Marc Soler triunfa en los Lagos de Covadonga y O¡¯Connor vuelve a sufrir
Roglic recupera 58 segundos y se queda tan solo a 5 del l¨ªder
Baj¨® la cabeza, perdi¨® la cadencia y sufri¨® un mazazo en las piernas, un rodar plomizo, un hasta luego. Un pesar, un tormento, una p¨¢jara para Ben O¡¯Connor, que no pudo seguir en la ¨²ltima ascensi¨®n a los Lagos de Covadonga el ritmo que imprimi¨® Enric Mas, ciclista en su mejor versi¨®n porque no es la sombra de nadie, toda vez que ataca y ataca sin mirar atr¨¢s, gallardo, magn¨¦tico, tit¨¢n. Su furia, sin embargo, no le vali¨® para descontar a Roglic ¡ªtampoco a Carapaz¡ª, feliz porque la dentellada al liderato fue de arrea. Aunque, de nuevo, no definitiva porque O¡¯Connor se recompuso con el pasar de los kil¨®metros, al punto de que conserv¨® el maillot rojo por cinco segundos [perdi¨® 58 con el esloveno]. Carne de ca?¨®n, se dir¨¢, si mira al calendario, con el Pic¨®n Blanco por delante y con una crono en Madrid. Aunque eso tanto le da a Marc Soler, un verso suelto en el pelot¨®n, triunfador este martes ¡ªy ya van tres etapas en la Vuelta¡ª tras deshacerse de sus compa?eros de fuga. Dedo en la boca a modo de chupete, celebraci¨®n, oda al ciclismo.
Fue una jornada de mar y monta?a. El pelot¨®n parti¨® desde Luanco, recogida y coqueta bah¨ªa, animada villa marina tanto de d¨ªa como de noche, casas coloridas que parecen flotar sobre el atl¨¢ntico, gozo para la vista. Una estampa opuesta a lo que les esperaba en la meta, monta?as que dan la mano al cielo, riscos donde las cabras disfrutan, verde que te quiero verde, remanso de paz y los Lagos de Covadonga, belleza infinita. Por ah¨ª sudaban la gota gorda cientos de ciclistas amateurs, desacreditando que fuera entre semana y que en septiembre se trabaja, la fiesta del ciclismo que flamea en la Vuelta. Tambi¨¦n los hab¨ªa, claro, bast¨®n en mano y anorak anudado ¡ªllov¨ªa y hac¨ªa un fr¨ªo de narices¡ª, los que lo hac¨ªan a pie. Nadie se quer¨ªa perder otra etapa que mira hacia arriba en una Vuelta que es un espect¨¢culo. Y los Lagos dieron fe de ello.
No fue una jornada sencilla para el l¨ªder Ben O¡¯Connor, que de buenas a primeras tuvo que cambiar de bicicleta porque no le funcionaba el potenci¨®metro, inc¨®modo para afrontar todo lo que le faltaba sin datos, la br¨²jula del nuevo ciclismo. Un rato m¨¢s tarde, el australiano volvi¨® a echar el pie al suelo en dos ocasiones para orinar. Tres contratiempos que, sin embargo, no pasaron de sobresalto porque el pelot¨®n rodaba silbando y sin preocuparse por la fuga de 17 corredores que a cada tramo abr¨ªa brecha, ciclistas de talento lejos de la general, cazadores de etapa porque la carrera no les ha dado para m¨¢s. Caso, por ejemplo, de Vine, Riccitello, Poole, Frigo, Del Toro y, claro, como manda ya la tradici¨®n, Soler, que no se pierde una. Ni que sea de las gordas porque la ascensi¨®n a los Lagos de Covadonga ten¨ªa miga, puerto de hors cat¨¦gorie, 12,5 kil¨®metros con una media del 6,9% y rampas del 16%. Un final de etapa 23 veces visto en la Vuelta, con su estreno en 1983, cuando Marino Lejarreta pudo con Bernard Hinault. La ¨²ltima, en 2021, fue para Roglic, trampol¨ªn para su tercera Vuelta. Pero antes de esa subida estaba la Collada Llomena y sonaron las trompetas.
Ocurri¨® que el Movistar se puso el mono de trabajo, todos a una. Argucia que valid¨® Mas a falta de cuatro kil¨®metros de la cima con una arrancada, exhalaci¨®n que desconfigur¨® por completo al pelot¨®n y que, a lo darwiniano, hizo la selecci¨®n natural de los m¨¢s fuertes. Roglic, Landa, O¡¯Connor y Carapaz... La carrera se pon¨ªa de esmoquin y Landa iba de chaqu¨¦ porque hizo un cotragolpe, demarraje que el resto pareci¨® contentarse con mirar. Solo lo pareci¨® porque aqu¨ª no se regala ni una baldosa, a menos que las piernas flaqueen. Y Todav¨ªa no era el caso, reagrupada la serpiente multicolor al superar el puerto. Pero quedaba un mundo, restaban los Lagos de Covadonga.
Landa volvi¨® a probar al grupo, ofensiva de pie sobre la bici, ritmo di¨¢bolico. Pero no le dieron las fuerzas. Esas de las que andaba sobrado Mas, de pie sobre la bici, dientes apretados y que me siga quien quiera. O quien pueda. Esos fueron Roglic y Carapaz, que tambi¨¦n olieron la sangre con el baj¨®n de O¡¯Connor y aguantaron el tir¨®n. Niebla, txirimiri, la carrera en un pu?o, en seis segundos.
Es la Vuelta re?ida, tambi¨¦n la de las fugas. Si no que se lo digan a Marc Soler, part¨ªcipe en casi todas las escapadas ¡ª¡±llevaba d¨ªas d¨¢ndole al palo¡±, se?al¨®¡ª, guerrero sobre la bici, batallador incansable. Aunque ya con premio. Fue en las ¨²ltimas rampas, tortura para las piernas, tras quedarse con Filippo Zanna (Jayco) y con Max Poole (DSM). Hizo ver, pillo ¨¦l ¨Caunque tambi¨¦n habitual¨C que iba hundido, que no le daba la vida. Cara de sufrimiento supremo y bandazos sobre la bici. Hasta que, de repente, los ojos se vuelven felinos ante la presa, baile de San Vito a dos ruedas y hachazo va.
As¨ª se lo hizo a sus compa?eros de fuga en los Lagos, as¨ª se march¨® en solitario, as¨ª se puso la corona en una monta?a m¨ªtica, as¨ª escribi¨® su nombre a lo grande. Justo lo que espera conseguir Roglic en Madrid, ya a un solo mordisco de O¡¯Connor, capaz de conservar el maillot en 11 etapas. Mas, claro, se lo discutir¨¢ y Carapaz lo rebatir¨¢. Quiz¨¢ tambi¨¦n Landa. Pero con la crono como juez final, asoma la bandera eslovena.
La ca¨ªda de Van Aert
Van Aert, ciclista todoterreno, Hulk sobre ruedas. Habitual en las fugas, al punto de que en una se coron¨®, tambi¨¦n se signific¨® en los sprints para sumar tres triunfos de etapa, m¨¢s que ning¨²n otro. El maillot verde, el de la regularidad, ten¨ªa nombre. Pero, inconformista como es, el belga quer¨ªa tambi¨¦n el de la monta?a. as¨ª que empez¨® a sumarse a las escapadas, a pelear por cruzar el primero los puertos. Como este martes.
Aunque cost¨® que fraguara la escapada, Van Aert se meti¨® en la buena junto a Jay Vine, que al comenzar la etapa ten¨ªa los mismos puntos en la batalla por el maillot de lunares. Algo que el ciclista del Visma le neg¨® en los dos primeros riscos. Sprint para dejar las cosas claras, para explicar que quer¨ªa entrar en el selecto elenco de corredores que han logrado los dos maillots en una misma edici¨®n de la Vuelta: Rominger (1993), Jalabert (1995) y Chava Jim¨¦nez (2001). Le esperaba la gloria; y la tragedia.
Result¨® que, al bajar la monta?a, Engelhardt (Jayco) se cay¨® en una curva por delante de Van Aert, que debi¨® cambiar la trazada y acab¨® estamp¨¢ndose contra la cuneta. Un fuerte golpe del que trat¨® hacer caso omiso porque se subi¨® de nuevo a la bici. Unas pedaladas despu¨¦s, sin embargo, tuvo que parar, con la rodilla y el codo ensangrentados, dolores en un costado.
No le qued¨® otra que abandonar, la peor de las noticias para un corredor que durante la carrera hizo del espect¨¢culo su bandera.
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