El enigma de Roger Federer

Con esa elegancia y esa iron¨ªa que le caracteriza, despu¨¦s de batir al franc¨¦s Benoit Paire (7-5, 6-4 y 6-4) y alcanzar la tercera ronda en Nueva York, Roger Federer despach¨® una pregunta que le incomoda no tanto por la cuesti¨®n en s¨ª como por la reiteraci¨®n. ¡°?Si planeo retirarme? Me lo llev¨¢is preguntando desde hace nueve a?os, as¨ª que no s¨¦ qu¨¦ decir¡­¡±, se arranc¨®. ¡°Puntualmente est¨¢ bien, lo entiendo, porque el periodista debe hacer su trabajo, pero a veces me pregunto: ?No escucharon lo que dije ayer? Todos ten¨¦is que pregunt¨¢rmelo, porque quiz¨¢ en un determinado momento podr¨ªa dec¨ªroslo durante una entrevista, pero no, no creo que lo haga as¨ª¡±, continu¨® antes de zanjar el tema con una sonrisa: ¡°De todos modos, me lo tomo bien, ?eh?¡±.

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El suizo, al que hace unos d¨ªas se le pudo ver por el Metropolitan Museum of Art, resolvi¨® su segundo compromiso como un espadach¨ªn y dio otro paso hacia un trofeo que se le resiste desde hace exactamente una d¨¦cada. Entonces, 2008, bati¨® a en la final a Andy Murray y un a?o despu¨¦s tropez¨® con Juan Mart¨ªn del Potro, el mismo hombre que le fren¨® el curso pasado en los cuartos. ¡°Fue una l¨¢stima esa final con Delpo, me encantar¨ªa poder volver a jugarla. A partir de ah¨ª he tenido algunas oportunidades, pero no ha funcionado¡±, reflexionaba el de Basilea, derrotado tambi¨¦n en la resoluci¨®n de 2015 por Djokovic.

El US Open, pues, se ha convertido en una cuesti¨®n personal para el ganador de 20 grandes. Ahora bien, ?est¨¢ preparado Federer para coronarse en Queens, a estas alturas de la temporada y con la exigencia propia de un torneo de larga distancia? ¡°Ganar aqu¨ª lo significar¨ªa todo para m¨ª¡±, admit¨ªa antes de que arrancase el evento. ¡°El a?o pasado no me sent¨ªa al cien por cien [aterriz¨® con dolores en la espalda] y sab¨ªa desde el primer momento que no iba a poder ganar. Esta vez creo que he hecho lo correcto¡±, precisaba en referencia a su decisi¨®n de saltarse la escala de Montreal y afrontar Nueva York habiendo competido ¨²nicamente en Cincinnati.

All¨ª, a pesar de alcanzar la final, el suizo no ofreci¨® su verdadero nivel y reconoci¨® sentirse cansado en el careo definitivo con Nole, claramente superior. ¡°Fue solo un partido, un partido que quiero olvidar. En realidad, creo que fue un torneo positivo para m¨ª¡±, explic¨® Federer, con 37 a?os en las piernas y cada a?o con un poco menos de mecha, de ah¨ª que vuelva a configurar su calendario a la carta. Esta temporada, en la l¨ªnea de la anterior, prescindi¨® de la gira de tierra y se apunta solo a los cert¨¢menes en los puede dar el estacazo; en ese sentido, Wimbledon siempre figura con un c¨ªrculo rojo, pero esta vez tropez¨® en Londres con Kevin Anderson, en los cuartos, dando la sensaci¨®n de que las dos semanas se le terminan haciendo demasiado largas.

Combustible, descansos y supersticiones

Este a?o, Federer ha disputado hasta ahora 39 partidos, seis menos que Nadal (45) ¨Ceste tambi¨¦n m¨¢s selectivo cada vez¨C y cinco que Djokovic (44). Empez¨® como un tiro en enero, haci¨¦ndose con el Open de Australia, y engarz¨® otros dos premios en Rotterdam y Stuttgart. Sin embargo, la inc¨®gnita gira estos d¨ªas en torno a ¨¦l, en si ser¨¢ capaz de resistir el pulso a un torneo tan exigente como el neoyorquino y cuando el cuerpo ya pesa, m¨¢s all¨¢ de los descansos programados. Frente al enigma, Nadal (32) y Djokovic (31) comparecen completamente a tono: el primero con el armaz¨®n intacto, en una l¨ªnea estupenda todo este 2018, y el segundo renacido y reivindicado, con ganas de aumentar sus 13 majors.

Antes, cuando ven¨ªa aqu¨ª, ten¨ªa respuestas, as¨ª que conf¨ªo en m¨ª

Frente al poder¨ªo f¨ªsico del balear y el fondo del balc¨¢nico, al dep¨®sito de Federer le va quedando cada vez menos combustible, aunque en la recta final de 2017 fue capaz de dar un par de zarpazos en Shangh¨¢i y Basilea. No obstante, fall¨® en Nueva York y fall¨® en la Copa de Maestros, y en el presente no desprende la misma fuerza ni la misma din¨¢mica del ¨²ltimo tramo previo. Tal vez por eso haya decidido sustituir su nueva raqueta, blanca y negra, por el modelo completamente oscuro con el que gan¨® sus tres ¨²ltimos grandes. Porque a Federer, pese a ser Federer, tambi¨¦n le llama la superstici¨®n. ¡°Son iguales, sencillamente cre¨ª que esta queda mejor aqu¨ª¡±, respondi¨® en la previa del choque con Paire.

¡°Durante un largo periodo, cuando ven¨ªa a Nueva York, ten¨ªa todas las respuestas. Rara vez hice un mal torneo aqu¨ª, as¨ª que conf¨ªo en m¨ª¡±, relataba hace unos d¨ªas ante los periodistas. Por su mente, pues, solo pasa hoy un objetivo, tres palabras: reconquistar Nueva York, territorio perdido hace 10 a?os. Muchos, much¨ªsimos para Federer.