Pilar Palomero y Paula Ortiz engrandecen el cine espa?ol en San Sebasti¨¢n
¡®Los destellos¡¯, en el concurso, y ¡®La virgen roja¡¯, en proyecciones especiales, elevan el pulso de la secci¨®n oficial del Zinemaldia
Las alfombras rojas del cine espa?ol casi se han solapado este domingo en el festival de San Sebasti¨¢n. Y en ambas sesiones ha habido aplausos y emoci¨®n. En la secci¨®n oficial, en el concurso, Los destellos, de Pilar Palomero, afronta los cuidados y emociones ante la muerte de alguien que fue importante en la vida de otra persona. Como proyecci¨®n especial, La virgen roja, de Paula Ortiz, resucita la figura de una intelectual precoz de la Segunda Rep¨²blica, Hildegart Rodr¨ªguez, que fue asesinada por su madre.
Pilar Palomero (Zaragoza, 44 a?os) sigue afinando en la construcci¨®n de un cine que sumerge al espectador en un estado. Ganadora del Goya con Las ni?as (2020), su segundo largometraje, La Maternal (2022), ya mostraba la potencia de su cine en el uso de los personajes para crear atm¨®sferas de intensidad y confrontaci¨®n. Ahora ha convertido un encargo, llevar a la pantalla un relato de la escritora Eider Rodr¨ªguez, en su tercer largo, Los destellos, una reflexi¨®n sobre c¨®mo encaramos como sociedad y como personas los cuidados a los enfermos, y c¨®mo se afronta la muerte en una Espa?a que en el cine de Palomero siempre sabe a real.
Su protagonista, Isabel (Patricia L¨®pez Arnaiz) vuelve a hablar con su exmarido, Ram¨®n (Antonio de la Torre), cuando la hija de ambos, que estudia fuera de la ciudad en la que residen sus progenitores, advierte a su madre que la muerte por enfermedad de su padre es inminente. ¡°El m¨¦dico de paliativos que aparece en pantalla lo es en la vida real. Se llama Pablo Iglesias¡±, explica Palomero. ¡°Y me dijo que cuando una expareja cuida a la otra parte, el 95% son mujeres y un 5%, hombres. En pantalla al final no se escucha porque me pareci¨® demasiado did¨¢ctica, pero me gusta c¨®mo Isabel se opone al principio a caer en ese t¨®pico de mujer cuidadora. Ha seguido con su vida, tiene otra pareja casi opuesta a aquel primer marido en car¨¢cter, reh¨²sa ser su madre, su enfermera... Y sin embargo, le acabar¨¢ cuidando. No es un reencuentro rom¨¢ntico. Para m¨ª es m¨¢s un paseo final en el que recuerdan el amor que se tuvieron. Como cineasta he intentado reforzar tambi¨¦n una idea que me interesa mucho, la de que como sociedad necesitamos que todos se cuiden entre todos¡±.
A ese punto de charla, Palomero ha llegado hablando de c¨®mo De la Torre se lanz¨® al personaje sin red, adelgazando hasta que ¡°la vulnerabilidad de su personaje era la de ¨¦l en el rodaje¡±, con la energ¨ªa justa para filmar; de la precisi¨®n de L¨®pez Arnaiz; de la felicidad de rodar en Horta de Sant Joan (Tarragona), de donde procede su familia y el que considera su pueblo y as¨ª recuperar paisajes emocionales, para que al final la directora cuente qu¨¦ le movi¨® en realidad a aceptar la historia: ¡°Me da mucho pudor, porque tambi¨¦n tiene mucho que ver con cuando yo perd¨ª a mi padre. No muri¨® de una enfermedad larga, se fue por un infarto. Yo estaba en Sarajevo estudiando cine, fue muy distinto, pero...¡±. Se quiebra su voz. ¡°Es la raz¨®n de hacer la pel¨ªcula. Y siento que mi padre me da permiso para hablar de todo esto, porque siempre me ayud¨® a estudiar cine. Bueno, en aquel viaje infernal de vuelta a casa, en Alemania, donde hac¨ªa escala, alguien me vio llorando y me trajo un botell¨ªn de agua sin decirme nada. Luego llegu¨¦ a Barcelona, ten¨ªa que coger el tren. Quise adelantar el viaje. Me dijeron que no. Pero el revisor me vio destrozada. Le cont¨¦ lo que pasaba y me respondi¨®: ¡®No digas m¨¢s¡¯. Me meti¨® en el tren en primera clase y me trajo algo de comer. Despu¨¦s de vivir eso, intento ser consciente de cu¨¢ndo veo esas cosas. Ya no vale girarse y dar la espalda a alguien que llora. Ya s¨¦ que es un pensamiento para muchos muy na¨ªf, pero me apetece reivindicarlo¡±.
Sobre el estado emocional que invade al p¨²blico que vea Los destellos ¡ªque se estrena en salas el 4 de octubre¡ª confiesa: ¡°Hay emociones que no s¨¦ verbalizar, aunque quer¨ªa que estuvieran en la pel¨ªcula. Puede que no est¨¦n en guion, pero s¨¦ que saldr¨¢n en el rodaje. Una cosa m¨¢s emocional, m¨¢s atmosf¨¦rica, no s¨¦ si contemplativa¡±. Y que entrega secuencias tan mundanas como desgarradoras, como el ¨²ltimo paseo por el campo, o una ducha. ¡°Ah¨ª, en el ba?o, ella vuelve a verle desnudo. Es un cuerpo que ha conocido tanto y que de repente es otro. Yo me hab¨ªa imaginado un pasado de pareja muy fogosa sexualmente, y Ram¨®n ha devenido en un animalillo herido. Ahora, Isabel decide acompa?arle porque le quiere como ser humano, mucho m¨¢s all¨¢ de que hubiera formado d¨¦cadas atr¨¢s parte de su vida¡±. Porque Los destellos, apunta, ¡°va de lo importante que es estar presentes y no dar por hecho nada de lo que normalmente damos por hecho; mi mantra durante todo el rodaje era hacer un filme en el que a trav¨¦s de una muerte se sintiera la vida lo m¨¢ximo posible¡±.
Otra muerte marca La virgen roja, de Paula Ortiz (Zaragoza, 45 a?os), que se basa en la historia real de Hildegart Rodr¨ªguez Carballeira, una ni?a-experimento, una mujer creada por su madre para romper moldes en 1914 y que se convirti¨® con sus escritos en una estrella de la Segunda Rep¨²blica. Intelectual precoz (le¨ªa desde los dos a?os, escrib¨ªa desde los tres y fue la abogada m¨¢s joven de Espa?a). Aurora, su progenitora, la educ¨® como ¡°la primera mujer del futuro¡± hasta que sinti¨® que Hildegart, a sus 18 a?os, no solo se independizaba de la vieja Espa?a, sino de la propia Aurora: la madre asesin¨® a la hija en junio de 1933. Fernando Fern¨¢n G¨®mez ya ilustr¨® el caso en Mi hija Hildegart (1977); ahora Ortiz ha aceptado aportar su nueva visi¨®n en una pel¨ªcula que llega a salas el 27 de septiembre, antes de estrenarse en la plataforma de su productora, Prime Video. ¡°Hildegart y Aurora me llevan rondando desde la universidad. Esa historia rompe con la iconograf¨ªa m¨¢s idealizada de la ¨¦poca, y que te obliga a reflexionar sobre el uso de los hallazgos cient¨ªficos, como la eugenesia¡±.
La cineasta acepta que ha creado La virgen roja desde un lugar distinto al que se hubiera situado antes de ser madre: ¡°Debes entender que tu hijo no te pertenece, que su conciencia, su libre pensamiento y su libertad de conciencia no son tuyos. Y es dif¨ªcil, porque ha nacido de ti y t¨² le deseas lo mejor seg¨²n tus par¨¢metros. No descubro nada nuevo: este es un conflicto at¨¢vico que acarrea la maternidad y es algo muy oscuro y muy contradictorio¡±.
La virgen roja va m¨¢s all¨¢, porque transcurre en unos a?os el¨¦ctricos, donde todo es posible, donde por un instante parec¨ªa que la cultura, la igualdad social y el feminismo podr¨ªan triunfar en Espa?a. ¡°Lo parad¨®jico de la historia es que el abismo de Aurora se convierte en algo pol¨ªtico por la naturaleza de lo que ella quer¨ªa hacer. Va a hacer la revoluci¨®n, y en cuanto su hija se rebela contra ella, la fulmina. Quiere que su hija lidere a mujeres libres y en cuanto hace un ejercicio de libertad, la elimina¡±, reflexiona Ortiz, que ha contado con una el¨¦ctrica Najwa Nimri como Aurora.
Hildegart es hija de su tiempo para lo bueno y para lo malo: ¡°Con todo, el eco de la actualidad a m¨ª me parece poderos¨ªsimo. En algunas cuestiones, como los derechos LGTBi, Hildegart ni siquiera entra. Sin embargo, se plantea todas las cuestiones de identidad, de emancipaci¨®n de cuerpo, de sexualidad, de libertad a niveles esencialmente femeninos que a¨²n tenemos hoy. Si googleas m¨ªtines de Hildegart, ver¨¢s intervenciones que en 2024 son todav¨ªa revulsivas. Y desde luego, mucho m¨¢s precisas en sus palabras que la mayor parte de los pol¨ªticos espa?oles, m¨¢s dados a la brocha gorda¡±. Porque al final, de lo que hablaba Hildegart, ¡°que era una mujer luchando por su espacio, era de una revoluci¨®n sexual, de lo que implica en lo femenino la sexualidad y la maternidad. Y ah¨ª seguimos¡±.
Babelia
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