Alcaraz y el m¨®vil, el dichoso tel¨¦fono m¨®vil

Villena, Alicante. Oto?o de 2020. En la azotea del edificio que alberga los despachos de la academia de Juan Carlos Ferrero, un tenista de 17 a?os de quien se dice que va a comerse el mundo, se expresa con marcado acento murciano. Y tambi¨¦n con algo de miedo a meter la pata, dado que est¨¢ concediendo una de sus primeras entrevistas en profundidad para contar que sue?a y trabaja cada d¨ªa para convertirse en el n¨²mero uno. Alcaraz, m¨¢s Carlitos que Carlos, cuenta que no est¨¢ demasiado pendiente de todo lo que se escribe sobre ¨¦l, para no crear ¡°una bola de negatividad¡± frente a las grandes expectativas que suscita su progresi¨®n, y en alg¨²n tramo del encuentro responde con la ingenuidad propia de un chico de su edad.

¡ª Carlos, ?en qu¨¦ aspectos debes mejorar m¨¢s?

¡ª Pues¡­ Dir¨ªa que sobre todo en lo del m¨®vil, porque estoy un pel¨ªn enganchado. ?Ups! Quiz¨¢ no deber¨ªa haber dicho esto, ?no?

Por aquel entonces, el actual n¨²mero dos del mundo ¡ªdos grandes ya en el bolsillo y la gran cima hollada, luego misi¨®n cumplida¡ª ya dejaba caer que una de sus perdiciones era el tel¨¦fono, enemigo com¨²n de las nuevas generaciones de tenistas que crecen entre las restricciones que les impone un deporte tan sacrificado como el suyo y los h¨¢bitos tecnol¨®gicos de su generaci¨®n. ?l, como tant¨ªsimos otros, se expon¨ªa a una nueva realidad compleja y dif¨ªcil de controlar, en tanto que los nuevos profesionales acceden al circuito de ¨¦lite con una raqueta en la mano y el m¨®vil en la otra. No hay excepci¨®n en su caso. El aparato y, por ende, las redes sociales, son una extensi¨®n de una figura internacional que coge m¨¢s y m¨¢s cuerpo, seguida por 4,6 millones de seguidores en Instagram y reclamada all¨¢ por donde pisa. ¡°Are you single? Are you single? (?Est¨¢s soltero?)¡±, insist¨ªa en preguntarle estos d¨ªas una aficionada en pleno entrenamiento en Indian Wells, donde el domingo, previo recital, Alcaraz alz¨® su segundo trofeo en el desierto californiano despu¨¦s de batir al ruso Daniil Medvedev.

Pese a su corta edad, el tenista ya es rico y famoso, y contin¨²a aprendiendo a desenvolverse en una atm¨®sfera que, adem¨¢s de atractiva y placentera, tambi¨¦n es complicada. Despu¨¦s de lucir su ¨²ltimo t¨ªtulo y acabar as¨ª con un periodo de ocho meses sin ¨¦xito, Alcaraz se sinceraba: ¡°Digamos que en los ¨²ltimos dos meses ha sido dif¨ªcil encontrarme conmigo mismo. Despu¨¦s de Wimbledon [donde venci¨®, en julio] fue dif¨ªcil. Mi familia, mi equipo y mi entorno m¨¢s cercano me preguntaban qu¨¦ me pasaba, por qu¨¦ no sonre¨ªa tanto como antes. No disfrutaba al salir a la pista. Si gano t¨ªtulos o no, no me importa; lo que quiero es disfrutar de jugar y demostrar mi juego. Eso es lo ¨²nico que importa, y eso es lo que me hace sentirme tan feliz por levantar este trofeo, porque me he encontrado a m¨ª mismo otra vez¡±.

Enlazaba la reflexi¨®n con la ofrecida unos d¨ªas antes, cuando admiti¨® que las redes sociales est¨¢n pas¨¢ndole factura en algunos instantes. ¡°Tienen un impacto muy importante en los tenistas y en los deportistas, en general. Hay muchos jugadores que no piensan en ellas o a los que no les afectan negativamente, pero hay otros a los que los comentarios negativos les afectan de forma muy mala. Yo intento no pensar en nada de eso; intento no ver todos los comentarios, pero creo que es algo de lo que no nos podemos esconder. Hay mucha gente que te va a comentar cosas bonitas y positivas, y otros te van a comentar cosas malas, y eso no estamos en posici¨®n de poder controlarlo. Simplemente, tenemos que lidiar con ello de la mejor manera posible, y es lo que estoy intentando hacer ahora mismo¡±.

Por primera vez, Alcaraz ha tenido que atravesar por una crisis de relieve profesional, superior al desagradable cap¨ªtulo de las lesiones que vivi¨® el a?o pasado. No tanto por la l¨ªnea de resultados, porque en ning¨²n instante ha dejado de creer en s¨ª mismo y sus posibilidades, como por la cr¨ªtica desde el exterior ¡ªfundamentada en algunos casos, absurda o trivial desde algunos foros¡ª y por esa espiral de negatividad que se concentra en el ciberespacio. Pese a estar advertido de los peligros de la exposici¨®n y la permanente exigencia de las alturas, el tenista ¡ª13 t¨ªtulos, ahora ya cinco Masters 1000¡ª no termina de comprender que se afee su din¨¢mica de los ¨²ltimos tiempos ni que se le exija ganar por sistema, porque de lo contrario aparece por ah¨ª la palabra fracaso. Inmerso en pleno proceso de maduraci¨®n y desarrollo, de descubrimiento, el murciano digiere, procesa y, sobre todo, aprende.

¡°Tiene 20 a?os¡±, enfatizan desde su c¨ªrculo. Y frente a la marejada, Alcaraz ha reaccionado este curso con mayor minuciosidad en el d¨ªa a d¨ªa, confiando en que tarde o temprano su juego y su filo repuntar¨ªan; consciente, al mismo tiempo, de que el tenis es una interminable carrera de fondo y de que la inspiraci¨®n va y viene a lo largo del a?o. Deseoso de ofrecer un rendimiento lo m¨¢s lineal posible de principio a fin de curso, asignatura pendiente, se desempe?a con la misma fe y la convicci¨®n de siempre. ¡°Desde diciembre ha dado un salto de profesionalidad¡±, contaba recientemente el gur¨² de su academia, Antonio Mart¨ªnez Cascales, a este peri¨®dico. Entretanto, para superar este periodo de curvas ha contado con el respaldo de su equipo y de sus familiares, ninguno tan presente como el de su padre Carlos, soporte fundamental all¨¢ por donde va.

El progenitor desdramatiza y prioriza la felicidad de su hijo, independientemente de hasta d¨®nde pueda llegar y en qu¨¦ escal¨®n de la historia del tenis quede. Mientras tanto, el alegr¨®n de California reconforta y el chico otra vez triunfa y celebra: gane m¨¢s o menos, hay Alcaraz para rato.

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