Rory juega en otro planeta

Hasta el gran Phil Mickelson, que acaba de cumplir 41 a?os, solt¨® el palo para aplaudir al joven prodigio con el que ha compartido las dos primeras rondas en el Abierto de Estados Unidos. Rory McIlroy acababa de firmar un eagle y segu¨ªa con su recital, una obra maestra de golpes de tee a green. La exhibici¨®n fue tal que la gente habl¨® incluso del Rory's Show, el espect¨¢culo de Rory. Ya nadie se acuerda en el campo del Congressional, en Washington, de Tiger Woods, el rey ausente por lesi¨®n por primera vez en 17 a?os. La depresi¨®n que sigui¨® a la ausencia de Woods se ha convertido en una ola de excitaci¨®n por ver a McIlroy, l¨ªder tras las dos primeras jornadas con 11 bajo par, y citado nuevamente con la historia. Puede ser, ni m¨¢s ni menos, que el ganador m¨¢s joven del Abierto de Estados Unidos desde el legendario Bobby Jones en 1923.

Rory McIlroy tiene 22 a?os y no deja de sorprender un d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n. Si el jueves sacudi¨® la primera jornada del Abierto de Estados Unidos con 65 golpes (seis bajo par), ayer volvi¨® a la carga y firm¨® 66 para un total de 131. Es la mejor tarjeta tras 36 hoyos en la historia del torneo, a solo un golpe del mejor registro en cualquier grande, los 130 de Nick Faldo en el Open Brit¨¢nico de 1992, y por encima de los 132 golpes que en el segundo grande de la temporada consigui¨® Ricky Barnes hace dos temporadas.

"Estoy muy cerca de lo mejor que puedo jugar", admiti¨® McIlroy. Y eso que cometi¨® un doble bogey en el ¨²ltimo hoyo tras mojar su bola en el agua. Hasta ese hoyo final hab¨ªa llegado con -13. Nadie nunca consigui¨® llegar tan lejos en la competici¨®n. "Ahora debo mantener este juego en los dos pr¨®ximos d¨ªas", a?adi¨®. Sabe de lo que habla. El norirland¨¦s lider¨® el pasado Masters de Augusta los tres primeros d¨ªas, pero se hundi¨® en el ¨²ltimo con 80 golpes. "He aprendido la lecci¨®n. Estoy preparado para ganar un grande", avis¨® despu¨¦s. Entonces, en Augusta, McIlroy pas¨® los d¨ªas jugando al f¨²tbol americano en las calles con sus amigos. Ahora no quiere distracciones. "S¨¦ mejor que nadie lo que puede pasar en un grande y por eso tengo que estar muy centrado", avisa.

McIlroy, n¨²mero siete del mundo, impuso un ritmo bestial, como si fuera un f¨®rmula uno: cinco birdies y un eagle. "Si sigue as¨ª, los dem¨¢s solo lucharemos por ser segundos", resumi¨® Snedeker. El resto de golfistas qued¨® humanizado ante la m¨¢quina de jugar al golf de Rory. Garc¨ªa y Quir¨®s se quedaron ayer en el par. Y Jim¨¦nez se despidi¨®, a ?19 golpes! del l¨ªder.

McIlroy ha acabado en el podio en tres de los ¨²ltimos seis grandes. En Augusta acarici¨® la gloria. Ahora no parece que vaya a dejarla escapar.