El VAR, Inglaterra y la ¡®Schadenfreude¡¯
El problema no es qu¨¦ dicen las im¨¢genes sobre un posible penalti sino en la disparidad de criterio entre los ¨¢rbitros sobre la interpretaci¨®n de una misma jugada
Los tabloides ingleses se han relamido estos d¨ªas con la eliminaci¨®n de Alemania despu¨¦s de que el ¨¢rbitro diera por bueno el segundo gol de Jap¨®n frente a Espa?a a pesar de que el bal¨®n parec¨ªa haber salido fuera. Como es bien sabido, aquel gol clasific¨® a Jap¨®n como campeona de grupo y a Espa?a como segunda, dejando a Alemania fuera del Mundial.
Hay una hermosa palabra alemana para definir esa sensaci¨®n: schadenfreude. Por schaden (da?o) y freude (alegr¨ªa). En espa?ol ser¨ªa algo as¨ª como disfrutar del mal ajeno. Los ingleses han justificado su schadenfreude apelando a la venganza por el gol fantasma de Frank Lampard que le negaron a Inglaterra frente a Alemania en el Mundial de Sud¨¢frica en 2010. Fue un gol como una casa que empataba a dos un partido en el que Alemania se hab¨ªa adelantado con dos tantos y acab¨® ganando 4-1.
¡°Justicia para Lampard¡±, ha clamado The Sun. El Daily Mail se regodeaba difundiendo la euforia de muchos hinchas ingleses por la desgracia alemana: ¡°Ahora ya sab¨¦is lo que se siente¡±, proclama en Twitter un hincha citado por el Mail. Los alemanes ya sab¨ªan lo que se siente porque, como tambi¨¦n es bien sabido, el ¨²nico Mundial ganado hasta ahora por Inglaterra lleg¨® gracias a un decisivo gol fantasma (que solo existi¨® en la mente del ¨¢rbitro) en la final de Wembley de 1966.
El caso es que, a pesar de toda la pol¨¦mica generada por el gol de Jap¨®n, la gran diferencia en esos tres casos es el VAR, pese a lo mal que lo utiliza la FIFA. Ninguna de las im¨¢genes difundidas durante el partido probaban al 100% que la pelota de Jap¨®n saliera del campo. En ese momento se dijo que el VAR tampoco ofrec¨ªa pruebas concluyentes y que el ¨¢rbitro tom¨® la decisi¨®n final en funci¨®n de lo que cre¨ªa haber visto. Luego la propia FIFA se ha desmentido a s¨ª misma, asegurando que el VAR s¨ª prob¨® que la pelota nunca sali¨® fuera y ha difundido unas im¨¢genes en defensa de su tesis. La realidad es que en los tres casos mencionados los dos errores indiscutibles se produjeron cuando no hab¨ªa VAR.
El VAR funciona. Lo que no funciona es el factor humano. Los penaltis por manos absurdas no son culpa del VAR: son culpa de una normativa decidida por los humanos. Los fueras de juego por mil¨ªmetros no son culpa del VAR, sino de quien cree que uno o dos o cinco mil¨ªmetros son suficientes para dar ventaja al delantero o quien opina que el hombro, cuyo principio y final puede depender del dise?o de una camiseta, puede ser un factor decisorio en un juego que consiste esencialmente en dominar un objeto esf¨¦rico con los pies. El problema no es qu¨¦ dicen las im¨¢genes sobre un posible penalti sino la disparidad de criterio entre los ¨¢rbitros sobre la interpretaci¨®n de una misma jugada. El VAR ha llegado para quedarse pero el factor humano ha de mejorar. Si funciona en el cricket y en el rugby, ?por qu¨¦ no puede funcionar en el f¨²tbol? ?Por qu¨¦ no podemos o¨ªr las conversaciones entre los ¨¢rbitros de la sala VAR y el del campo? ?Por qu¨¦ no se explica a los hinchas en directo las razones de una u otra decisi¨®n, como s¨ª se hace en esos deportes?
Los rom¨¢nticos dicen que el VAR no es necesario porque a la larga las injusticias se acaban equilibrando. O proclaman que el mundo se habr¨ªa quedado sin uno de los momentos m¨¢s sublimes de la historia del f¨²tbol, la Mano de Dios, tan venerada por los adoradores de Diego Armando Maradona como detestada por toda Inglaterra. Los rom¨¢nticos siempre podr¨¢n decir que Maradona le hizo justicia a Alemania por el gol de Wembley de 1966, pero no estoy seguro de que eso sea suficiente para Uwe Seeler o Franz Beckembauer. O para Espa?a e Italia, atracadas en sus partidos contra Corea del Sur en 2002.
Hay otras cosas a mejorar en el f¨²tbol, un deporte en el que cada vez es m¨¢s irritante ver c¨®mo los jugadores se retuercen de dolor en el suelo hasta que el partido se interrumpe para atenderles y al cabo de nada siguen corriendo como cervatillos. Alargar los partidos sin que se sepa por qu¨¦ unos se prolongan 6 minutos y otros 10 o 12 no sirve de nada. Dejemos entrar a un m¨¦dico en el campo para atender esas lesiones fantasma: desaparecer¨¢n en cuatro d¨ªas. Paremos el reloj cuando se para el juego. Todo eso en el rugby ya lo hacen. ?Por qu¨¦ no en el f¨²tbol? Al menos, prob¨¦moslo.
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