Millonarios en un b¨²nker: el musical apocal¨ªptico de Tilda Swinton y Michael Shannon
Joshua Oppenheimer, doble nominado al Oscar por sus documentales sobre el genocidio en Indonesia, habla en ¡®The End¡¯ de desastre clim¨¢tico, de verdades y mentiras, y de tragedias familiares
Llevan varios lustros enclaustrados, en una jaula dorada. Cuadros de grandes maestros, comida exquisita, cuidados de lujo. Pero al final, en una jaula. En la superficie la Tierra ha quedado devastada por miles de incendios. Hace ya a?os que ning¨²n intruso molesta a esa familia que se ha salvado de la hecatombe global junto a un grupo de amigos ¨²tiles por sus profesiones. El patriarca dirigi¨® una gran compa?¨ªa energ¨¦tica, es decir, es uno de los responsables del desastre, y ahora le est¨¢ dictando a sus hijos unas memorias que blanqueen su imagen. Y en ese aburrimiento vital entra una superviviente del exterior.
En The End se habla de desastre clim¨¢tico, de relaciones t¨®xicas, de la verdad y la mentira, y de tragedias familiares. Pero todo ello, cantando, y bajo la direcci¨®n del texano Joshua Oppenheimer, que participa en el concurso de San Sebasti¨¢n justo el d¨ªa en que cumple 40 a?os, y que encara as¨ª un cambio radical en su cine.
Oppenheimer ha sido doble candidato al Oscar como director de documentales. La conmoci¨®n que provoc¨® The Act of Killing (2012) se prolong¨® en La mirada del silencio (2014) y sumerg¨ªa al espectador en el genocidio en Indonesia a trav¨¦s de la representaci¨®n de los actos b¨¢rbaros, el primero, y de la confrontaci¨®n entre v¨ªctimas y verdugos, el segundo. Fue un material tan delicado, que en los t¨ªtulos de cr¨¦dito en la mayor parte de los puestos de los equipos se le¨ªa ¡°an¨®nimo¡±. ¡°En realidad, yo nunca me defin¨ª como documentalista¡±, explica el estadounidense. ¡°El primero naci¨® de una investigaci¨®n, y el segundo de una conversaci¨®n con uno de los protagonistas de The Act of Killing. A?os despu¨¦s, reflexionando sobre el cambio clim¨¢tico, tuve una epifan¨ªa y vislumbr¨¦ la forma en la que mostrarlo al p¨²blico: con un musical¡±.
El cineasta habla r¨¢pido y gesticula mucho. Se define como muy feliz con el cambio de carrera y con el resultado, y con que se atrevieran a apuntarse a este viaje Michael Shannon, Tilda Swinton, George MacKay y el resto del reparto. ¡°Se embarcaron conmigo en esta exploraci¨®n, porque en el viaje tuvimos que descubrir c¨®mo hacer un musical¡±, apunta, antes de ahondar en el g¨¦nero. ¡°Le hemos dado la vuelta. En los musicales de la ¨¦poca dorada de Hollywood, los personajes cantaban cuando quer¨ªan decir la verdad. Aqu¨ª es al contrario. Los gestos, la realidad nos ense?an que hay algo m¨¢s. Los di¨¢logos y las canciones testimonian las mentiras, la realidad que se han creado para poder sobrevivir ¨¦ticamente¡±, apunta. ¡°La familia prosper¨® en la impunidad, y ahora se levantan cada d¨ªa reconstruyendo una esperanza en el futuro y una narrativa que justifique sus acciones¡±.
Somos la ¨²nica especie animal que se miente a s¨ª misma¡±
Es curioso c¨®mo Oppenheimer parece volver al coraz¨®n de sus documentales, que no dejaban de hablar, m¨¢s all¨¢ de las matanzas en Indonesia, de c¨®mo se construyen los relatos, del arte de narrar. ¡°Somos la ¨²nica especie animal que se miente a s¨ª misma. Me parece muy revelador y ellos viven un hecho que cualquier aficionado al musical entender¨¢: la disonancia cognitiva. La realidad es una, t¨² ves otra. La ¨²nica manera de sobrevivir es siendo honestos con nosotros mismos. El resto nace de esa confrontaci¨®n personal¡±, explica. ¡°De ah¨ª la magia de las canciones, porque incluso alguien puede cantar una cosa y con los gestos representar otra¡±.
As¨ª, Oppenheimer alcanza lo que realmente le interesa: el calentamiento global, la cat¨¢strofe del cambio clim¨¢tico. ¡°De verdad, soy optimista. Para la familia de la pel¨ªcula ya es demasiado tarde, claro. Pero para nosotros, en este 2024, no. Eso s¨ª, no podemos agarrarnos a esa falsa ilusi¨®n de inmortalidad de la humanidad. Por eso he hecho esta pel¨ªcula, porque creo que a¨²n estamos a tiempo, y me niego a aceptar esos relojes apocal¨ªpticos que se?alan que estamos en el ¨²ltimo minuto de la ¨²ltima hora de la humanidad, y ya no hay vuelta atr¨¢s¡±, reflexiona.
?Ser¨¢ la candidata dem¨®crata a la presidencia de EE UU Kamala Harris quien lidere este cambio? ¡°Yo ya he votado por correo¡±, confiesa. ¡°Y s¨ª, puede ser ella. No tanto por ideolog¨ªa, sino por las asociaciones que le rodean en su camino. No creo, no nos enga?emos, que las pol¨ªticas sobre el medio ambiente cambien desde arriba, desde los l¨ªderes pol¨ªticos. Habr¨¢ que empujar desde abajo, con movimientos ciudadanos unidos m¨¢s all¨¢ de ideolog¨ªas. Yo no soy activista, no es mi profesi¨®n. Sin embargo, me involucro en ello. Pues el resto del mundo, igual¡±.
Antes de levantarse, Oppenheimer se detiene a charlar de Michael Shannon y Tilda Swinton. ¡°Shannon ha clavado el encanto del personaje. Es una especie de Jimmy Stewart. Estoy convencido de que es el t¨ªpico presidente de compa?¨ªa que recordaba los cumplea?os de todas sus secretarias y que, por tanto, no se sent¨ªa conscientemente responsable del apocalipsis, incluso una vez sufrido¡±. Y acaba con Tilda Swinton: ¡°Es la mejor actriz de la historia. Y este, uno de sus mejores trabajos: rompedor, radiante y desgarrador. Hay una canci¨®n filmada sin cortes y realizamos 31 tomas. En cada una fue cavando en el coraz¨®n del personaje, y en el montaje ha quedado la ¨²ltima. Tilda encara la interpretaci¨®n desde la verdad¡±.
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