®mo se le puede reprochar que sea colonialista? Se olvida que era un hijo de Argelia, que a los 20 a?os se fue a Cabilia para ver la miseria y hacer un reportaje que yo calificar¨ªa casi digno de Nobel, que no estaba en absoluto alejado de la poblaci¨®n ¨¢rabe¡±. Respecto a la guerra, que estall¨® en 1954 y desemboc¨® en la independencia en 1962, apunta: ¡°Evidentemente, era su tierra natal y se sent¨ªa desgarrado por lo que ocurr¨ªa¡±.
Benjamin Stora es un historiador de referencia sobre Argelia, pa¨ªs en el que naci¨®, y un hombre con una larga trayectoria en la izquierda trotskista y socialista. Se indigna ante las cr¨ªticas a Camus por colonialismo: ¡°En Francia hay una vieja corriente estalinista que vuelve a sacar sin parar, cada 10 a?os, las mismas tonter¨ªas¡±.
S¨ª, dice Stora, Camus no estaba a favor de la independencia, y abogaba por una soluci¨®n federal. Pero fue uno de los pocos en condenar la masacre francesa de argelinos en 1945 en S¨¦tif. Y era pr¨®ximo a otros dirigentes nacionalistas como Messali Hadj. A lo que se opuso, a?ade, fue al hegem¨®nico FLN, el partido ¨²nico.
¡°Lo que pol¨ªticamente fundamenta a Camus es Espa?a, la revoluci¨®n espa?ola¡±, recuerda el historiador. ¡°Pero era antiestalinista, su mundo era de los anarcosindicalistas¡±.
Hay, en el fondo, otro debate de fondo entre la izquierda radical, m¨¢s sartriana, y la socialdem¨®crata, m¨¢s camusiana. Gloag acusa a esta ¨²ltima, al final del libro, de ¡°enmascarar insidiosamente su racismo e imperialismo con una falsa universalidad, y que enmascara tambi¨¦n la lucha de clases con un igualitarismo de fachada¡±. ¡°Las dos izquierdas irreconciliables¡±, como dec¨ªa el ex primer ministro Manuel Valls.
Babelia
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