La tablilla de pizarra del yacimiento tart¨¦sico del Turu?uelo de Guare?a escond¨ªa un abecedario de hace 2.500 a?os
Los arque¨®logos conf¨ªan en que el buen estado de conservaci¨®n de la pieza y su aparici¨®n en un contexto cronol¨®gico y geogr¨¢fico tan claro den un empuj¨®n al estudio de las escrituras meridionales prerromanas de la pen¨ªnsula
La tablilla de pizarra reci¨¦n hallada en el yacimiento tart¨¦sico del Turu?uelo de Guare?a (Badajoz), en la que un artesano tart¨¦sico plasm¨® hace unos 2.500 a?os sus bocetos, no solo ayudar¨¢ a profundizar en el conocimiento del arte y los trabajos manuales de la ¨¦poca, sino tambi¨¦n en el lenguaje. Junto a los dibujos tallados con alg¨²n instrumento punzante, en la peque?a tablilla de 20 por 20 cent¨ªmetros tambi¨¦n hay escrito un abecedario. ¡°Como estaba mezclado con otros signos, decidimos en un primer momento dejar su estudio en profundidad para m¨¢s adelante¡±, explica Sebasti¨¢n Celestino, investigador del Instituto de Arqueolog¨ªa de M¨¦rida (centro mixto del CSIC y la Junta de Extremadura) y codirector de la excavaci¨®n junto a Esther Rodr¨ªguez. Y contin¨²a: ¡°Pero una vez publicamos el hallazgo, al ver la imagen, Joan Ferrer i Jan¨¦, del Grupo de Investigaci¨®n LITTERA de la Universidad de Barcelona, se puso en contacto con nosotros para se?alar la existencia de ese abecedario y su gran importancia¡±.
El doctor Ferrer i Jan¨¦, uno de los principales referentes acad¨¦micos en la investigaci¨®n de la escritura paleohisp¨¢nica, ser¨¢ el encargado de estudiar con detenimiento este abecedario. Explica por tel¨¦fono que se trata del tercero de este tipo hallado hasta el momento; sin embargo, uno, el de Villasviejas del Tamuja, ya en la cuenca del Tajo, est¨¢ muy fragmentado; y el otro, el abecedario de Espanca de Castro Verde, en Portugal, ¡°apareci¨® fuera de contexto¡±. Este, en cambio, ha sido desenterrado en el yacimiento del Turu?uelo de Guare?a, donde se est¨¢ excavando un ins¨®lito edificio de dos plantas, ¨²nico en el Mediterr¨¢neo occidental, destruido hacia finales del siglo V antes de Cristo, y cuyo interior no deja de aportar nuevas claves para el estudio de la cultura tart¨¦sica que domin¨® el suroeste peninsular en la primera mitad del primer milenio antes de nuestra era.
El nuevo abecedario, inscrito en la misma cara de la tablilla donde est¨¢n dibujados tres guerreros, tiene 21 signos escritos de izquierda a derecha, siguiendo el borde exterior. ¡°La placa est¨¢ rota por uno de los laterales, con lo cual hemos perdido al menos seis signos¡±, explica el profesor Ferrer i Jan¨¦. Eso, si se compara con los 27 que aparecen en la inscripci¨®n de Espanca (en este caso, escritos de derecha a izquierda), pero tal vez sean m¨¢s. ¡°Es posible que el abecedario de Espanca estuviera incompleto o reflejara una escritura con un signario simplificado y, si la inscripci¨®n del Turu?uelo fuera completamente sim¨¦trica por ambos lados, podr¨ªa haber llegado a tener hasta 32 signos. Los abecedarios no solo eran modelos para la ense?anza de la escritura, sino que muchas veces se utilizaban en contextos rituales, m¨¢gicos, religiosos¡, por lo que no era necesario que estuvieran todos los signos¡±, a?ade el investigador. En cualquier caso, la rotura de la tablilla impide saber a ciencia cierta cu¨¢l era el n¨²mero exacto.
De momento, y a la espera de la limpieza y preparaci¨®n de la tablilla para su estudio en profundidad, lo que s¨ª se sabe es que los 10 primeros signos coinciden perfectamente con ese abecedario de Espanca. ¡°El und¨¦cimo, en este caso, es un signo raro, pero tambi¨¦n lo era en el otro. Despu¨¦s, la secuencia parece tambi¨¦n similar, pero todav¨ªa no se puede leer bien¡±, a?ade el especialista.
De hecho, prefiere referirse por el momento al hallazgo como un ¡°abecedario meridional¡±. ¡°Lo primero que tenemos que pensar es que igual hab¨ªa m¨¢s de un idioma en aquel momento. Como m¨ªnimo, est¨¢ el ib¨¦rico, que est¨¢ m¨¢s al este y tambi¨¦n se escribe en escritura ib¨¦rica sur-oriental. Est¨¢ claro que en esta parte no esperamos que sea ib¨¦rico, pues en el ¨¢rea del Guadalquivir suponemos que estaba la lengua turdetana y otra tradicionalmente llamada tartesia o del suroeste, documentada en el extremo sur de Portugal¡±, se?ala.
De lo que no tiene ninguna duda es de que este nuevo hallazgo, que aporta una ¡°informaci¨®n muy significativa de un momento cronol¨®gico concreto en un punto geogr¨¢fico tambi¨¦n bien determinado¡±, ayudar¨¢ a poner un poco m¨¢s orden a un contexto muy complicado, con pocos restos con inscripciones que estudiar, que encima ofrecen un panorama muy diverso: ¡°Es como si hubiera muchas escuelas epigr¨¢ficas distintas¡±. Adem¨¢s, conf¨ªa en que este es solo el principio: ¡°Sobre todo, lo que nos confirma esta tablilla es que el Turu?uelo nos va a dar muchas alegr¨ªas. Porque es muy plausible que sigan apareciendo inscripciones¡±.
Huesos humanos, una hecatombe y los primeros rostros de Tarteso
La tablilla de pizarra ha sido uno de los grandes hallazgos de la sexta campa?a de excavaci¨®n del Turu?uelo, dentro de una parte exterior del edificio principal que aportar¨¢ informaci¨®n muy importante sobre la organizaci¨®n productiva tart¨¦sica a trav¨¦s del trabajo de sus artesanos, pues se han desenterrado distintas habitaciones destinadas a actividades concretas: una cocina y horno de pan, la estancia de un alfarero o la que perteneci¨® seguramente al orfebre due?o de la pizarra de bocetos.
Este edificio ¡ªfuera templo, palacio o tal vez una mezcla de ambas cosas, con algo de centro administrativo¡ª ha supuesto un gran vuelco en el estudio de Tarteso, donde la tradicional escasez de restos ha sido durante d¨¦cadas compensada en muchas ocasiones con teor¨ªas envueltas en el mito y en el misterio. Para empezar, el enorme poder¨ªo pol¨ªtico y econ¨®mico y la gran capacidad organizativa que demuestra esta construcci¨®n hace muy dif¨ªcil seguir sosteniendo que la cultura tart¨¦sica no ten¨ªa entidad propia, independiente de la fenicia, a pesar de que el contacto y el comercio con esta fuera fundamental para su desarrollo.
Desde el siglo IX antes de Cristo y, hasta su abrupta y enigm¨¢tica desaparici¨®n cuatro siglos m¨¢s tarde, esta civilizaci¨®n lleg¨® a ser tan brillante y rica que excit¨® la imaginaci¨®n de los griegos, quienes dejaron en sus textos referencias que van de Argantonio a Herakles, el H¨¦rcules romano. Su n¨²cleo central estaba localizado entre lo que hoy es Huelva, Sevilla y C¨¢diz, pero en torno al siglo VI antes de nuestra era, seguramente tras una gran crisis econ¨®mica, hubo un importante desplazamiento de poblaci¨®n hacia el Valle medio del Guadiana, donde se han localizado algunos de los yacimientos tart¨¦sicos m¨¢s importantes hasta la fecha. Precisamente, por la escasez de restos de envergadura en aquel n¨²cleo central ¡ªprobablemente sepultados bajo ciudades andaluzas actuales¡ª, esa periferia extreme?a se ha revelado fundamental para tratar de despejar las brumas que todav¨ªa cubren el estudio de Tarteso. Y, entre todos ellos, sobresale sin duda, por tama?o, estructura, conservaci¨®n y riqueza, el edificio del Turu?uelo.
En la parte constructiva, con algunos elementos a la altura de los m¨¢s avanzados de la ¨¦poca en todo el Mediterr¨¢neo, destacan el uso de un mortero de cal, fraguado despu¨¦s; indicios de una b¨®veda en la habitaci¨®n principal; o la primera decoraci¨®n arquitect¨®nica de Tarteso que se conoce: un doble sogueado, un s¨ªmbolo de la eternidad utilizado en todo el Mediterr¨¢neo del mundo antiguo. Entre la multitud de materiales desenterrados, con todo tipo de metales, marfiles y vajillas cer¨¢micas, se cuentan el fragmento de lana m¨¢s antiguo hallado en la pen¨ªnsula Ib¨¦rica o la primera escultura de m¨¢rmol de ¨¦poca anterior a la llegada de la antigua Roma (conserva incluso la policrom¨ªa: el azul egipcio del pedestal y el rojo de los pies y las u?as).
A ello se sum¨® en la campa?a del a?o pasado el descubrimiento de los restos de cinco esculturas de piedra, bustos de tama?o casi natural que no solo han empezado a reescribir la historia del arte, que colocaba el florecimiento de la escultura en el Mediterr¨¢neo en Etruria y en Grecia, sino que muestran por primera vez unos rostros que podr¨ªan parecerse a los de sus habitantes. Adem¨¢s, se han encontrado los huesos de una persona adulta y los restos de varias decenas de animales sacrificados, fundamentalmente caballos, pero tambi¨¦n vacas, cerdos y un perro.
Sin embargo, a¨²n no se sabe muy bien por qu¨¦, hacia finales del siglo V antes de nuestra era, los lugare?os destruyeron todo, lo sepultaron y abandonaron para siempre justo despu¨¦s de ese gran sacrificio ritual de animales que conforma la primera hecatombe de tama?o comparable a los holocaustos religiosos descritos en el Antiguo Testamento y la Il¨ªada. Lo curioso es que la arcilla que despu¨¦s utilizaron para sepultar todo ha actuado como una especie de urna protectora a lo largo de los siglos que ha conservado de forma excepcional todos los restos.
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