Daniel Felipe Mart¨ªnez se lleva la Vuelta al Pa¨ªs Vasco
El colombiano desbanca a Evenepoel, agotado y sin equipo en la ascensi¨®n a Arrate, donde gan¨® Jon Izagirre
En tiempos de la posguerra, Ant¨®n Barrutia, que muri¨® hace menos de un a?o, gan¨® la subida a Arrate despu¨¦s de sobornar a un brigada del cuartel de Vitoria, donde hac¨ªa el servicio militar, con quinientas pesetas y dos raciones de champi?ones. El suboficial le dej¨® irse hasta Eibar en su bicicleta. Viaj¨®, corri¨®, gan¨® y se llev¨® 9.000 pesetas de premio. Ya no se hacen esas cosas, ni siquiera hay mili, y posiblemente, ning¨²n chaval de las nuevas generaciones del ciclismo, sepan lo que era. Ahora hay m¨¢s medios, los equipos protegen a los ciclistas en un deporte que ya no es individual sino colectivo.
Tal vez por ello, algunos se creen que lo saben todo. Le preguntaron a Remco Evenepoel, un talento indudable, por la etapa de la Itzulia; por su perfil monta?oso, agotador para cualquiera, porque en la Tirreno-Adri¨¢tico estuvo un poco flojeras en las cuestas, y contest¨® con suficiencia: ¡°Es el motivo por el que pas¨¦ tres semanas en Tenerife, para mejorar mi perfil como escalador¡±. Como si las carreteras insulares fueran un curso CCC de radiomontador, de secretariado o de peluquer¨ªa por correspondencia, como anunciaban los peri¨®dicos en los tiempos de Barrutia. La panacea, vamos.
Part¨ªa el belga con dos segundos de diferencia sobre Daniel Felipe Mart¨ªnez, el ciclista agazapado, que tras pasar por la Itzulia de puntillas, sin hacer ruido, estaba ah¨ª, como una gran amenaza, y lo peor de todo, Evenepoel no ten¨ªa un equipo s¨®lido a su servicio. La habitual manada de lobos del Quick Step era una reuni¨®n de perrillos falderos en el parque. Solo Alaphilippe aguant¨® hasta donde pudo.
As¨ª que el l¨ªder tuvo que hacerlo todo como en un curso CCC, en solitario. Por eso, cuando despu¨¦s de que el Ineos del colombiano Mart¨ªnez pusiera un ritmo infernal con Carlos Rodr¨ªguez y, sobre todo, Omar Fraile, las cosas se pusieron serias en la ascensi¨®n a Krabelin, es decir, la subida a Arrate por el lado m¨¢s duro. Roglic, haci¨¦ndole el trabajo a Jonas Vingegaard, porque no ten¨ªa piernas para m¨¢s, rompi¨® el grupo y Evenepoel, despu¨¦s de un esfuerzo supremo, consigui¨® enlazar cuando las rampas superaron el 17%. La primera vez, claro, porque a la segunda ya no pudo. Quedaban m¨¢s de 37 kil¨®metros a la meta y viajaban por delante Enric Mas, Jonas Vingegaard, Jon Izagirre y la gran amenaza, Dani Mart¨ªnez. En el santuario de Arrate, la diferencia era de 37 segundos.
En el descenso, todo lo que sucedi¨® fue trepidante. Pello Bilbao se uni¨® al grupo; una ca¨ªda de Mas lo cort¨® y se quedaron delante el vizca¨ªno, Vlasov, Izagirre y Vingegaard. Mart¨ªnez se retras¨®, ¡°porque tuve que echar pie a tierra¡±, y Evenepoel, con su clase descomunal, se le uni¨®. En Urkaregi, la diferencia era de medio minuto, pero cuando la carrera llegaba a Eibar, el esfuerzo de Remco y Daniel Felipe Mart¨ªnez propici¨® el enlace. En las calles de la localidad armera, Evenepoel esprint¨® para llevarse los tres segundos de bonificaci¨®n.
Pero quedaba Arrate, el espejo en el que deb¨ªan mirarse los favoritos, que ya no pod¨ªan esconder nada. Y en las rampas de ascensi¨®n al Santuario se precipit¨® el desenlace de la Itzulia. Evenepoel, que hab¨ªa ido de esfuerzo en esfuerzo, se descolg¨® enseguida y se despidi¨® del jersey amarillo cuando todav¨ªa quedaban cinco kil¨®metros para la meta. Quedaban Daniel Felipe Mart¨ªnez, Vlasov, Vingegaard e Izagirre, que se cay¨® en plena ascensi¨®n. Para el colombiano era cuesti¨®n de aguantar, y lo hizo. Sin problemas. El m¨¦rito de la etapa se lo llev¨® Jon Izagirre, que despu¨¦s de caer hizo el esfuerzo de enlazar, ganar en la meta del Santuario y subir al podio como segundo clasificado, a once segundos de Mart¨ªnez, el ganador. ¡°Nos sali¨® perfecto. Deb¨ªamos agotar a Remco¡±, y lo hicieron. Tercero acab¨® Vlasov. Evenepoel termina cuarto. La pr¨®xima vez tendr¨¢ que quedarse un mes en Tenerife en lugar de tres semanas, que nunca es mala opci¨®n.
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