Roglic aguanta las embestidas de Evenepoel en Montju?c y se proclama campe¨®n de la Volta

Una sombra, una lapa, un sabio. Aunque ha sufrido de lo lindo para aguantar las reiterativas arrancadas de Remco Evenepoel, de fuego y orgullo, tambi¨¦n de hambre y de pundonor, a Primoz Roglic le bastaron dos momentos, dos sprints finales, para coronarse en la Volta. Uno en la primera etapa, repecho final en subida y triunfo de etapa; y otro en Lo Port, donde el ¨¢cido l¨¢ctico, la gallard¨ªa y la bravura le pasaron factura al belga, pues cogi¨® una p¨¢jara de 50 metros, el peor de los castigos. No fue, sin embargo, el ¨²nico error de Remco, pues en La Molina, henchido de felicidad por descoser a Roglic en los metros finales, levant¨® el acelerador y los brazos para paladear el festejo. Perdi¨® uno o dos segundos, lo suficiente para no ponerse l¨ªder; lo exigido para tener que seguir siendo el que corr¨ªa para atacar y no para defender. Condici¨®n que ha aceptado y dignificado el belga porque lo ha intentado en todas las etapas y hasta el final. Tanto fue as¨ª que Roglic, se?orial, no le disput¨® el ¨²ltimo sprint en Montju?c. Pas¨® justo detr¨¢s, pegadito a ¨¦l, lo acostumbrado. Y lo que necesitaba para ganar esta magn¨¦tica y deliciosa batalla de gigantes en la que la experiencia pudo con la biso?ez.

De buena ma?ana, Evenepoel apareci¨® por el control de firmas con una sonrisa de oreja a oreja, saludos por doquier y charlas animadas con los compa?eros. Pero cuando le acercaron un micro cambi¨® de tercio, mirada y expresi¨®n, gazuza del aspirante, aunque ya ganador de una Vuelta y de un Mundial. ¡°Es muy dif¨ªcil, pero voy a atacar¡±, resolv¨ªa con determinaci¨®n y sin margen a la duda. Minutos m¨¢s tarde compareci¨® junto a su equipo Roglic, sonrisa t¨ªmida y poco dado a la expresividad, acaso un levantar del pulgar para subrayar que lo suyo se explica sobre la bicicleta. Pero hizo mutis por el foro cuando le tocaba pasar por la zona de medios, directo al sill¨ªn y a la primera fila de la l¨ªnea de salida. All¨ª se encontr¨® con Remco. Saludo, buenas palabras y deportividad, pues lo que pasa en la carretera se queda en la carretera, como ocurriera en la etapa anterior, cuando el belga le recriminaba con aspavientos que le diera relevos para disputarse la etapa entre los dos y el esloveno, impert¨¦rrito, le segu¨ªa la sombra porque no hab¨ªa raz¨®n para que se expusiera. ¡°La jornada anterior fue la m¨¢s dura de la Volta por el ritmo y los esfuerzos, pero este domingo ser¨¢ lo mismo¡±, reconoc¨ªa Sepp Kuss, el gregario de oro de Roglic; ¡°Evenepoel atacar¨¢ y esperemos que Primoz pueda aguantar¡±. Desde Jumbo-Visma, en cualquier caso, lo ten¨ªan claro: ¡°Roglic ha dormido bien, est¨¢ tranquilo y sabe lo que tiene que hacer¡±. Tambi¨¦n Evenepoel y Quick-Step. Pero no les alcanz¨®.

Aunque nueve ciclistas lograron abrir brecha para fraguar la fuga, entre ellos un Carapaz que sigue con su puesta a punto, Quick-Step se puso el mono de trabajo desde la ra¨ªz de la etapa, ?qu¨¦ dura Volta la suya porque no hubo un d¨ªa de asueto! Quer¨ªa el conjunto de Evenepoel que todo se redujera a las mismas seis ascensiones de Montju?c de 2,5 kil¨®metros con pendientes m¨¢ximas del 19%. Castigo para las piernas de los corredores y jauja, espect¨¢culo y locura para la afici¨®n. Tard¨® poco el br¨ªo de Quick-Step en erosionar al pelot¨®n, que con el paso de las baldosas se deshilachaba sin remisi¨®n, serpiente de color de a uno porque el ritmo, fren¨¦tico, diab¨®lico, no permit¨ªa otra cosa. La estrategia era clara. Remco ped¨ªa por el pinganillo energ¨ªa y velocidad, al tiempo que resguardaba a Van Wilder para que tirara en los momentos finales antes de su ataque. Por lo que uno a uno, ascensi¨®n a ascensi¨®n, los Quick-Step tiraban y endurec¨ªan la etapa, hasta que, desfondados, se tiraban a un lado para dar paso al siguiente. Hasta que a falta de 30 kil¨®metros, Evenepoel lanz¨® su ¨®rdago, una nueva arrancada que revent¨® la carrera.

Solo Roglic pudo salirle al paso, tambi¨¦n un Marc Soler que aguant¨® cuanto pudo, lo que las piernas le duraron. ¡°He podido responder al ataque, pero luego rodaban muy r¨¢pido y me ha pasado factura¡±, acept¨® el catal¨¢n; ¡°estoy muerto¡±. Pero de eso, de defunciones, no entienden Roglic ni Evenepoel, que puso el piloto autom¨¢tico y hasta donde los pedales le llevaran. S¨ª que pidi¨®, una vez m¨¢s, d¨ªa de la marmota para ¨¦l, relevo a un Primoz que se hizo el longuis hasta las bajadas, cuando, pillo porque es un terreno que domina, asum¨ªa ser la liebre para, de paso, no meterse en enredos en forma de ca¨ªda. Qued¨® claro que Evenepoel no pod¨ªa despegarse de Roglic, que el esloveno se le hab¨ªa anudado hasta el fin del mundo y m¨¢s all¨¢. Y s¨ª que ha sido una semana de erosi¨®n y espect¨¢culo, donde han pedido protagonismo las escapadas de David De la Cruz (Astana), las arrancadas de Marc Soler (UAE), la lucha de Guillaume Martin (Cofidis) por vestirse con el maillot rojo, la victoria entre flashes de Ciccone en lo alto de Vallter y la velocidad punta de Groves para llevarse dos sprints, pero lo mejor y casi lo ¨²nico ha sido la belleza al manillar en una lucha sin fin entre Evenepoel y Roglic. Un toma y daca de dos genios sobre los pedales, dos bestias que asumieron la Volta como la mejor de las preparaciones para el Giro, su gran objetivo del curso.

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