El momento que jam¨¢s se olvida
Las finales se sue?an de una manera y luego lo que no controlas las lleva por otro camino
No se me olvidar¨¢ en la vida la intensidad ni tampoco la impaciencia con la que se vive la final de un Mundial. La Copa del Mundo es una competici¨®n de momentos y cuando llega el ¨²ltimo partido solo deseas que empiece, que corra la pelota, la ¨²nica manera de que se te pasen los nervios, la tensi¨®n. Aunque cada uno lo vivir¨¢ a su manera, el juego te permite liberarte, incluso cuando el contexto es superlativo, diferente de cualquier otro, como pasa solo en el Mundial. Tienes la sensaci¨®n de cumplir un sue?o al que le falta el punto final; yo me sent¨ª en plena forma antes de marcar el gol que nos dio el t¨ªtulo en 2010. Ten¨ªa una fuerza interior tremenda, sab¨ªa que ¨ªbamos a ganar, una emoci¨®n que no s¨¦ si explica lo que hice antes del pitido inicial, como mandar que pintaran la dedicatoria a Jarque. La emoci¨®n es m¨¢xima e intentas recogerte, concentrarte para despu¨¦s activarte. Ahora, con el tiempo, lo vives con plenitud porque sabes que el relato acaba muy bien: ?La selecci¨®n espa?ola, campeona del Mundo!
Tambi¨¦n estaba convencido de que pod¨ªamos hacer un gran papel en Mosc¨². Ten¨ªamos muchas expectativas puestas, una gran selecci¨®n, buenos jugadores, pero desde el inicio todo cost¨® mucho, mucho, y nuestro equipo cree en la necesidad de jugar bien para que te salgan las cosas. Fue una pena porque cuando est¨¢s fuera de la Copa, te queda mucho tiempo para pensar, le das muchas vueltas a las cosas y te das cuenta de que esta era una oportunidad ¨²nica y que por una cosa u otra pues ha pasado y ya no volver¨¢. As¨ª que me queda un sabor agridulce. Tienes el consuelo de haberlo intentado todo, de haber hecho lo posible, sin nada que reprocharte, aunque siempre permanece la decepci¨®n general, la de la gente, la del momento perdido, la de una posible final no alcanzada e imaginada en Mosc¨².
Las finales a veces uno las sue?a de una manera y luego las circunstancias o las decisiones o, como digo, los momentos, lo que no controlas, las lleva por otro camino. Ahora ser¨ªa muy injusto, con todos y conmigo mismo, si solamente me quedara con el ¨²ltimo partido jugado hace pocos d¨ªas contra Rusia: el no ser titular, los penaltis, la eliminaci¨®n; hay que analizar la trayectoria. Y yo he tenido la suerte de defender muchos a?os la camiseta de Espa?a, la de mi pa¨ªs, representar a much¨ªsima gente, y me llevo todo eso; haber vivido cosas ¨²nicas que el tiempo demuestra que son muy dif¨ªciles de conseguir.
No queda m¨¢s remedio que ver la nueva final desde la distancia, a pesar de que duela no estar dentro, en el d¨ªa a d¨ªa del torneo. Pero tengo el deseo de que ojal¨¢ pronto podamos volver a estar en lo m¨¢s alto como selecci¨®n. Lo m¨¢s importante es reencontrar la ruta adecuada, intentarlo otra vez, y estoy convencido de que con Luis Enrique el equipo va a tener un papel importante. Le deseo toda la suerte del mundo para que se vuelva a dar lo mejor para nuestra selecci¨®n.
Habr¨¢ que mirar mientras la final que disputar¨¢n Francia y Croacia. No s¨¦ cu¨¢l es el favorito, y no lo digo por quedar bien. Puede pasar cualquier cosa. Los dos mejores equipos estar¨¢n ah¨ª en Mosc¨², cada uno con sus caracter¨ªsticas; ambos son s¨®lidos, con gente importante y con jugadores en su mejor edad para poder competir al m¨¢ximo nivel. A ver si se da una final disputada y podemos disfrutarla. No la vivir¨¦ con la misma intensidad ni impaciencia que si estuviera en el campo, pero pensar¨¦ en lo dif¨ªcil que resulta alcanzarla y lo felices que ser¨¢n todos sus protagonistas.
Para m¨ª, aquella final de Johannesburgo, me supuso un chute de adrenalina que todav¨ªa me dura.
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