Itoiz, el eslab¨®n perdido de la m¨²sica vasca
Un documental reivindica a un grupo casi desconocido fuera del Pa¨ªs Vasco, pero que marc¨® una ¨¦poca en la m¨²sica en euskera
En el documental Itoiz, udako sesioak, que se estrena este viernes, el escritor Bernardo Atxaga define, en una sola frase y sin quererlo, la sombr¨ªa atm¨®sfera que se respiraba en la Euskadi de los ochenta: ¡°Era uno de los pocos lugares del mundo donde no se escrib¨ªan canciones de amor¡±, dice. Lo suelta en una charla con el protagonista del documental, Juan Carlos P¨¦rez (Mutriku, 66 a?os), l¨ªder de Itoiz, una de las bandas vascas m¨¢s influyentes de la his...
En el documental Itoiz, udako sesioak, que se estrena este viernes, el escritor Bernardo Atxaga define, en una sola frase y sin quererlo, la sombr¨ªa atm¨®sfera que se respiraba en la Euskadi de los ochenta: ¡°Era uno de los pocos lugares del mundo donde no se escrib¨ªan canciones de amor¡±, dice. Lo suelta en una charla con el protagonista del documental, Juan Carlos P¨¦rez (Mutriku, 66 a?os), l¨ªder de Itoiz, una de las bandas vascas m¨¢s influyentes de la historia. Lo dice para destacar que en eso, como en otras tantas cosas, Itoiz, que grabaron ocho discos entre 1978 y 1988, eran la excepci¨®n.
En los ochenta se convirtieron en una de las bandas m¨¢s grandes de Euskadi y, desde luego, la m¨¢s grande de las que cantaban en euskera. Pero nunca se supo mucho de ellos. Fuera, porque su propuesta no cuaj¨®. Dentro, porque no se prodigaron en los medios. Era un grupo ensimismado que funcionaba por su cuenta. ¡°Tuvimos que hacer un llamamiento p¨²blico para conseguir material sobre ellos en colecciones particulares, porque hab¨ªa muy poco. Recuerdo hablar con el periodista Roge Blasco y que nos dijera que hubo un tiempo en el que eran casi una leyenda urbana. Que se hablaba de un grupo muy bueno en la costa, pero que nadie les hab¨ªa visto ni sab¨ªa cu¨¢ntos eran ni nada¡±, cuenta una de las tres directoras de un documental que es peculiar hasta en eso; est¨¢ dirigido por tres mujeres: Larraitz Zuazo, Zuri Goikoetxea y Ainhoa Andraka.
En esa conversaci¨®n con Atxaga, Juan Carlos P¨¦rez resume su filosof¨ªa vital. Cuenta que era como el personaje que se tapa los o¨ªdos en El grito, el cuadro de Munch, y a?ade: ¡°Ez zen nahi intzutia. Ixilik, mesedez¡±. Traducido: ¡°No quer¨ªa o¨ªr. Silencio, por favor¡±.
Aislarse era complicado. Itoiz naci¨® en 1978 en Mutriku, un pueblo de la costa guipuzcoana. Y estuvieron activos 10 a?os en los que Euskadi era un volc¨¢n: terrorismo, paro, represi¨®n, hero¨ªna, sida¡ ¡±Por supuesto que me enteraba. Estaba ah¨ª. En la calle estaba pasando de todo. Tus amigos eran yonquis, se estaban muriendo. Lo que pasa es que luego me pon¨ªa y no me sal¨ªa eso¡±, cuenta P¨¦rez en un encuentro con este peri¨®dico en Madrid. Ellos escrib¨ªan canciones de amor como Lau teilatu, que hoy es un cl¨¢sico indiscutible. O Hegal egiten, la historia de un chaval que sue?a con volar y termina convertido en txantxangorri, petirrojo en castellano. Nada que ver con las diatribas antitodo de los grupos del rock radical vasco que dominaban la escena. ¡°No ten¨ªamos un manifiesto, ni quer¨ªamos cambiar el mundo. Supongo que ten¨ªamos la ilusi¨®n de que nuestra m¨²sica fuera para toda la vida, no solo para aquel momento. Con esas bandas nos mov¨ªamos en universos paralelos. A veces coincidimos, por el euskera, pero ¨¦ramos nosotros: toc¨¢bamos solos y no entr¨¢bamos en ning¨²n movimiento¡±.
Quer¨ªan ser un grupo de rock progresivo cantado en euskera. En los setenta, Juan Carlos P¨¦rez era un adolescente deslumbrado por Yes, Genesis o ELP. No les sal¨ªa, sin embargo, la grandiosidad inherente a ese g¨¦nero. Sus primeros tres discos escuchados hoy son m¨¢s pastoriles que ¨¦picos. ¡°Es que yo soy muy poco ¨¦pico¡±, reconoce el m¨²sico. El progresivo equipara complejidad con arte, pero Juan Carlos P¨¦rez era un chaval t¨ªmido y hasta pudoroso y, a veces, su propia propuesta le causaba ¡°un poco de verg¨¹enza¡±. ¡°Me estaba desnudando enteramente ah¨ª y pensaba que igual me estaba pasando de pedante¡±, cuenta. Esa modestia hace a¨²n disfrutables sus tres discos de la ¨¦poca ¡ªItoiz (1978), Ezekiel (1980) y Alkolea (1982)¡ª. ¡°Son sobrios, en parte por las limitaciones que ten¨ªamos: No hab¨ªa productor, tocando lleg¨¢bamos donde lleg¨¢bamos¡ Pero los oigo y, jo, veo que hay mucho pensamiento musical ah¨ª. No tir¨¢bamos a lo f¨¢cil¡±, explica.
Itoiz era el veh¨ªculo de Juan Carlos P¨¦rez, hijo de emigrantes gallegos, que fund¨® el grupo con amigos, pero hubo mucho movimiento interno. En uno de esos cambios entra, en 1982, un guitarrista franc¨¦s, Jean-Marie Ecay, y provoca un se¨ªsmo estil¨ªstico. ¡°Es la segunda etapa, m¨¢s vinculada a la m¨²sica de esa ¨¦poca. M¨¢s comercial, si quieres¡±, recuerda. Publican Musikaz blai, en 1983, y es un tremendo ¨¦xito en el Pa¨ªs Vasco. Despu¨¦s, Espaloian, en el 1985 y es la consagraci¨®n absoluta. Itoiz suena en todas partes. Se abren un poco m¨¢s a hacer promoci¨®n, a aparecer en medios, pero siempre con distancia. Juan Carlos habla de ¡°su etapa comercial¡±. Y para ¨¦l, ¡°comercial¡± no es algo bueno. Incluso ahora, que parece haberse reconciliado un poco con ese periodo, en el que, en realidad, eran un grupo brillante, compacto, que en directo sonaba como un ca?¨®n y hac¨ªa canciones tremendas que iban del ska fin¨ªsimo al pop new wave, sin cerrarse tampoco a experimentos, no termina de hacer las paces con esos a?os. ¡°Parece que dejamos de ser tan t¨ªmidos y nos abrimos un poco m¨¢s. Pero los que nos conoc¨ªan de antes nos consideraban traidores, que nos hab¨ªamos vendido¡±, recuerda.
Todo aquello hizo mella. P¨¦rez empieza a sentirse atrapado. Y adem¨¢s, a pesar de que se mueven por Iparralde, el Pa¨ªs Vasco franc¨¦s, no consiguen ampliar su territorio. ¡°Euskadi es un pa¨ªs peque?o, y tienes que aceptarlo¡±, dice. En 1987, editan Ambulance, un disco m¨¢s atmosf¨¦rico, casi adelantado a su tiempo. Ser¨¢ su ¨²ltima grabaci¨®n de estudio.
Desaparecieron cuando estaban en lo m¨¢s alto en lo comercial, en lo art¨ªstico y como grupo de directo. En 1988, Itoiz hab¨ªa publicado su octavo disco, un directo¡ Eremuko dunen atzetik dabil, que sonaba sin parar en las emisoras vascas y en los bares de cada ciudad y pueblo de Euskadi. En la presentaci¨®n, en el hotel Ercilla de Bilbao, anunciaron que se disolv¨ªan. Y eso fue todo. Su ¨²ltimo concierto fue lejos de su hogar, en Francia. ¡°No hicimos despedida¡±, recuerda P¨¦rez. ¡°El ¨²ltimo concierto, en un barrio de Burdeos fue¡ no voy a decir triste, pero est¨¢bamos cansados. La televisi¨®n francesa, que sab¨ªa que era el ¨²ltimo y tal, quer¨ªa grabarnos y dijimos que no. Estuvimos un poco bordes. No nos despedimos bien, digamos. Pero iba dentro de nuestra filosof¨ªa, desde el principio hasta ahora. Dejarlo todo un poco a medias. Esta pel¨ªcula va un poco por ah¨ª. Estoy contento porque ha sido fiel a eso¡±, remata.
Es cierto, que nadie busque respuestas en el documental. No hay datos, no hay cifras, no es una entrada de Wikipedia ni una historia de ascensi¨®n, ca¨ªda y redenci¨®n. Es abstracto, po¨¦tico y misterioso, como Itoiz. ¡°Hab¨ªa mucha ausencia, muchos vac¨ªos¡±, explica Larraitz Zuazo, una de las directoras. ¡°El grupo es un icono en Euskal Herria. Lo que intentamos es entender c¨®mo se fragua en un pueblo peque?o. Lo revienta, lo deja en lo m¨¢s alto. ?l da un carpetazo, no quiere hablar del grupo en 40 a?os. Era todo muy cinematogr¨¢fico. En vez de hacer un documental cl¨¢sico, abrazamos la emoci¨®n¡±. Juan Carlos P¨¦rez nunca mir¨® atr¨¢s. Sigui¨® con su carrera, buscando nuevos retos. En 2024 estren¨® en Bilbao una ¨®pera, Saturraran, con libreto de Kirmen Uribe.
Hay un momento en el documental en el uno de sus antiguos compa?eros le pregunta a P¨¦rez por qu¨¦ se separaron. ?l recurre al s¨ªmil m¨¢s vasco posible: la historia de aquel levantador de piedras que tras subir el bloque de granito lo sostiene en su hombro a la espera de que el juez le diga que ya est¨¢ y soltarlo. Pero el juez no dice nada y el levantador le espeta: ¡°?Esto qu¨¦ es? ?Levantar o tener?¡±. ¡°En realidad, esa era mi sensaci¨®n, dice el m¨²sico. ¡°Si ya lo hab¨ªa hecho ?para qu¨¦ segu¨ªa aqu¨ª?¡± .
Pero Juan Carlos P¨¦rez, esa persona esquiva que no quer¨ªa hablar del pasado, tiene un orgullo, ahora que han pasado 37 a?os desde la disoluci¨®n de Itoiz. ¡°Una de las cosas que m¨¢s me gustan es que ahora hay muchos grupos y muy distintos que est¨¢n tocando canciones de Itoiz¡±, dice. ¡°Es cierto¡±, dice Tom Lizarazu, cantante de Bulego, un grupo de la nueva generaci¨®n de bandas que cantan en euskera. ¡°Son un referente para muchas cosas, tanto en un plano consciente como inconsciente. Por un lado, es m¨²sica que te gusta y una fuente de la que bebes y, por otro, fue una banda que revolucion¨® la m¨²sica en euskera demostrando que se pod¨ªan hacer cosas sin limitarte a la m¨²sica tradicional. En ese plano, todos los que hacemos m¨²sica en euskera les debemos mucho. Sin ellos todo ser¨ªa distinto¡±.