Kaden Groves, de tres en tres triunfos en la Vuelta a Espa?a
Sin Van Aert en la carrera, el australiano hace un ¡®hat-trick¡¯ al ¡®sprint¡¯ como ya consiguiera el a?o pasado
Jarreaba sin cesar en Santander, lluvia rabiosa que complicaba las tensas maniobras de los gregarios para poner en la rampa definitiva a sus sprinters, nerviosos tambi¨¦n por no darse un batacazo a ¨²ltima hora. Pero Alpecin trabaj¨® de f¨¢bula durante toda la jornada y Kaden Groves se lo agradeci¨® como suele, con una punta de velocidad mayor que los dem¨¢s ¡ªsobre todo ahora que no est¨¢ el retirado y lesionado Van Aert¡ª y con un nuevo triunfo. Fue el tercero en esta Vuelta, como ya hiciera en el curso anterior, de tres en tres y tiro porque me toca. Bittner quiso discut¨ªrselo sin ¨¦xito, segundo; y Braet, tercero, se meti¨® por sorpresa en el podio para neg¨¢rselo a Pau Miquel, de nuevo al palo. Todos, en cualquier caso, leyeron la matr¨ªcula del m¨¢s r¨¢pido, de un Groves que suma siete etapas en la carrera y que, como este mi¨¦rcoles, cinco han sido con el mar de frente: Cabo de Gata en 2022, Burriana y Tarragona en 2023 y Our¨¦m en esta edici¨®n. El sprinter de agua.
Despu¨¦s de tanta monta?a, de riscos que se elevaban casi hasta las nubes, el pelot¨®n decidi¨® darse una tregua, el reposo antes de la batalla final. Al menos eso sucedi¨® en los dos puertos que salpicaban la etapa del d¨ªa, el Alto de la Estrangulada y el del Caracol, ambos de segunda categor¨ªa. ¡°Puede que hoy se l¨ªe¡±, siseaba alg¨²n director deportivo en la salida desde el monumento Juan de Castillo en Arnuero, un gui?o de la Vuelta al arquitecto c¨¢ntabro y tambi¨¦n a Lisboa ¡ªdonde comenz¨® la carrera¡ª, ya que su dise?o reproduce a escala las columnas y arcos de las b¨®vedas del Monasterio de los Jer¨®nimos. Pero no se lio. M¨¢s bien todo lo contrario porque por una vez, entre acantilados y playas de arena blanca, la serpiente multicolor no descont¨® a ninguno de sus corredores en los ascensos, sin ataques a la vista, del paso al trote y poco m¨¢s, que los codos ya saldr¨ªan m¨¢s adelante, toda vez que quedar¨ªan unos 60 kil¨®metros pr¨¢cticamente llanos hasta la meta. Y por delante, claro, hab¨ªa una fuga por fagocitar.
No ten¨ªa ganas el pelot¨®n de barullos ni guirigay, por lo que los primeros corredores que levantaron la mano para la escapada, nada m¨¢s atravesar el segundo kil¨®metro, se llevaron el premio. Fueron cuatro: Greegard (Lotto), Guernalec (Ark¨¦a), Champion (Cofidis) e Isasa (Euskaltel). Y por momentos se las prometieron muy felices, pues llegaron a contar con cinco minutos de ventaja. Pero los equipos de los sprinters que quedaban en pie les negaron la mayor. Una bofetada a mano abierta cuando ve¨ªan la bandera a cuadros.
No fue el Visma el que se preocup¨® en reducir distancias, entristecidos porque Van Aert, el espect¨¢culo sobre la bicicleta, que tambi¨¦n contaba con tres laureles en esta edici¨®n, debi¨® de retirarse de la carrera en la jornada anterior. Despu¨¦s del topetazo que se dio en una bajada, le tuvieron que suturar la rodilla derecha, herida de tres cent¨ªmetros por tres bien profunda, un incordio porque el Mundial est¨¢ a la Vuelta de la esquina y, aunque llegue, estar¨¢ una semana larga sin pedalear. Su vac¨ªo, en cualquier caso, era grande en el pelot¨®n. M¨¢s que nada porque el belga era el l¨ªder de la regularidad y de la monta?a, dos maillots con nombre y apellido. Aunque ya se sabe que a rey muerto, rey puesto. ¡°Es una sensaci¨®n extra?a. Van Aert, muy dominante, ten¨ªa una ventaja convincente. Es una l¨¢stima para ¨¦l y para su equipo¡±, aceptaba Groves, ahora de verde sin discusi¨®n. El jersey de lunares se lo queda por el momento Jay Vine para completar la tiran¨ªa de los australianos, toda vez que O¡¯Connor todav¨ªa es el l¨ªder de la carrera con cinco segundos.
Y en esas estaba el Alpecin, equipo de Groves, ocupado en la labor de zapa, descontando minutos a la escapada. Lo mismo que el DSM, que quer¨ªa lanzar a Bittner, e incluso el Kern Pharma, deseoso de regalarse otro triunfo de etapa, antes con Castrillo en la monta?a por dos veces y ahora con Pau Miquel en velocidad. Era momento de arreones, de frenes¨ª, de tirar y tirar. Y bien que lo not¨® el pelot¨®n, enfilado a m¨¢s no poder, condicionado tambi¨¦n por una fuerte lluvia que arreciaba sobre Santander. Y as¨ª, la fuerza colectiva pudo con los tres llaneros solitarios, que se quedaron con las ganas, absorbidos cuando apenas a 2,5 kil¨®metros de meta. Justo en el momento en el que atac¨® Mauro Schmid, tambi¨¦n en que Alpecin dijo que ya bastaba, que la etapa se decidir¨ªa al sprint. Y a eso, ahora y sin Van Aert, nadie puede con Groves.
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