¡®El llanto¡¯, la pel¨ªcula espa?ola a concurso en el festival de San Sebasti¨¢n que se sumerge en el terror del patriarcado
El director Pedro Mart¨ªn-Calero presenta un filme que se desarrolla en Espa?a y Argentina con dos d¨¦cadas de diferencia, y que ha coescrito con Isabel Pe?a (¡¯As bestas¡¯)
Hay miedos temporales y miedos ancestrales. Hay terrores que nacen de una conmoci¨®n, de una acci¨®n repentina, y terrores tel¨²ricos, enterrados en lo m¨¢s profundo de los seres humanos. De estos ¨²ltimos va El llanto, el debut en el largometraje de Pedro Mart¨ªn-Calero, la ¨²ltima pel¨ªcula espa?ola que compite en la secci¨®n oficial a concurso del festival de San Sebasti¨¢n. Dos mujeres, en distintas ¨¦pocas y pa¨ªses, sufrir¨¢n el acecho y la violencia de una presencia similar. Y solo otras mujeres podr¨¢n vislumbrar su sufrimiento y comprenderlas.
En el equipo de El llanto (que se estrena en salas el 25 de octubre) se han juntado varios amigos, que se conocieron hace unas d¨¦cadas en la Escuela de Cine de la Comunidad de Madrid (ECAM). All¨ª coincidieron el director, Pedro Mart¨ªn-Calero (Valladolid, 41 a?os), y la coguionista del filme, Isabel Pe?a (Zaragoza, 41 a?os), ganadora del Goya a mejor guion por El reino y As bestas, tambi¨¦n Borja Soler (La ruta) y Rodrigo Sorogoyen, que escribe su cine y sus series con Pe?a. Juntos han armado la productora Caballo Films, que est¨¢ detr¨¢s de El llanto. Mart¨ªn-Calero y Pe?a, muy presente en el rodaje, hablan del filme y la aportaci¨®n del terror espa?ol al concurso de San Sebasti¨¢n. Su pel¨ªcula despega cuanto m¨¢s se acerca a la reflexi¨®n sobre el terror como herramienta ¨²til para parte de la sociedad.
Los cineastas subrayan una de las premisas que se marcaron al iniciar el proyecto: ¡°No quer¨ªamos sustos porque s¨ª. Es decir, nada de portazos, sino que el p¨²blico vaya entrando a la historia¡±. En pantalla se entrelazan dos narraciones, separadas por poco m¨¢s de dos d¨¦cadas. Una transcurre en la Espa?a actual; la otra se retrotrae a la ciudad argentina La Plata. La est¨¦tica de El llanto, m¨¢s all¨¢ de los dispositivos tecnol¨®gicos, tiene algunas resonancias con el terror estadounidense del Nuevo Hollywood, liderado por un faro como es el cl¨¢sico La semilla del diablo. ¡°Es una referencia indudable. Nos interesa ese tiempo que parece un no tiempo, esa opci¨®n de que todo surja de los personajes, que puedas respirar con ellos, aunque formen parte de una secta sat¨¢nica, como en el caso de la pel¨ªcula de Polanski¡±, explica Pe?a. ¡°Y a la vez, es un filme sin grasa, sin adornos. Eso quer¨ªamos¡±.
Los dos han dado muchas vueltas al tema de la herencia, la conexi¨®n entre ambos tiempos y lugares. ¡°Hemos estado mucho tiempo escribiendo, puliendo, poniendo temas y despu¨¦s entendiendo que ten¨ªan que estar ah¨ª, pero no mandar en la narraci¨®n¡±, apunta Mart¨ªn-Calero, que se ha dedicado durante a?os a la publicidad. ¡°Por ejemplo, la familia, lo que acarrea y lo que se hereda¡±. Pe?a interviene: ¡°Tambi¨¦n destruimos much¨ªsimo. Empezamos con una imagen, la de quien provoca el terror, y cuando nos dimos cuenta de lo que quer¨ªamos contar sentimos un alivio y una condena. Alivio, porque ya estaba claro lo que nos importaba y nos pusimos a por ello; condena, porque pensamos ?c¨®mo lo vamos a hacer?¡±.
M¨¢s all¨¢ de crear El llanto para disfrute del p¨²blico del terror, los cineastas buscaban incidir ¡°en temas sociales¡±. Y Pe?a, de discurso siempre claro y bien articulado, desgrana: ¡°Nos importaba que si estamos oyendo en las noticias c¨®mo se ha estado machacando y se machaca a distintas generaciones de mujeres, eso se viviera en pantalla¡±. A?ade Mart¨ªn-Calero: ¡°El terror puede ser la superficie, porque lo primigenio est¨¢ en su trasfondo, en lo que lo impulsa. Hasta en el montaje estuvimos luchando para no ser devorados por la tem¨¢tica, para encontrar el equilibrio entre lo que se muestra y lo que se esconde, para disipar el miedo de nuestros productores a que el p¨²blico se perdiera y no entendiera ciertas cosas. Y mientras, nosotros quitando grasa, yendo al menos, menos, menos, afinando¡±.
Los cineastas afrontaron el proyecto como un filme peque?o, de desarrollo, producci¨®n y rodaje r¨¢pido. ¡°Y luego se nos fue de las manos¡±, confiesan. Al sumar temas, al poner a un personaje a grabar ¡ªlo que complica un rodaje porque hay im¨¢genes de im¨¢genes¡ª, ¡°al no querer frivolizar con nada¡±, al construir una historia que se desarrolla en arquitecturas mundanas y con personajes cercanos. ¡°No va a haber castillos de Dr¨¢cula ni recovecos para sustitos, ni arquetipos del g¨¦nero¡±, desgranan. ¡°Quer¨ªamos que el espectador asumiera que la cotidianidad alberga muchos miedos¡±.
Ese terror que no se ve, que la sociedad y en especial las mujeres heredan como una condena, recibe un nombre claro (no en el filme): el patriarcado. ¡°Hemos querido dejar peque?as miguitas de micromachismo en los personajes masculinos... y en los personajes femeninos tambi¨¦n. Esto no va de que solo si eres hombre eres machista, ni mucho menos. Eso no ser¨ªa una lectura seria de un problema general¡±, apuntan. Han querido que su cine se comunicara con la literatura de Mariana Enriquez, en especial Nuestra parte de noche. ¡°Quer¨ªamos huir del t¨®pico de rodar en Buenos Aires, y pensamos en Rosario. El mundo es mucho m¨¢s grande que el que se desarrolla en las capitales, ensanchar el punto de vista. Finalmente, por los permisos de filmaci¨®n y para comodidad de la producci¨®n , acabamos en La Plata... ?donde estudi¨® Enriquez! Una enorme y preciosa casualidad¡±, explican.
El aterrador patriarcado impide un final feliz, ?o no? ¡°Quer¨ªamos ser brutales, porque lo que est¨¢ pasando es brutal, pero el pesimismo puede que sea parte del problema. Sin caer en infantilismos, nos importaba subrayar que hay que escuchar, creer, estar juntos. As¨ª algo empezar¨¢ a cambiar. Pero que nadie se llame a enga?o: El llanto es una historia de terror¡±.
Babelia
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