Muere el fot¨®grafo franc¨¦s Pierre Gonnord, magistral retratista del alma humana, a los 60 a?os
Residente en Madrid desde 1988, enfoc¨® su obra en mostrar las huellas de la vida en los rostros de gitanos, vagabundos, mineros o monjes
A pesar de que llevaba m¨¢s a?os en Espa?a de los que vivi¨® en Francia, donde hab¨ªa nacido en Cholet, el 28 de junio de 1963, Pierre Gonnord conservaba el acento galo cuando hablaba en espa?ol, lo que hac¨ªa con la rapidez que le imprim¨ªa su pasi¨®n por la vida y por la fotograf¨ªa, por lograr otro magn¨ªfico retrato de un desconocido en alg¨²n lugar remoto. Gonnord, fallecido a ¨²ltima hora del domingo, 21 de abril, en Madrid, a los 60 a?os, por una enfermedad, era un maestro del retrato fotogr¨¢fico, g¨¦nero en el que logr¨® un estilo ¨²nico de aproximaci¨®n psicol¨®gica por su uso del claroscuro, por plasmar hasta la ¨²ltima arruga de un rostro y por lograr que sus retratados clavasen su mirada en la de quienes los contemplaban.
La galer¨ªa Juana de Aizpuru, que llevaba la obra de Gonnord, ha comunicado que los restos mortales del fot¨®grafo estar¨¢n hoy, lunes, en el tanatorio de San Isidro, en Madrid. Mientras, las redes sociales se han llenado de mensajes de condolencia del mundo de la fotograf¨ªa, de profesionales e instituciones, por su fallecimiento.
Gonnord fotografiaba a sus retratados normalmente en el ambiente donde viv¨ªa esa persona, con su ropa y delante un fondo negro del que parec¨ªan emerger (¡±llevarlos a un estudio lo fastidiar¨ªa todo¡±, comentaba); sin objetos ni decorado, con un realismo sobrecogedor. Siempre en gran formato, este artista prefer¨ªa trabajar con la luz del alba o del atardecer y sus sesiones sol¨ªan durar en torno a un minuto, seg¨²n contaba. ¡°Si lo alargo se pueden convertir en modelos¡±, advert¨ªa, con lo que pod¨ªa perderse la frescura del encuentro virginal con la c¨¢mara.
Sin embargo, detr¨¢s de ese minuto hab¨ªa un trabajo previo de semanas, a veces de meses, para acercarse y conocer a sus fotografiados poco a poco. Ante los resultados tan extraordinarios que consegu¨ªa, alguna vez le preguntaron cu¨¢nto preparaba sus im¨¢genes, tomadas con una Hasselblad: ¡°?Nada!¡±, respond¨ªa. Defend¨ªa, eso s¨ª, que un retrato no deb¨ªa ser ¡°un mero calco de la realidad¡±. Le interesaban personas con un f¨ªsico peculiar y que irradiasen carisma y sensibilidad. Consegu¨ªa que un sintecho, un n¨®mada, un campesino, o un anciano arrugado parecieran pr¨ªncipes por la dignidad con que los retrataba. Pierre resum¨ªa que un retrato era algo que se hac¨ªa entre dos para que surgiera un tercero y lo disfrutara un cuarto, el espectador.
Pierre contaba que cuando llegaba a cualquiera de esos sitios para trabajar era muy respetuoso, no se trataba de invadir la intimidad de unos desconocidos y ponerse a hacerles fotos; primero conviv¨ªa con esa comunidad, los conoc¨ªa sin c¨¢mara de por medio, y solo cuando hab¨ªan transcurrido el tiempo suficiente, se lanzaba a hacer los primeros disparos porque hab¨ªa logrado la suficiente confianza. En su ideario, sosten¨ªa que ¡°el fot¨®grafo tiene el compromiso de sugerir y de denunciar¡±. ¡°Esto se puede hacer desde la poes¨ªa, pero hay que hacerlo con todo el realismo¡±, declaraba en una entrevista en este peri¨®dico en 2008.
Generoso, jovial, a Pierre siempre le dec¨ªan, le dec¨ªamos, que sus retratos parec¨ªan pinturas de Vel¨¢zquez, Caravaggio o Rembrandt, lo que termin¨® por hacerle torcer un poco el gesto, quiz¨¢s porque se hab¨ªa convertido en un lugar com¨²n y reduccionista de su inmenso talento.
De formaci¨®n autodidacta, sus primeras fotos las hizo con la Minolta que su padre le dejaba los domingos, con la advertencia de que tuviera mucho cuidado con ella. En la Francia de los setenta la fotograf¨ªa estaba en los colegios y as¨ª pudo conocer la obra de Robert Capa o de creadores de otras disciplinas, como el compositor Pierre Boulez o un genio de la arquitectura como Le Corbusier. Poco a poco fue sintiendo fascinaci¨®n por fot¨®grafos como Diane Arbus, Walker Evans, Brassa? o Manuel ?lvarez Bravo; de los vivos admiraba en especial a Cristina Garc¨ªa Rodero y a Alberto Garc¨ªa-Alix.
Hab¨ªa estudiado Econom¨ªa en Par¨ªs, trabaj¨® en empresas y agencias de comunicaci¨®n y marketing, pero su vida dio un primer giro cuando en 1988 una amiga le anim¨® a instalarse en Madrid, donde se sinti¨® acogido por su gente y su luz. Todo iba bien hasta que la muerte de su hermano, en 1996, le noque¨®. Estuvo un tiempo perdido, hasta que un fin de semana en Cuenca, adonde le hab¨ªa llevado un amigo para escuchar a la mezzosoprano Teresa Berganza, le hizo salir del pozo a alguien tan sensible como ¨¦l. Decidi¨® entonces cu¨¢l ser¨ªa su proyecto personal: acercarse a desconocidos e intentar mostrar su vida en un retrato, nada menos. As¨ª, la fotograf¨ªa fue ¡°un chaleco salvavidas¡±, dec¨ªa, y tambi¨¦n la manera de poder superar su ¡°timidez enfermiza¡±.
En sus primeros trabajos retrat¨® a j¨®venes de Madrid, fue en Interiors (1999), y despu¨¦s en Nueva York, City (2001). En los a?os sucesivos realiz¨® las series Regards (2000-2003), Far East, en Jap¨®n (2003), la primera verdaderamente importante en su trayectoria, y Ut¨®picos (2004-2005).
Posteriormente, con la viva recomendaci¨®n de Garc¨ªa Rodero, decidi¨® que lo que quer¨ªa era transitar por carreteras secundarias y cruzar fronteras, como la Raya, que separa Espa?a y Portugal, que recorri¨® de arriba abajo en busca de gitanos n¨®madas, chatarreros, temporeros o criadores de caballos (tambi¨¦n realiz¨® una serie maravillosa de retratos a equinos con una mirada inquietantemente humana). Sobre las diferentes fronteras europeas que traspas¨®, estas le atra¨ªan por ser ¡°espacios de choque, de batallas, de cruce, separaciones naturales, hay mucha energ¨ªa ah¨ª¡±, afirmaba en un tono casi cham¨¢nico.
En otros de sus proyectos fotografi¨® a las gentes del barrio de las Tres Mil Viviendas, en Sevilla; inmigrantes del Magreb en los invernaderos de Almer¨ªa y a mineros en Asturias reci¨¦n salidos del pozo, con la cara te?ida por el holl¨ªn (aunque les dec¨ªa que se lavasen algo la cara porque ¡°tanto carb¨®n no dejaba traspasar las emociones¡±). Pierre los hab¨ªa acompa?ado previamente en su bajada a 600 metros de profundidad en la jaula. En este caso se trataba adem¨¢s de una vuelta a su infancia, cuando vio c¨®mo desaparec¨ªan las minas en Francia.
En una de sus ¨²ltimas propuestas, titulada Los que tienen fe, busc¨® a monjes en el Alentejo, los C¨¢rpatos y Grecia. Le atra¨ªa, en definitiva, fotografiar a ¡°gentes en peligro de extinci¨®n¡±, comentaba.
Vinculado a la galer¨ªa Juana de Aizpuru de Madrid desde 1999, cuando protagoniz¨® en ese espacio su primera individual, dentro del festival PHotoEspa?a, mantuvo con la galerista una gran relaci¨®n y, sin duda, ella fue art¨ªfice de que su obra alcanzara la dimensi¨®n que hoy ofrece. Gonnord expuso en galer¨ªas de Barcelona, Lisboa, Nueva York¡ en el Museo de Bellas Artes de Sevilla, con la muestra Realidades (2006); la Sala Alcal¨¢ 31, en Madrid (2009), el Centro Andaluz de la Fotograf¨ªa, en Almer¨ªa (2014), el Museo Universidad de Navarra (2016) o el Museo de la Evoluci¨®n Humana (MEH), de Burgos (2018), con un montaje en el que expuso sus retratos entre restos de neandertales.
Ganador del prestigioso Premio Internacional de Fotograf¨ªa Ciudad de Alcobendas y del Premio de Fotograf¨ªa de la Comunidad de Madrid, su obra est¨¢, entre otras colecciones, en las del Museo Reina Sof¨ªa, el Centro Andaluz de Arte Contempor¨¢neo (CAAC), de Sevilla; el Museo de Arte Contempor¨¢neo de Castilla y Le¨®n (Musac), la Fundaci¨®n Telef¨®nica (Madrid), el Artium de ?lava, el Centro de Arte Dos de Mayo (M¨®stoles), el Museo de Arte Contempor¨¢neo de Chicago y la Maison Europ¨¦enne de la Photographie de Par¨ªs.
Adem¨¢s, en 2021, fue el elegido por el ex presidente del Gobierno Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero para que le hiciera el retrato oficial destinado al sal¨®n previo a la sala del Consejo de Ministros. Es tradici¨®n de la pol¨ªtica espa?ola que los presidentes de la democracia tengan en ese espacio un retrato. El de Zapatero es el ¨²nico fotogr¨¢fico porque los de los otros presidentes a los que se les ha realizado (Leopoldo Calvo-Sotelo, Adolfo Su¨¢rez, Felipe Gonz¨¢lez y Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar) son ¨®leos.
En los ¨²ltimos meses de vida, ya enfermo, Gonnord no quiso renunciar a su gran pasi¨®n y emprendi¨® una serie de retratos a personas de su entorno, desde los seres marginales que encontraba en su barrio del centro de Madrid, como prostitutas, hasta sus mejores amigos y conocidos. Fue, probablemente, la mejor forma de despedirse de quienes le hab¨ªan proporcionado buenos momentos personales y profesionales.
Pierre Gonnord ya no podr¨¢ seguir haciendo lo que m¨¢s amaba: viajar por el mundo para conocer personas a las que fotografiar. ¡°La vida pasa muy deprisa y el cementerio est¨¢ lleno de remordimientos¡±, dec¨ªa con humor para justificar sus ganas inagotables de seguir capturando el alma humana en cada rostro y de lograr que nos mir¨¢ramos a nosotros mismos en cada uno de sus retratados.
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