La direcci¨®n de partido en el f¨²tbol del futuro
La implantaci¨®n de la tecnolog¨ªa en el deporte ha cambiado la idea de c¨®mo manejar un encuentro y sus emociones
A vista de dron y con un joystick. Dirigiendo el partido como si jug¨¢semos a la videoconsola, desde la grada y conectados telef¨®nicamente con el banquillo para hacer ajustes t¨¢cticos. Abajo, a pie de c¨¦sped y pegados a las acciones de bal¨®n, otras voces que mantengan la intensidad y concentraci¨®n del equipo. ?Va a ser esa la manera en que los entrenadores vivan los partidos en el f¨²tbol del futuro? ?Nos movemos m¨¢s hacia el t¨¦cnico-analista o va a sobrevivir el entrenador-pasi¨®n? Siempre me ha gustado jugar a imaginar lo que vendr¨¢. No creo que el f¨²tbol se meta en distop¨ªas radicales a lo Black Mirror, pero los avances tecnol¨®gicos se han instalado en el deporte para mejorar los m¨¦todos de entrenamiento y perfeccionar los an¨¢lisis. Hay infinidad de posibilidades audiovisuales que le dan un aire nuevo a las rutinas de los futbolistas y, en consecuencia, nos lo est¨¢ dando a los entrenadores. Se ha cambiado la pizarra por pantallas en los entrenamientos y convencemos del plan de partido a trav¨¦s de tabletas. Cuando analizamos el encuentro desde la c¨¢mara t¨¢ctica detectamos tantas cosas que en el directo, ciegos por los duelos perdidos o las ocasiones falladas, no hemos sabido corregir, que nos torturamos buscando la manera de verlas ya, durante, mientras el juego est¨¢ pasando. Por eso conectamos por auriculares al analista con el banquillo, para encontrar perspectiva y calma. ?Pero por qu¨¦ no sube el mismo entrenador?
Desde el ¨¢rea t¨¦cnica no se tiene la mejor visi¨®n de lo que ocurre. En muchos estadios la barriga del mediocampo se come la banda contraria y se hace dif¨ªcil comunicarse con las jugadoras alejadas, sobre todo en grandes escenarios. Est¨¢s tan a ras de suelo que cuesta leer c¨®mo cruzan las estructuras de los dos equipos, d¨®nde est¨¢n los espacios, qu¨¦ oportunidades hay que no estamos aprovechando. Ir¨®nicamente lo ver¨¢ la afici¨®n antes que quien toma las decisiones. S¨ª que ves rostros, hueles la fatiga o la angustia, sufres esfuerzos que se entregan o se ahorran, sientes las emociones de las protagonistas. ?Qu¨¦ es lo importante? ?T¨¢ctica o energ¨ªa? Seguramente ambas. El arte est¨¢ en leer qu¨¦ pide el partido en cada momento.
Y no es sencillo, porque a ti tambi¨¦n te marean las emociones. Euforia y miedo. Enfado y bloqueo. Gareth Taylor, t¨¦cnico del equipo femenino del Manchester City, sigue los partidos desde la grada y delega en su asistente la direcci¨®n de partido m¨¢s tradicional. Lo volvi¨® a hacer el mi¨¦rcoles frente al Bar?a en Champions, aunque baj¨® antes de lo que acostumbra. Su equipo volaba. Dice que as¨ª tiene la perspectiva adecuada para ser m¨¢s preciso en su charla en el descanso, que es el gran momento para que un entrenador intervenga. Casi el ¨²nico, hasta que han llegado las pausas de hidrataci¨®n ¡ªexcepcionales para d¨ªas calurosos¡ª y el truco de echar a la portera al suelo ¡ªque no tardar¨¢ en regularse¡ª. Para los tacticistas, dirigir desde la grada suena interesante. Para los emocionales, suena fr¨ªo. ?Y para las jugadoras? Si durante la semana entienden que somos un staff, ?qu¨¦ necesitan de su entrenador el d¨ªa de partido? ?Que est¨¦? ?O que les d¨¦ las mejores soluciones?
En su reci¨¦n estrenado documental, Luis Enrique riza el rizo futurista y fantasea con poder emitir peque?as descargas el¨¦ctricas a los jugadores que no respeten el plan colectivo y con ponerles pinganillo para darles instrucciones. El f¨²tbol americano tiene normalizada la conexi¨®n entrenador-quarterback y en el f¨²tbol australiano vemos a jugadores pegando la oreja en un tel¨¦fono retro del banquillo para escuchar lo que ve su entrenador, rodeado de ordenadores en un palco en las alturas del estadio. ?Ser¨¢ ese nuestro futuro?
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