La indefinici¨®n paraliza al Bar?a en el Ciutat de Val¨¨ncia
Los azulgrana conceden tres goles en siete minutos y suman ante un acertado Levante su tercera derrota despu¨¦s de cinco victorias
El Bar?a parece hoy un don nadie que viaja sin hoja de ruta por LaLiga. La condici¨®n de campe¨®n, y tambi¨¦n la de l¨ªder, repuesto despu¨¦s de la cat¨¢strofe de Granada, ganador de sus cinco ¨²ltimos encuentros del campeonato, siete si se cuenta la Champions, agravaron si acaso su derrota justa y sangrante en el Ciutat de Val¨¨ncia. Acostumbra a ocurrir cuando no se tiene personalidad futbol¨ªstica ni estabilidad en el juego y el equipo se entrega al intercambio de golpes, como si los partidos fueran una ruleta rusa, muy cambiantes, para bien y para mal, y diera lo mismo que juegue Vidal que Busquets, Ansu Fati que Griezmann. El Barcelona es v¨ªctima de una indefinici¨®n que le puede llevar a la ruina por m¨¢s que tenga en n¨®mina a Messi, un an¨®nimo en el Ciutat de Val¨¨ncia.
No es que los rivales hayan perdido el respeto al 10 sino que ya no temen al Bar?a, advierten sus debilidades y penalizan sus errores: los tres primeros tiros del Levante, concentrados en siete minutos, acabaron en gol, circunstancia que redunda en la fragilidad barcelonista y en su dificultad tanto para gobernar los encuentros como para reponerse ante la adversidad, un defecto corregible en LaLiga, no en la Champions. El Barcelona se venci¨® nada m¨¢s tomar el empate: no se rebel¨®, sino que se resign¨® a firmar una derrota m¨¢s, la tercera del torneo, como si nada pasara, ni tampoco temiera a nadie, acomodado una jornada m¨¢s con un gol que se encontr¨® de casualidad en un penalti a Semedo, un diestro que caminaba por la izquierda, trasquilado por Miram¨®n.
La capacidad camale¨®nica del Bar?a ha llegado hasta tal extremo de que puede jugar sin Jordi Alba y Busquets, y?prescindir de Demb¨¦l¨¦. La ausencia del lateral, decisivo por su profundidad en ataque y capacidad de asociaci¨®n con Messi, beneficia a un futbolista que necesita aire y campo por la izquierda como Griezmann y por el contrario ayuda al equipo en defensa por la entrada de un zaguero atl¨¦tico como Semedo. Una historia diferente es la suplencia de Busquets al que antes el entrenador solo daba descanso por necesidad y sustitu¨ªa por Rakitic o Sergi Roberto. Ahora el equipo gira alrededor de De Jong, a veces interior y en ocasiones medio centro, menos fiable en el juego de posici¨®n y m¨¢s din¨¢mico y vertical, diferente de Busquets.
Valverde no solo atiende a su equipo, y en especial al momento de forma de sus futbolistas, sino que tambi¨¦n mira al rival, circunstancia que ha llevado a la titularidad de De Jong y de Arturo Vidal ante el Valladolid y en el Ciutat de Val¨¨ncia. El plan del t¨¦cnico favoreci¨® que el partido resultara incierto, presidido por las p¨¦rdidas de bal¨®n y la falta de fluidez, sin autoridad, pendiente de cualquier jugada m¨¢s que del f¨²tbol, sin m¨¢s protagonista que Griezmann. El franc¨¦s defend¨ªa y atacaba ante la mirada de Messi y el absentismo de Luis Su¨¢rez, desenfocado y lastimado, finalmente sustituido por Carles P¨¦rez.
La mayor¨ªa de encuentros as¨ª planteados suelen quedar a expensas de quien inaugura el marcador, y el Barcelona encontr¨® el gol en una llegada de Semedo, precedida de un fuera de juego y mal defendida despu¨¦s sin que interviniera el VAR. El penalti fue transformado de manera inapelable por Messi. Aunque el argentino tuvo el segundo gol en sus pies, el Bar?a no supo finiquitar el choque a pesar de que al Levante solo se le advert¨ªa cara de sufridor, o si se quiere de paciente, alejado del ¨¢rea de Ter Stegen.
El partido era malo y hasta muy malo porque al Bar?a ya no le interesa como antes la pelota, sino que act¨²a en funci¨®n del marcador, de manera que regula sus esfuerzos, excesivamente quieto cuando gana, expuesto a cualquier contrariedad, obsesionado con evitar que el Levante corriera porque siempre le pareci¨® m¨¢s enemigo a la contra que en ataque continuo de acuerdo con las indicaciones de Valverde. Tan pancho estaba el Bar?a que dio el partido por acabado a falta de media hora, dispuesto a perder el tiempo, sin reparar en los errores propios como el de Piqu¨¦. No perdon¨® Campa?a, ni despu¨¦s Borja Mayoral y menos Radoja. Los granotas desfilaron por el ¨¢rea como por una parada de feria y tiraron al mu?eco hasta que cay¨® el 3-1.
Los barcelonistas no tuvieron m¨¢s repuesta que un gol anulado a Messi. A falta de efectividad, el Bar?a se vence, presa de la desidia y de la rutina, tambi¨¦n de la indolencia, insensible a la derrota y a la victoria, como si estuviera esperando un golpe de mano definitivo, o si no una cat¨¢strofe, que acabe con la dejadez y m¨¢s rid¨ªculos como el del Ciutat de Val¨¨ncia.
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