?De verdad Simeone le gan¨® la batalla t¨¢ctica a Guardiola?
Nos cuentan que el Atl¨¦tico defendi¨® como un tit¨¢n, pero sin tirar ning¨²n disparo al arco y sin lanzar ning¨²n c¨®rner. Yo me pregunto: ?Qui¨¦n defiende mejor: el que concede 15 tiros o el que no concede ninguno?
El Villarreal cuida la Liga. El Villarreal amans¨® a uno de esos equipos que parecen comerse a los ni?os crudos a base de un juego inteligente, desacomplejado y limpio hasta la brillantez. Fue como domar un tigre. Solo se le puede acusar de haber ganado por poco despu¨¦s de marcar una clara superioridad. Como buena m¨¢quina, el Bayern ni subestima ni tiene piedad. Pero su funcionamiento colectivo, din¨¢mico y preciso fue perdiendo seguridad a medida que avanzaba el partido, hasta que dej¨® de parecernos la m¨¢quina mortal de siempre. Porque el Villarreal tuvo la valent¨ªa de perderle el respeto y la inteligencia de marcarle el ritmo, con esa cadencia t¨¦cnica que solo la Liga, parque tem¨¢tico del f¨²tbol, mantiene como marca registrada. Unai Emery es uno de los abanderados del gran f¨²tbol espa?ol, y frente al Bayern esa bandera se iz¨® hasta lo m¨¢s alto.
Es Ancelotti. Para jugar bien hace falta todo el campo, como demostr¨® el Villarreal, pero para ganar con autoridad hay que tener titanes en las ¨¢reas, como demostr¨® el Madrid, que achica su porter¨ªa con Courtois y abre la de los rivales con Benzema. El f¨²tbol nos demuestra, peri¨®dicamente, que es tan s¨®lido como el cristal. De pronto, un equipo como el Chelsea, que parec¨ªa inabordable, queda empeque?ecido por un Madrid que le tir¨® encima su talento y su historia desde el minuto uno. Despu¨¦s del cl¨¢sico, los micr¨®fonos lanzaron fuego sobre el equipo y sobre Ancelotti. Pero si al Madrid le basta con pisar Europa para acordarse de qui¨¦n es, a Ancelotti le basta con levantarse de la cama para ser siempre el mismo: ganando o perdiendo, elogiado o criticado. Equilibrista en la monta?a rusa del f¨²tbol, Carlo sale de los partidos con cara de ¡°yo no fui¡±. Pero s¨ª es.
Lo leg¨ªtimo y el gusto. Un viejo entrenador me dio la siguiente lecci¨®n: ¡°Primero hay que elogiar y luego hay que corregir¡±. Es l¨®gico, el elogio predispone bien. Adaptar¨¦ el m¨¦todo a este art¨ªculo. Siempre me gust¨® el Atl¨¦tico. Me gusta la lealtad de su gente, me emociona el poder popular que agita las tribunas y hasta simpatizo con un rasgo que solo tienen los atl¨¦ticos: presumir de sufridores. Fin del elogio. El City-Atl¨¦tico, se habl¨® de ello hasta la saciedad, enfrent¨® a dos estilos. ¡°Todos los estilos son leg¨ªtimos¡±, dicen algunos comentaristas con raz¨®n y sin venir a cuento, porque nadie dijo nunca que fuera ilegal jugar mal. ¡°Es una cuesti¨®n de gustos¡±, dicen otros, y tambi¨¦n es verdad. Sin ir m¨¢s lejos, yo ten¨ªa un amigo al que le pon¨ªa Margaret Thatcher. Pero despu¨¦s de ver el partido de ida, me qued¨¦ desconcertado leyendo cr¨®nicas que hablaban de que Simeone le hab¨ªa ganado la batalla t¨¢ctica a Guardiola.
Parte de guerra. Parafraseando a mi nieta: ¡°Aluchino¡±. Para no hablar de cuestiones est¨¦ticas, que en f¨²tbol siempre terminan siendo acusadas de ¡°rom¨¢nticas¡±, acudamos a datos de guerra. Se supone que para ganar una batalla hay que saber atacar y defender. El City tuvo casi el 75% del tiempo el bal¨®n, lanz¨® nueve saques de esquina y tir¨® 15 veces a porter¨ªa sin mucha claridad. De hecho, solo dos tiros fueron entre los tres palos. Algunos salieron desviados, otros encontraron un obst¨¢culo en el camino y solo uno de los tiros tuvo el honor de ser gol. Desde la eficacia, n¨²meros pobres para un gran equipo. En cuanto al Atl¨¦tico, nos cuentan que defendi¨® como un tit¨¢n con sus 11 hombres, pero sin tirar ning¨²n disparo al arco y sin lanzar ning¨²n c¨®rner. Yo me pregunto: ?Qui¨¦n ataca mejor: el que intenta 15 tiros o el que no intenta ninguno? ?Qui¨¦n defiende mejor: el que concede 15 tiros o el que no concede ninguno?
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