2017, un a?o de retiradas y lamentos

?Ayyyy! ?Ayyyy!

El triste lamentar de Usain Bolt, tendido y roto en la recta de los 100m del Estadio Ol¨ªmpico de Londres una noche de agosto fr¨ªa, retirado para siempre de las pistas, sintetiza el a?o que acaba en un momento, un gesto, un grito, un personaje que abandona llorando el escenario del deporte mundial.

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Fueron los ¨²ltimos Mundiales, los ¨²nicos tristes, del mejor deportista del siglo quiz¨¢s. M¨¢s tristes tambi¨¦n porque a su grito desesperado que calla al estadio le replican, pocos segundos despu¨¦s, los buuuus, buuuus, que abuchean y lamentan al heredero del incre¨ªble jamaicano, Justin Gatlin, el velocista norteamericano de pasado oscuro y futuro dudoso. Tan triste es todo como el sino del mortal en un mundo, el del deporte, que solo aclama la gloria imposible, aquella de la que puede decir, "no parece humana", y solo as¨ª, hasta que se descubre que est¨¢ conseguida con ayuda qu¨ªmica prohibida. Entonces se rechaza y se detesta a¨²n a?os despu¨¦s de haberse producido, y entonces se la insulta y se dice que esa gloria imposible es demasiado humana.

Bolt se ha salvado por el momento de ese instante de conocimiento y destrucci¨®n que ha acabado con el amor por tantos grandes deportistas imposibles.

En los siglos venideros, probablemente, nadie que no sea un ciborg o el hijo de un injerto gen¨¦tico de laboratorio podr¨¢ nunca correr m¨¢s r¨¢pido que Bolt los 100 o los 200 metros, ni nadie ser¨¢ tan imbatible en las distancias cortas. Se baj¨® del pedestal el gigante jamaicano a los 30 a?os, y sigui¨® marcando tendencia.

El hombre de los 100 metros en 9,58s disput¨® su competici¨®n de m¨¢s, dicen los veteranos, que se regocijan cuando se cumplen sus profec¨ªas aciagas y que recriminan a Michael Phelps que no se arriesgara a participar en el ¨²ltimo Mundial de nataci¨®n, en el que, si no se hubiera ahogado, habr¨ªa transmitido el testigo a su heredero. No se aprecia a los deportistas que, como el nadador de Baltimore, son capaces de decir adi¨®s desde lo m¨¢s alto del podio ol¨ªmpico y desde?ar el ¨²ltimo desaf¨ªo con el joven que sabe que le puede derrotar. Solo a los que pierden se les puede admirar sin l¨ªmites. Antes de caerse lesionado con el testigo del ¨²ltimo relevo de su ¨²ltima carrera de 100m, Bolt fue derrotado en la pen¨²ltima. Le ganaron Gatlin, el futuro que ya es pasado, y Christian Coleman, el futuro que se sospecha.

Caeleb Dressel

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Phelps, el nadador en el desierto

Caeleb Dressel, jovenc¨ªsimo, muy fuerte y tatuad¨ªsimo chaval de Florida, se encaram¨® al podio de mejor nadador del mundo y aspirante a gigante de la historia sin que Phelps le ofreciera un duelo en el Mundial de Budapest. Gan¨® siete medallas de oro, una cifra que solo Phelps y Mark Spitz hab¨ªan alcanzado antes en una gran competici¨®n, y tres de ellas las gan¨® en una sola noche, en un arco de 90 minutos, algo que ni Phelps ni Spitz ni nadie hab¨ªan hecho antes. Pese a ello, solo tres de las medallas de Dressel (50 y 100m libre y 100m mariposa) fueron en pruebas individuales, y dos m¨¢s las consigui¨® en pruebas de relevo mixto, que no exist¨ªan cuando Phelps.

Por eso, pese a unos cuantos ?aaaaahs! de expectaci¨®n que saludan al joven de Florida, siguen imponi¨¦ndose los lamentos por la ausencia de Phelps, y muchos apuntan que, de todas maneras es est¨²pido pensar que hab¨ªa que encontrar a un heredero de Phelps cuando a¨²n nadaba en las piletas Katie Ledecky. La reina de las piscinas de agua verde de R¨ªo fue una de los pocos que se neg¨® a tomarse vacaciones en el a?o postol¨ªmpico. Disput¨® el Mundial de Budapest en seis pruebas de todas las distancias, desde los 100m en un relevo hasta los 1.500m. Gan¨® cinco medallas de oro (en los 200m fue plata). Tiene 20 a?os. Es la nadadora m¨¢s laureada en la historia de los Mundiales y una brillante estudiante en la Universidad de Stanford.

Beitia

Poco despu¨¦s de Bolt se retiraron Ruth Beitia y Alberto Contador, una atleta y un ciclista, dos de los mejores de la historia del deporte espa?ol. Cuando se cont¨® su historia todos dijeron que eran deportistas de otra ¨¦poca, lo que se ha dicho siempre y siempre se seguir¨¢ diciendo cuando se retiren los que ahora han empezado a colmar los podios en su ausencia. Con ello se quiere decir que ambos marcaron una ¨¦poca, y as¨ª fue.Beitia fue campeona ol¨ªmpica en R¨ªo, la ¨²nica atleta espa?ola que ha llegado as¨ª de alto. Fue el verano del 16 la culminaci¨®n de una larga carrera y fluida, sin apenas sobresaltos, entre las muy mejores del mundo desde los 25 hasta los 37 a?os. Todas nac¨ªan, viv¨ªan, mor¨ªan. Ella permanec¨ªa. Como Bolt, Beitia disput¨® en Londres su Mundial de m¨¢s, la prueba de su grandeza que acab¨® con un poco de llanto y la decisi¨®n de retirarse para siempre.

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Comprometida con su deporte, la c¨¢ntabra compiti¨® y pele¨® pese a que despu¨¦s de la cumbre de R¨ªo su cuerpo dijo basta y su cabeza empez¨® a dudar y a preocuparse por dolores y molestias que antes la dejaban indiferente. Fue un final puramente emocional, el que mejor le cuadraba a la pasi¨®n con que afront¨® el atletismo la deportista de Santander tan longeva.

Llevando la contraria a los tradicionalistas, la ¨²ltima Vuelta de Contador no fue la Vuelta de m¨¢s, sino la Vuelta que cambi¨® su imagen para bien y para siempre. El ciclista de Pinto, el corredor m¨¢s laureado del siglo en grandes vueltas por etapas, no gan¨® la carrera espa?ola, lo que tampoco intent¨®, pero con su actuaci¨®n atacante en todas las grandes etapas de monta?a, el ¨²nico territorio en el que Espa?a es capaz de ubicar a sus h¨¦roes ciclistas, consigui¨® que todo el mundo acabara etiquet¨¢ndolo como un ciclista de otra ¨¦poca, un corredor de los que ya no quedan, la pimienta de un ciclismo que agoniza, el ox¨ªgeno que vuela, y as¨ª. Sus victorias pasadas, el n¨²cleo de su valor, pasaron a segundo plano, y tambi¨¦n el episodio del clembuterol que en 2010 estuvo a punto de acabar con su carrera y que enturbi¨® la percepci¨®n que de ¨¦l se ten¨ªa. La ¨²ltima Vuelta de ataques sin futuro y su victoria final en el Angliru acabaron con todas las brumas.

Alberto Contador

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Como si se tratara de una maldici¨®n que el ciclismo pasa de generaci¨®n en generaci¨®n, de padres a hijos, la mancha que logr¨® lavarse Contador acab¨® cayendo en el maillot rojo que denotaba la victoria de Chris Froome en la Vuelta, conseguida unas semanas despu¨¦s de su cuarto Tour. Es el gran lamento por los campeones del ciclismo, nunca libres de la culpa, como todos los campeones de los deportes verdaderos. Como dijo el poeta, a todos ellos se los lanza a volar para luego hacerlos caer y estrellarse en tierra con disparos certeros.

El ?quipe del 29 de diciembre publica los top ten de los que cree los mejores deportistas del a?o. En la lista de hombres son, por este orden. Rafa Nadal y Roger Federer (empatados), el esquiador Marcel Hirscher, Lewis Hamilton, Caeleb Dressel, Peter Sagan, Cristiano Ronaldo, el real Madrid en conjunto, el boxeador Anthony Joshua, Kevin Durant y Wayde van Niekerk, el atleta sudafricano que todo el mundo quiere que sea el nuevo Bolt y que, despu¨¦s de ganar los 400m y perder los 200m del Mundial de Londres, se rompi¨® el ligamento cruzado anterior de la rodilla jugando a rugby. Tan alto deber¨ªa o¨ªrse el lamento por una lesi¨®n que pone en peligro toda la carrera de uno de los atletas con m¨¢s talento del siglo como el emitido por la ausencia de Froome en la lista, que el diario deportivo de Par¨ªs explica con una nota a pie de p¨¢gina: "Froome fue elegido el segundo, pero su positivo por salbutamol nos ha obligado a borrarlo de la lista".

Termina el a?o y a¨²n no se sabe ni se puede intuir qu¨¦ le ocurrir¨¢ a Froome por un exceso de inhalaciones de un producto permitido solo hasta un determinado l¨ªmite fijado con un criterio absolutamente arbitrario y carente de peso cient¨ªfico. Con la misma claridad con la que sus colegas opinan que el salbutamol (el Ventol¨ªn inhalador de cada d¨ªa en la vida de un asm¨¢tico) deber¨ªa desaparecer de la lista de productos dopantes, tambi¨¦n creen que Froome, como todos ellos, debe estar sujeto al reglamento y que deber¨ªa pagar por su error que a todos mancha. Tambi¨¦n con id¨¦ntica claridad se han o¨ªdo voces denunciando que la sola posibilidad de que Froome pensara que iba a salir indemne del engorro (se sospecha que ¨¦l lo pensaba porque el mismo d¨ªa que se le notific¨® el positivo ¨¦l gan¨® una medalla en el Mundial contrarreloj y posteriormente anunci¨® su disposici¨®n a ganar tanto el Giro como el Tour de 2018) es un s¨ªntoma del irregular funcionamiento de las federaciones y organizaciones deportivas, empezando por la m¨¢s poderosa de todas, el Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional (COI) y sus sat¨¦lites, la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), el ente que elabora la lista y las normas antidopaje que deben acatar todos los gobiernos del mundo, y el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS), la corte de justicia que obligatoriamente deben aceptar todos los deportistas y federaciones para resolver sus disputas.

Atletas Rusos

M¨¢s que en el irresuelto caso Froome, su turbiedad y la de sus dirigentes intercambiables, miembros de las elites econ¨®micas y aristocr¨¢ticas, se observ¨® con su tratamiento del problema de Rusia, que disputar¨¢ y no disputar¨¢, simult¨¢neamente, los Juegos de Invierno en Pyeongchang. Los disputar¨¢ porque centenares de deportistas rusos participar¨¢n en el hielo y la nieve coreanas en febrero portando en sus ropas la pegatina Deportistas Ol¨ªmpicos de Rusia; no los disputar¨¢ porque en Pyeongchang no ondear¨¢ la bandera rusa, no se oir¨¢ el himno ruso sino el ol¨ªmpico en las ceremonias que merezcan sus deportistas y el nombre Rusia, como tal, no figurar¨¢ en el medallero.

Es una decisi¨®n tan alejada de las demandas de las fuerzas que luchan contra el dopaje como la ambig¨¹edad y la suavidad con la que se trata la figura de Vitaly Mutko, el hombre que dirige el deporte ruso y tambi¨¦n el Mundial de f¨²tbol que har¨¢ de Mosc¨² en el verano de 2018 la capital del mundo.