Dimitrov, el tenista que no quer¨ªa ser Federer

Desde hace a?os, Grigor Dimitrov clamaba por la libertad. Sencillamente, ¨¦l quer¨ªa ser Grigor, no Roger. Mucho menos eso de Baby Federer. ¡°Estoy cansado de esto. De hecho, estoy harto. Me compararon con ¨¦l demasiado pronto. Al principio me gustaba, era divertido, pero luego fue haci¨¦ndose pesado y de alguna manera acab¨® haci¨¦ndome da?o. No creo que todo eso ayudase a un j¨²nior como yo¡±, afirmaba el b¨²lgaro cuando la cancioncilla ya sonaba con demasiada fuerza y se hab¨ªa apoderado de ¨¦l, delicioso tenista de rev¨¦s a una mano y t¨¦cnica prodigiosa que, obviamente, nunca lleg¨® ni llegar¨¢ a ser Roger Federer. Misi¨®n imposible para ¨¦l, misi¨®n imposible para cualquiera que lo intenta. En cambio, hoy respira aliviado porque ya es Dimitrov, un jugador liberado de apodos y que superada la treintena est¨¢ alcanzando de nuevo su pico de forma despu¨¦s de haber transitado por un valle de penumbras y expectativas frustradas.

¡°No quiero sentir l¨¢stima por m¨ª mismo por lo que ha sucedido los ¨²ltimos a?os. ?Que he perdido oportunidades? S¨ª, demasiadas. ?Que he cometido errores? S¨ª, tambi¨¦n, demasiados. Llega un punto en el que tienes que aceptar todo lo que te han echado encima y seguir hacia adelante¡±, se?alaba en noviembre, cuando hab¨ªa empezado a ofrecer s¨®lidos indicios de que ¨¦l, Dimitrov, jam¨¢s llegar¨¢ a ser como el genio, pero s¨ª un tenista formidable que superadas todas las dudas, todas las cr¨ªticas y los sucesivos males f¨ªsicos que fue somatizando su cuerpo debido a la zozobra mental, es capaz de escribir su propia historia. El presente le sonr¨ªe, ¨¦l deslumbra en Miami ¡ªdonde este domingo (20.00, Movistar+) debatir¨¢ con el italiano Jannik Sinner por el t¨ªtulo¡ª y su maravilloso juego le ha devuelto a un lugar del que seguramente nunca debi¨® salir.

Seis a?os despu¨¦s, Dimitrov vuelve a figurar otra vez en el top-10. Lo abandon¨® a finales de 2018 y desde entonces han transcurrido 260 semanas plagadas de curvas y de amagos; solo el franc¨¦s Gilles Simon (308) y el catal¨¢n Albert Costa (264) tardaron m¨¢s que ¨¦l en regresar a la planta noble del circuito. Antes de empezar a descender, el b¨²lgaro hab¨ªa conquistado la Copa de Maestros y un Masters 1000, en Cincinnati, tambi¨¦n 2017, y logr¨® ascender hasta el tercer caj¨®n de la lista mundial. Pero al ¨¦xito le sucedi¨® la indefinici¨®n, y su tenis fue perdiendo fuelle hasta desaparecer de la primera l¨ªnea del escaparate y perderse en una tierra de nadie, confiando el aficionado en que tarde o temprano encontrar¨ªa la br¨²jula para volver.

¡°No he vuelto, simplemente nunca me fui¡±, precisaba el curso pasado en Par¨ªs-Bercy, donde su progresi¨®n fue refrendada con el acceso a la final, en la que cedi¨® contra el serbio Novak Djokovic. En ese momento se emocion¨® bajo la toalla. ¡°Ya no tengo que demostrarle nada a nadie, estoy en mi propia lucha; lo que hago es exclusivamente por y para m¨ª. Cada tenista tiene sus tiempos, y a lo mejor el tramo final de mi carrera son mis a?os dorados¡±, conced¨ªa aquella tarde en Par¨ªs, rest¨¢ndole importancia al marcador y otorg¨¢ndosela al proceso, entendiendo que su buen rendimiento estaba muy por encima de la conquista o no del trofeo.

Aquella noche en Madrid

Atr¨¢s queda entonces aquellos tiempos en los que le persegu¨ªa y le martilleaba aquello de Baby Federer, por la similitud est¨¦tica con el suizo. ¡°?De verdad te parezco un beb¨¦?¡±, le afe¨® en 2019 a un espectador que le record¨® durante un partido el sobrenombre, justo cuando ¨¦l iba a servir. Sorteados los nubarrones mentales, emprendi¨® una serie de cambios que se tradujeron tambi¨¦n en lo f¨ªsico. Con una magn¨ªfica planta de atleta, alto (1,88), fibroso y fuerte, se deshizo de la bandana que tambi¨¦n luc¨ªa el suizo, sustituy¨® en la indumentaria la firma deportiva que luci¨® durante casi toda su carrera el de Basilea y abandon¨® la l¨ªnea sobria por modelos con colorines, queriendo desmarcarse de la sombra que ten¨ªa encima.

As¨ª, poco a poco, ha ido forjando una identidad propia que le ha devuelto la confianza. Hoy d¨ªa luce una gorra hacia atr¨¢s, como si hubiera rejuvenecido, y firma victorias de relumbr¨®n como aquella que logr¨® en 2013 contra Novak Djokovic en la Caja M¨¢gica. Esa noche, ya de madrugada, naci¨® el personaje que le engrillet¨®. Ten¨ªa 21 a?os, era el 28? del mundo. ¡°Solo con talento no se gana¡±, expon¨ªa ante los periodistas; ¡°los gritos de la gente son algo nuevo para m¨ª¡±. Ya libre, cabalga y la paz interior se traduce en un juego extraordinario. Alz¨® el t¨ªtulo de Brisbane en enero ¡ªel noveno de su trayectoria, en la que no ha franqueado la barrera de las semifinales en los majors¡ª y ahora tiene la oportunidad de encumbrarse en Miami, escenario mayor.

¡°Cree de nuevo en ¨¦l¡±, precisa uno de sus entrenadores, el venezolano Daniel Vallverd¨². ¡°Tengo muchas herramientas, pero debo asegurarme de cu¨¢ndo debo utilizar cada una. Creo que la diversidad de mi tenis asusta a los rivales, pero tienes que ser capaz de hacerlo bien en los momentos cruciales¡±, sostiene el de Jaskovo, que estos d¨ªas ha tumbado en el trazado hacia la final a pesos pesados como Hubert Hurkacz (9?), Alexander Zverev (5?) y a Carlos Alcaraz, al que, dec¨ªa el espa?ol, le hizo sentir como un ni?o de 13 a?os por la incapacidad para contrarrestar la tormenta de estacazos. ¡°Ten¨ªa extremadamente claro lo que quer¨ªa hacer¡±, manifest¨®. ¡°Ahora juego mejor al tenis¡±, zanja Dimitrov. As¨ª, a secas: Grigor Dimitrov.

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