¡°Sentimos rabia. ?Por qu¨¦ hay que someterse a esto?¡±
Los marchadores, listos para la ¡°guerra¡± contra el calor y la humedad en los 20km
Hace nada, cuatro a?os, Diego Garc¨ªa y ?lvaro Mart¨ªn eran dos novatos alucinados en Pek¨ªn por la marcha de Miguel ?ngel L¨®pez, el murciano de Llanos de Brujas que gan¨® el Mundial derrotando a los terribles chinos en su China y en su calor y su humedad. Este viernes (22.30, Tdp) ambos marchadores seguir¨¢n acompa?ando al ¨²ltimo campe¨®n del mundo espa?ol, en la final de los 20 kil¨®metros marcha.
?lvaro Mart¨ªn, de Llerena, Badajoz, y Diego Garc¨ªa, de Madrid, ya no son dos chavales deslumbrados, sino dos de los mejores marchadores del mundo, campe¨®n y subcampe¨®n de Europa, respectivamente, el verano pasado, dos atletas que llegan a Doha preparado como para la guerra despu¨¦s de pasar unas semanas por el termotr¨®n, la c¨¢mara acorazada del Ej¨¦rcito del Aire en Torrej¨®n en la que se reproducen las condiciones ambientales del desierto, calor y humedad a voluntad del marchador. Y, de nuevo, y m¨¢s fuertes a¨²n si lo que ocurri¨® en las pruebas femeninas y en los 50 kil¨®metros masculinos sirve de referencia.
¡°Yo pude con los chinos en China, s¨ª¡±, dice L¨®pez, de 31 a?os, medallista ya en Mosc¨² 2013, cuando los rusos, ahora desaparecidos por dopaje, dominaban el evento, y campe¨®n de Europa en Z¨²rich 2014. ¡°Pero en Pek¨ªn no tuve los mismos problemas que esperan aqu¨ª. All¨ª el clima fue m¨¢s benigno, sin los mismos calor y humedad, y yo estaba en mi mejor momento. Aqu¨ª nos esperan condiciones extremas¡±, a?ade.
¡°Y los chinos ya no son los chinos de antes¡±, subraya Diego Garc¨ªa, preparado por Jos¨¦ Antonio Quintana, cuyo grupo de entrenamiento en Madrid cumple ya 20 a?os. ¡°Ahora no son robots, son humanos que hasta salen por la noche a cenar a restaurantes despu¨¦s de las competiciones, y hasta se r¨ªe¡±.
Si un marchador, por definici¨®n uno que no teme a ning¨²n esfuerzo, habla de condiciones extremas, es que son extremas de verdad. ¡°Cuando estuvimos en Doha aclimat¨¢ndonos en agosto ya nos dimos cuenta de lo que hab¨ªa, y las im¨¢genes de aqu¨ª en las pruebas anteriores parec¨ªan de una pel¨ªcula de guerra, y venimos a la guerra. Pero a m¨ª me motiva¡±, dice Garc¨ªa, de 23 a?os, y su alegr¨ªa y aparente despreocupaci¨®n delatan su edad. ¡°Y me encanta marchar en la Corniche a medianoche con esos focos, parece un circuito de f¨®rmula 1¡±.
¡°No importamos¡±
La aureola m¨ªtica no le agrada tanto ni al m¨¢s veterano, Miguel ?ngel L¨®pez, que a¨²n busca superar la crisis en la que entr¨® en los Juegos de R¨ªo, ni a ?lvaro Mart¨ªn, de 25 a?os, su compa?ero de entrenamientos a las ¨®rdenes de Jos¨¦ Antonio Carrillo, en Cieza, Font Romeu, Lopag¨¢n y donde haga falta en un a?o de permanente nomadismo, la vida del marchador. ¡°Ya sab¨ªamos lo que nos esperaba. No sirven de nada las excusas¡±, dice L¨®pez. ¡°Pero cuando vine por primera vez a Doha sent¨ª rabia e impotencia. ?Por qu¨¦ tenemos que someternos a esto, a estas condiciones? Y quiero que esto m¨¢s que como una cr¨ªtica se vea como un llamamiento y para dejar en evidencia lo poco que los atletas importamos a la IAAF. Ser¨ªa buena la uni¨®n de todos para tener fuerza, pero es muy dif¨ªcil¡±.
¡°En octubre pasado, cuando vine, sal¨ª asustado¡±, asiente ?lvaro Mart¨ªn. ¡°Quejarse ahora es irrelevante. Es tambi¨¦n doloroso ver el estadio vac¨ªo en la final de 100m¡ Espero que la IAAF se d¨¦ cuenta de que no todo vale y empiece a pensar en los atletas¡±.
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