Avril Lavigne: la conspiraci¨®n, la desaparici¨®n y el renacer de la estrella que relat¨® la rebeld¨ªa de la generaci¨®n milenial
La cantante canadiense, impulsada por la nostalgia ¡®grunge¡¯ y por TikTok, vive un momento de reivindicaci¨®n con una gira que ha triunfado en Glastonbury y que llega ahora a Espa?a
Elvis Presley no est¨¢ vivo, Paul McCartney no est¨¢ muerto y David Bowie no era un extraterrestre. Hasta aqu¨ª, todos estamos de acuerdo; pero, y Avril Lavigne: ?muri¨® en 2002 y desde entonces se hace pasar por ella alguien id¨¦ntica f¨ªsicamente llamada Melissa Vandella? De todas las leyendas urbanas y teor¨ªas descacharrantes que han provocado seis d¨¦cadas de m¨²sica pop, seguramente la que protagoniza la canadiense es la que suma m¨¢s adeptos cr¨¦dulos. Hasta tal punto que hace solo unos meses, cuando Lavigne ofreci¨® una entrevista en el podcast Call Her Daddy para presentar su gira de grandes ¨¦xitos (que hace parada el 12 de julio en el festival Cr¨¹illa de Barcelona y el 13 en el madrile?o Mad Cool), la presentadora, medio en guasa medio en serio, se lo pregunt¨®: ¡°Entonces, ?tu nombre es Avril Lavigne o Melissa Vandella?¡±. La cantante no se molest¨® demasiado y respondi¨®: ¡°Obviamente soy Avril Lavigne¡±. Obviamente¡
Una de las razones por las que esta descabellada teor¨ªa ha calado m¨¢s que otras conviene buscarla en el universo digital y su expansi¨®n v¨ªrica, adem¨¢s de en una carrera con demasiados altibajos y silencios prolongados. A principio de los 2000 dos cantantes j¨®venes luchaban por el cetro del pop comercial: Britney Spears y Christina Aguilera. Ambas esgrim¨ªan las mismas armas: despu¨¦s de una adolescencia trabajando en Disney se lanzaban al mundo adulto con canciones pegajosas, faldas cortas y mensajes pizpiretos. Las dos luc¨ªan una cabellera rubia. Y entonces lleg¨® Avril Lavigne: malencarada, pantalones anchos oscuros, corbata sobre una camiseta, pelo lacio que le tapaba medio rostro y casi siempre posando con el dedo coraz¨®n levantado. ?Que os den! La m¨²sica tambi¨¦n corr¨ªa por el mismo ra¨ªl de la rebeld¨ªa: la guitarra arriba, la voz grungera, la melod¨ªa acelerada.
Cantaba con el ce?o fruncido y gastaba toneladas de r¨ªmel negro. Su primer disco, Let Go (2002), despach¨® 14 millones de unidades, la mayor¨ªa compradas por j¨®venes que anhelaban ser diferentes, que no entend¨ªan el mundo que les hab¨ªa tocado vivir y que eran demasiado peque?os cuando Kurt Cobain berreaba su malestar vital. Pero lo de Avril les pill¨® en el momento justo: en esa transici¨®n de la adolescencia a la juventud donde necesitan un referente que ponga en palabras lo que ellos piensan y sienten. Mucho mejor si encima se lo cantan. Angustia grunge para la adolescencia. Y esa era Lavigne y sus mu?equeras de tachuelas.
En su primer ¨¦xito, Complicated, despellejaba a un novio que cuando estaba con sus amigos se comportaba como un est¨²pido machito. ¡°Act¨²as como si fueses otra persona, me frustras¡±, cantaba una chica de solo 18 a?os. Tambi¨¦n hablaba de ligar con chicos mientras recorr¨ªa la ciudad montada en un monopat¨ªn (como en Sk8er Boi) y de la pereza que le daba el mundo de los adultos.
?Se pod¨ªa considerar su m¨²sica punk? La propia Lavigne lo zanj¨® en una entrevista de la ¨¦poca: ¡°Dicen que hago punk, pero el punk no es comercial, como lo que yo hago. No soy punk, nunca dije que fuera punk¡±. Lo suyo siempre se defini¨® con matices: punk-pop, pop-rock. Su ¨¦xito cabalg¨® a lomos de una centella y desde ese primer disco ya llenaba pabellones en Estados Unidos. La sublevaci¨®n musical de Lavigne sobrevino despu¨¦s de una infancia constre?ida en un peque?o pueblo de 5.000 habitantes (Napanee, a 200 kil¨®metros de Ontario, donde nace hace 39 a?os) y en una familia de f¨¦rrea devoci¨®n cristiana. La peque?a Lavigne aprovechaba los domingos de misa para cantar, aunque fueran plegarias a Jesucristo. Comenz¨® a actuar en bibliotecas y escuelas. En una de estas se encontraba un manager que percibi¨® su potencial. Este envi¨® una casete con sus temas a una docena de discogr¨¢ficas y una multinacional respondi¨®. Y todo explot¨® con el primer ¨¢lbum. Su segunda obra, Under My Skin (2004), sigui¨® la misma l¨ªnea, con temas que consegu¨ªan captar el malestar veintea?ero, como My Happy Ending, Nobody¡¯s Home o Don¡¯t Tell Me.
Sin embargo, su tercer disco, The Best Damm Thing (2007), fue un shock para sus seguidores m¨¢s fieles. Cambi¨® el negro por el rosa, se quit¨® los pantalones de skater, se ajust¨® una falda y su sonido se abland¨® tanto como un chicle. La canci¨®n que tir¨® del ¨¢lbum, la golosina pop (ya sin punk o rock) Girlfriend, escal¨® a los primeros puestos de las listas de ventas, pero este cambio desacredit¨® su esencia guerrera. En esta ¨¦poca fue cuando se propag¨® la historia de su muerte, producida a?os antes y por una depresi¨®n (no se especifica m¨¢s: no todo est¨¢ atado en las teor¨ªas conspiranoicas), y la sustituci¨®n por una doble. Coincidi¨® con un largo periodo de silencio: cuatro a?os sin disco en parte por problemas con la discogr¨¢fica (¡°Quer¨ªan que grabase una m¨²sica con la que no me identificaba¡±, dijo) y con un divorcio complicado con Deryck Whibley, cantante de la banda Sum 41.
Cuando regres¨®, en 2011, hab¨ªa perdido su sitio. Lady Gaga acud¨ªa a las entregas de premios con vestidos enhebrados con filetes de vaca, Rihanna convert¨ªa el mundo en una pista de baile con Load y Adele compung¨ªa con sus intensas baladas. Ni rastro de punk-pop, rock-punk o pop-rock en las listas de ventas. Ella tampoco anduvo atinada: enerv¨® a sus seguidores con temas como Hello Kitty (2013), una liviana pieza de k-pop.
Solo era recordada cuando recurrentemente se hac¨ªa viral la leyenda urbana de su muerte. Sigui¨® editando discos, siempre con el objetivo de recuperar aquella rabia de los dos primeros trabajos. En 2014 continuaron las malas noticias: le diagnosticaron la enfermedad de Lyme, provocada por la picadura de una garrapata y que la impidi¨® llevar una vida art¨ªstica plenamente activa debido a una persistente fatiga y dolores de cabeza y articulaciones. Seis a?os de silencio discogr¨¢fico, con alguna dram¨¢tica aparici¨®n televisiva donde contaba, entre sollozos, que debido a las consecuencias de la enfermedad ¡°acept¨® la muerte¡±.
Y en 2021, el renacer. Y qu¨¦ lugar m¨¢s propicio para levantar una carrera hundida que la red social TikTok, siempre receptiva a la reivindicaci¨®n de juguetes rotos. Los divertidos v¨ªdeos de la cantante, su juvenil actitud y aquellas canciones gru?onas de sus primeros tiempos acumulan adeptos en su cuenta personal. Ahora est¨¢ en la carretera aprovech¨¢ndose de toda esta nostalgia con la gira Greatest Hits, donde empaqueta su docena de ¨¦xitos en un recital infalible para la generaci¨®n milenial, hoy en los treinta y los cuarenta. El concierto que ofreci¨® en el festival de Glastonbury la semana pasada fue calificado con cuatro estrellas sobre cinco por el nada sospechoso de benevolente cr¨ªtico de The Guardian Alexis Petridis. Qui¨¦n sabe, quiz¨¢ Avril Lavigne todav¨ªa est¨¦ a tiempo de encauzar su carrera musical. Al fin y al cabo, solo tiene 39 a?os.
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