La confesi¨®n de Kazuya Hiraide, uno de los himalayistas m¨¢s celebrados del siglo: ¡°He cogido miedo a las monta?as¡±
El alpinista japon¨¦s relata en el documental ¡®Encordados¡¯, junto a su compa?ero Kenro Nakajima, las dificultades de la primera ascensi¨®n de la cara norte del Tirich Mir, un ¡®sietemil¡¯ en Pakist¨¢n
Dos hombres, dos mochilas, una pared virgen del Himalaya, una cuerda que todo lo enlaza y la honestidad recogida en dos c¨¢maras diminutas pegadas en un lateral del casco. Con tan poco, el p¨²blico que acudi¨® el s¨¢bado en masa al arranque del BBK MendiFilm de Bilbao (uno de los festivales de cine de monta?a m¨¢s prestigiosos que existe) pudo deleitarse con el documental Encordados, una soberbia disecci¨®n de lo que significa ser alpinista de ¨¦lite. O de lo que puede esconder en su interior un alpinista de ¨¦lite. El trabajo, pura y deliciosa artesan¨ªa, recoge la primera ascensi¨®n absoluta y en estilo alpino, el pasado mes de julio, de la cara norte del Tirich Mir (7.708 metros, Pakist¨¢n) a cargo de Kazuya Hiraide y Kenro Nakajima. Juntos han merecido dos veces el Piolet de Oro, los Oscar del alpinismo. Hiraide tiene otro m¨¢s, obtenido junto a la desaparecida Kei Taniguchi, la primera mujer que mereci¨® dicho galard¨®n.
La vertiente norte del Tirich Mir es tan remota, que exigi¨® a ambos japoneses un gran esfuerzo de exploraci¨®n: solo plantarse a los pies del objetivo les exigi¨® rebuscar entre paredes y glaciares hasta dar con la manera de ponerse en situaci¨®n. En verano, muy pocos detalles fueron revelados. Ternua, el patrocinador vasco de Hiraide apenas pudo ofrecer un pu?ado de fotos y un texto escueto. Nada que iluminase las tripas de una ascensi¨®n de tanto compromiso, nada que permitiese conocer un poco m¨¢s a una de las parejas m¨¢s eficaces de la historia del himalayismo. El documental resuelve felizmente dicha carencia con un pu?ado de frases memorables, con unas im¨¢genes que le colocan a uno como si viajase atado a uno de los extremos de la cuerda. Sin explicaci¨®n, el alpinismo es un galimat¨ªas de n¨²meros, ejercicio atl¨¦tico sin alma. Bien explicado, es un arte, el arte de la confianza, del trabajo en equipo, del respeto y la ¨¦tica, de la felicidad m¨¢s sencilla, de la ilusi¨®n infantil, de la b¨²squeda de mundos por descubrir a¨²n¡
Kazuya Hiraide tiene 44 a?os y ha descubierto el miedo despu¨¦s de m¨¢s de 20 a?os de carrera en la ¨¦lite. ¡°He escalado muchas monta?as, y ahora les he cogido miedo. Me dan miedo porque ahora conozco el peligro que hay bajo mis pies. Cuando me dirijo a una monta?a el miedo me hace dudar, me cuesta dar el paso, pero Kenro lo hace sin dudar un segundo. Yo he perdido esa inocencia. Su coraje es la raz¨®n por la que soy capaz de escalar estas monta?as¡±, explica ante la c¨¢mara. ?Qu¨¦ m¨¢s se puede decir? Hiraide lo dice todo, explica as¨ª su viaje desde la valent¨ªa hacia la sombra pesada de la duda, desde el liderazgo feroz hacia la humildad, desde la necesidad de escalar hasta la necesidad de hacerlo atado a un igual, incluso de subordinarse a sus capacidades. Los grandes alpinistas del pasado, Walter Bonatti por ejemplo, siempre escalaban en cabeza, asum¨ªan los riesgos, lideraban la cordada y solo ped¨ªan un buen compa?ero, alguien que supiese manejar las cuerdas, aguantar en la reuni¨®n y animar cuando la cosa se pon¨ªa fea. Hiraide fue as¨ª. Pero ahora necesita ayuda. Necesita un l¨ªder a su lado¡ y espera un relevo por parte de Kenro Nakajima. Pero primero ha de confiar en ¨¦l. El estudio psicol¨®gico de las din¨¢micas que se establecen en el seno de una cordada dar¨ªa para varios tomos. Son matrimonios que no solo se juegan la felicidad sino la vida. ¡°No me gusta escalar solo. Si fuera solo me caer¨ªa. Atado a alguien tengo m¨¢s posibilidades de escalar monta?as¡±, se sincera Hiraide.
Kenro Nakajima es diez a?os m¨¢s joven que Hiraide, y a¨²n no puede creer que escalen de la mano. Tras la muerte de Kei Taniguchi, Hiraide tard¨® en encontrar un sustituto: la confianza no se gana de la noche a la ma?ana y la p¨¦rdida de su compa?era le hundi¨® en un pozo de escepticismo. Se convenci¨® de que le resultar¨ªa imposible dar de nuevo con un alter ego. Por su parte, Nakajima admiraba tanto a Hiraide que lo ve¨ªa inalcanzable: ¡°Es raro escalar sinti¨¦ndose 100% seguro encordado con el otro. Me sorprende que sea mi compa?ero. Es mi mentor¡±, explica en el documental. Hiraide reprende a su amigo cuando se le enreda la cuerda en un r¨¢pel (¡°aqu¨ª no se puede ser vago¡±) o cuando se empe?a en avanzar por la misma l¨ªnea por la que cae una colada de nieve. Y cuando este duda y le pide consejo, atascado en la pared y sin saber hacia d¨®nde tirar, le obliga a tomar una decisi¨®n: ¡°Cree en ti mismo y avanza, debes pensar as¨ª, ?vale? O nunca sabr¨¢s si puedes lograrlo. Todav¨ªa est¨¢ pendiente de mis consejos y mi presencia. Quiero que conf¨ªe en s¨ª mismo y vaya de primero¡±, explica Hiraide en plena ascensi¨®n. En el siguiente plano, la c¨¢mara enfoca los piolets de Kenro y recoge su voz: ¡°Como Hiraide estaba conmigo, le ped¨ªa siempre que tomara las decisiones. Tengo que aprender a ser m¨¢s independiente¡±. Lo que distingue a un l¨ªder en el mundo del alpinismo es su capacidad para tomar siempre la mejor decisi¨®n ante cualquier eventualidad. Y esto no tiene nada que ver con el tama?o de los b¨ªceps o con la capacidad aer¨®bica, sino con el conocimiento del medio, el instinto y la experiencia.
Muy cerca de alcanzar la cima, ambos escaladores progresan unidos por la cuerda, separados entre s¨ª por unos pocos metros. El terreno no es t¨¦cnico, pero s¨ª muy empinado y la nieve sobre la que progresan no permite colocar seguros intermedios. Si uno cayese, morir¨ªan los dos. El miedo a fracasar, a no ver la cima, a sufrir un accidente asalta de pronto a Hiraide. Los jadeos se escuchan perfectamente en la grabaci¨®n, pero entonces Hiraide interpela a Nakajima, que ha escalado toda la ruta de primero, y le pregunta: ¡°Esto es muy vertical: ?no te caer¨¢s?¡±. Nakajima alucina, duda, mira al costado, mira hacia abajo a su compa?ero y tras unos instantes le dice que no se va a caer. Hiraide estalla de j¨²bilo, como si su amigo hubiese descifrado un acertijo, y le responde: ¡°No esperaba menos de ti. Por eso escalamos juntos. Ya s¨¦ que esto es duro pero conc¨¦ntrate¡±.
La cima es plana, ancha, y las monta?as se agolpan a su alrededor por doquier. Es un d¨ªa luminoso. Nakajima da las gracias a Hiraide, llora, y este se las devuelve. Gracias a su joven amigo ha podido alcanzar un lugar al que, reconoce, jam¨¢s hubiera llegado solo. El alpinismo es una actividad condicionada por el miedo a perder la vida, un miedo que siembra dudas, que destruye carreras, que limita¡ pero que se combate en compa?¨ªa. Mediante una cuerda.
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