Luis Bermejo: ¡°Soy un payaso doliente¡±
El actor, gran secundario del cine que no para de trabajar en teatro, estrena ¡®Norberta¡¯, pel¨ªcula donde encarna a un marido, padre y abuelo que emprende una transici¨®n de g¨¦nero en la madurez
Esta conversaci¨®n es un atraco. Me explico. Alguien cancela a ultim¨ªsima hora la entrevista que ten¨ªa prevista para esta secci¨®n esta semana. Pido, como alternativa de urgencia, un encuentro con el actor Luis Bermejo, que estrena pel¨ªcula el pr¨®ximo 26 de julio mientras, simult¨¢neamente, empalma dos obras de teatro en la cartelera madrile?a. No solo dice que s¨ª inmediatamente, sino que accede a vernos, aqu¨ª te pillo, aqu¨ª te grabo, a la hora de m¨¢s calor de un d¨ªa t¨®rrido en el ruidoso vest¨ªbulo de un hotel de la Gran V¨ªa. Cuando llego, ya est¨¢ esperando. No es un actor en promoci¨®n al uso. No parece tener m¨¢s inter¨¦s en venderse ni en vender su pel¨ªcula que en charlar de lo divino y lo humano sin m¨¢s prisas que las m¨ªas. As¨ª da gusto.
?Por qu¨¦ le he visto tantas veces en el cine y no me sab¨ªa su nombre?
?Qu¨¦ me dices? Pues tengo que confesarte que mi nombre completo es Jos¨¦ Luis Bermejo Prieto. De hecho, en mi familia me llaman Jose. Igual eso que dices tiene que ver con mi falta de ambici¨®n por figurar. Mi trabajo ha ido llamando a trabajo. Es verdad que voy por la calle y de vez en cuando alguien me mira como diciendo, este es el presidente de mi comunidad, o algo. Pero, s¨ª, igual tengo deudas pendientes, como hacer esta entrevista, y me encanta ir sald¨¢ndolas. A estas alturas, a los 55 a?os, ya no es la primera vez para casi nada, y esta es mi primera vez contigo.
?Nunca ha cultivado las relaciones p¨²blicas ni las alfombras rojas?
Igual no lo he necesitado ni me he sentido capacitado para eso. Ahora me siento muy relajado, pero, en otra ¨¦poca, hubiera estado absolutamente tenso aqu¨ª, en esta situaci¨®n, pensando que tengo que estar ingenioso y brillante. Cuando, en 2009, me nominaron al premio Goya a actor revelaci¨®n por Una palabra tuya, fui con la directora, ?ngeles Gonz¨¢lez-Sinde, y las actrices Esperanza Pedre?o y Malena Alterio, mi pareja de entonces y de muchos a?os. En un momento, una azafata se las lleva a las tres a la alfombra roja y yo, el nominado, me qued¨¦ all¨ª, varado, perdido. Ese soy yo. Y este soy ahora, despu¨¦s de muchos a?os de terapia, de trabajo y de pelea conmigo mismo.
?No ha pasado traves¨ªas del desierto laborales?
No muchas, porque cuando no me llamaban, me inventaba yo los trabajos. Con Animalario, el grupo de artes esc¨¦nicas que montamos amigos en 1997, act¨²o y produzco. Hasta el 7 de julio estoy en el teatro con El traje, con Javier Guti¨¦rrez. Y cuando acabemos, reestrenamos Los que hablan, que interpreto con Malena. Es un colectivo de trabajo fant¨¢stico.
?En qu¨¦ momento supo que era bueno en lo suyo?
No hace tanto. Dir¨ªa que entre los 45 y los 55 a?os empec¨¦ a sentir que soy actor, que puedo habitar un papel que alguien ha escrito para m¨ª, o que le he pedido prestado a alguien. Por fin creo que puedo jugar a ser otro. Ya no me siento impostor. Este soy yo, con mis dudas, mis complejos, mis dificultades, yo. Por eso, ahora, he podido hacer de Norberta, este personaje que cambia de g¨¦nero en la edad madura. He podido hacer este viaje tan fant¨¢stico porque ahora siento que tengo billete, que ya no soy un poliz¨®n en esto.
?Qu¨¦ le pas¨® entre los 45 y los 55?
La gran pelea que tiene uno consigo mismo. Mira, mi padre era un guardia civil maravilloso, de Extremadura, un emigrante del campo extreme?o, esa gente humilde que me ha formado y de la que me siento tan orgulloso que le he dedicado todas las funciones de teatro que hemos hecho de Los santos inocentes. Pues un d¨ªa, me estoy acordando ahora, hice un mon¨®logo que se llamaba El minuto del payaso, mi padre fue a verme y sali¨® fascinado. Me dijo: ¡®Pero Jose, c¨®mo eres capaz de hacer eso, he visto al payaso y no a mi hijo¡¯. Igual fue ah¨ª cuando empec¨¦ a creerme actor. Quiz¨¢, inconscientemente, necesitaba esa bendici¨®n paterna.
Habla del viaje de Norberto a Norberta. ?C¨®mo se prepar¨® para hacerlo?
Abstray¨¦ndome de todo y poni¨¦ndome a jugar con propiedad a ser otro. El arma m¨¢s descomunal del actor es la intuici¨®n. Solo si falla viene la t¨¦cnica, el oficio. Norberto-Norberta, al final, es una persona que no est¨¢ a gusto, se siente ansioso, agotado, a disgusto. Yo puedo conocer esa sensaci¨®n.
?Se ha documentado sobre transexualidad?
Yo ya conoc¨ªa la obra de Paul B. Preciado desde antes. Luego, he visto v¨ªdeos suyos de conferencias donde iba contando c¨®mo hac¨ªa la transici¨®n de g¨¦nero. Solo vi¨¦ndolo, se te abre la cabeza. Desaf¨ªa tus supuestas certezas. Entonces, desde mi distancia y tambi¨¦n mi inocencia me he ido acercando a ese mundo y supongo que tambi¨¦n me ha inspirado.
Personalmente, yo me creo a Norberta por su mirada. ?C¨®mo se modula eso?
Me emociona que lo digas. Tengo los ojos azules de mi abuelo. Al parecer, en Extremadura hubo una repoblaci¨®n de holandeses, porque no tengo unos rasgos muy extreme?os que digamos. Mi amigo Alberto San Juan, que me ha dirigido muchas veces, dice que tengo ojos dotados para el cine, y eso alimenta mi peque?o agujero de ego. La verdad es que, cuando vi la pel¨ªcula, yo tambi¨¦n dije: ¡®Hostia, qu¨¦ mirada tan luminosa, honesta y sincera¡¯.
?De d¨®nde le viene esa melancol¨ªa?
He sido un ni?o con muchas dificultades, muy enfermo, muy de hospitales, ten¨ªa unas fiebres reum¨¢ticas que me han acompa?ado muchos a?os. Me quedaba paralizado en la cama largas temporadas. Imagino a ese ni?o creciendo en una casa cuartel extreme?a, con una cultura muy patriarcal, de que los hombres no lloran. Me he comido mucho el coco. A m¨ª me ha salvado la vida mi terapeuta y el teatro. Luego me separ¨¦, y eso fue tambi¨¦n un cisma en mi vida, el separarme de una mujer que amo y que haya sido un ¨¦xito mi relaci¨®n.
Habla de Malena Alterio, su compa?era de tantos a?os. ?Es dif¨ªcil separarse enamorado?
Lo que es dif¨ªcil, y nos pas¨® a los dos, es soltar a alguien sabiendo que, juntos, te puedes acabar haciendo da?o, porque sois como hermanos. Eso es valiente. Luego he tenido otras relaciones. Estoy feliz con mi pareja, pero, ?por qu¨¦ te estoy contando todo esto?
Por la melancol¨ªa de sus ojos. Pero en Un amor, la pel¨ªcula de Isabel Coixet sobre el libro de Sara Mesa, esos mismos ojos dan miedo. ?C¨®mo hace tan bien de cabr¨®n?
Joder, much¨ªsimas gracias. Pues supongo que esos ojos melanc¨®licos y dulces, tambi¨¦n son dolientes. En el fondo soy un payaso doliente, como en el poema de Jos¨¦ Emilio Pacheco. Para hacer del casero de Un amor pens¨¦: ¡®?D¨®nde est¨¢ esa violencia en los ojos de Miguel?¡¯. Pues en esos lugares de la infancia donde uno ha transitado por el dolor. En ese cabr¨®n que est¨¢ ah¨ª y que todos podemos llevar dentro. En este oficio puedes jugar a eso con impunidad, y es maravilloso.
?D¨®nde guarda su poquito de ego?
El mejor ant¨ªdoto contra el ego es la inocencia. Me gusta seguir sinti¨¦ndome inocente. Me siento peque?ito, dudoso. Nunca he tenido un ego muy fuerte.
Ha hablado de su amistad con Alberto San Juan. ?Hay unos c¨®digos de amistad masculina?
Con Alberto, o con Javi Guti¨¦rrez, me siento relajado. Pienso que los hombres tambi¨¦n tenemos como una carga: tienes que tener como una coraza, y salir a la calle acorazado [pone voz de trueno] y decir: soy masculino, soy un t¨ªo, y, a partir de ah¨ª puedo coger un hacha y cortar un ¨¢rbol...
... Y arreglar un enchufe. Porque se supone que los hombres tienen que saber arreglarlos.
Y ponerte una bombilla donde quieras. Y cazar ciervos, y no llorar nunca. Lo que es ser un t¨ªo, por cojones. Pues yo no soy ese t¨ªo. Nunca he puesto los cojones encima de la mesa. Al final esto de la enfermedad me ha regalado el permitirme sentirme fr¨¢gil y vulnerable.
O sea, que es el nuevo viejo hombre en persona
?S¨ª? El viejombre [se parte].
?Est¨¢ en transici¨®n, como Norberta?
Bueno, yo, durante mucho tiempo, me he sentido muy disf¨®rico, tambi¨¦n, como Norberta. No me gustaba mi cuerpo, mis manos, no me gustaba nada. Estoy operado de muchos lados, tengo muchas costuras. Entonces, con todo esto, con la terapia, con el teatro, con los amigos con los que puedes hablar y ves, que, en el fondo, les pasa lo mismo, he llegado aqu¨ª. Esas personas, esos lugares, esos momentos con la gente de Animalario me van a acompa?ar toda la vida y siempre quiero volver.
ANIMAL DE ANIMALARIO
- A José Luis Bermejo Prieto (Madrid, 55 años) solo le llaman Jose los suyos. Una familia originaria del pueblo extremeño de Zarza de Montánchez que, dice, le formó y conformó el carácter hasta que fue conociendo a su familia elegida, muchos de ellos miembros de Animalario, la compañía de teatro que fundó junto a otros amigos y colegas actores y dramaturgos a finales de los años noventa y a la que sigue vinculado personal y profesionalmente. Bermejo, presencia habitual como actor secundario en algunas de las películas, montajes teatrales y series de televisión de los últimos años -Un amor, Los santos inocentes, Galgos-, estrena ahora papel protagonista, junto a Adriana Ozores, en Norberta, filme donde interpreta el "fantástico viaje" de una persona madura que decide iniciar una transición hacia su género sentido a la edad en la que otros se resignan a vivir a medias. Todo está en sus ojos.
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