Te admiro, Rafael
Todo lo que ha ocurrido entre el principio y el final de este viaje es la manifestaci¨®n de un sue?o casi perfecto. Por encima de todo quiero expresarte un inmenso agradecimiento
Ha llegado el irremediable momento que uno desear¨ªa que no llegara nunca. Finalmente, este pasado jueves a las once de la ma?ana, Rafael public¨® un v¨ªdeo en el que comunicaba su decisi¨®n de dejar la competici¨®n y, por tanto, poner fin a su trayectoria profesional en el mundo del tenis. Inform¨®, adem¨¢s, de que el marco elegido para despedirse de su larga carrera ser¨ªa la eliminatoria final de la Copa Davis que se celebrar¨¢ este pr¨®ximo mes de noviembre en M¨¢laga.
Durante meses ¨¦l fue retrasando esta decisi¨®n, aun sabiendo que deb¨ªa tomarla m¨¢s pronto que tarde, porque no le resultaba nada f¨¢cil dar por concluida una etapa tan importante de su vida y dejar de hacer aquello que ha venido haciendo con ¨¦xito desde muy temprana edad, desde que tuvo uso de raz¨®n. En su caso, adem¨¢s, se ha dado otra circunstancia particular que lo ha llevado a prolongar su despedida.
Rafael aprendi¨® a convivir durante muchos a?os con el dolor, logr¨® dominarlo en muchas ocasiones y vio c¨®mo, a pesar de las dudas e incertidumbres, a veces sal¨ªa no solo victorioso, sino adem¨¢s fortalecido. Esa fue una de las razones que le hizo aplazar una y otra vez su meditada decisi¨®n. De todos es conocido que ¨¦l est¨¢ acostumbrado a apurar su lucha hasta el final, tal y como lo hizo en muchos partidos cuando la situaci¨®n le era claramente adversa y le costaba lo indecible dar su brazo a torcer. En estos dos ¨²ltimos a?os, simplemente ha seguido con su t¨®nica de siempre, la de darse todas las oportunidades, m¨¢s por fe que por razonamiento y, finalmente, solo ha accedido a aceptar la evidente realidad cuando ha tenido la indiscutible constataci¨®n de que su cuerpo no da para m¨¢s.
Hoy puedo afirmar con rotundidad que Rafael ha cumplido con lo que me prometi¨® hace unos a?os en una conversaci¨®n que mantuvimos en un apartado de un club. Le cont¨¦ que un conocido extenista me hab¨ªa confesado la insatisfacci¨®n que le produc¨ªa su carrera ten¨ªstica. Con notable sinceridad se hab¨ªa lamentado, no por no haber logrado m¨¢s t¨ªtulos, sino por su falta de perseverancia. Por temor propio, inst¨¦ a mi sobrino a que no cayera en ese error y, con m¨¢s ah¨ªnco del que yo me esperaba, Rafael me contest¨®: ¡°Tranquilo, Toni. Cuando me vaya de aqu¨ª ser¨¢ con la tranquilidad de haberlo intentado todo¡±.
Ahora, pasados unos d¨ªas, cuando se me encomienda la imposible tarea de volcar en este escrito mis sentimientos en su despedida, se me ha llenado la mente de nost¨¢lgicas im¨¢genes, de recuerdos, de momentos vividos y compartidos al lado de Rafael.
Lo que ha significado para m¨ª lo ocurrido desde sus inicios en el tenis, cuando yo lo observaba con su raqueta enfundada, merodeando por el Club de Tenis de Manacor esperando inquieto su turno para entrar en la pista y entrenar conmigo, hasta sus ¨²ltimos raquetazos, esos que observ¨¦ con cierta preocupaci¨®n al ver que ni sus golpes ni sus piernas respond¨ªan ya con la misma frescura y fuerza de anta?o, ciertamente, no lo s¨¦ expresar con palabras. Todo lo que ha ocurrido entre esos lejanos a?os y el presente punto final, desde sus primeras victorias en los torneos alevines e infantiles que nos hicieron presagiar lo que m¨¢s adelante suceder¨ªa hasta sus ¨²ltimos grandes triunfos en Melbourne o Par¨ªs, es la manifestaci¨®n de un sue?o casi perfecto.
Fueron a?os intensos en los que, junto a ¨¦l, tuve la oportunidad de vivir grandes momentos: su primera final de Copa Davis en Sevilla como debutante algo inesperado, su primer Roland Garros en 2005 o su victoria en Wimbledon en 2008, en una aclamada final contra Roger Federer que ha sido considerada como la mejor de la historia. Pero tambi¨¦n, el diagn¨®stico de su lesi¨®n cong¨¦nita en 2005, una espada de Damocles que lo oblig¨® a convivir con el dolor y la incertidumbre. Unos compa?eros de viaje que le ayudaron a forjar m¨¢s fuertemente su car¨¢cter y que le han acarreado gran sufrimiento, si bien s¨®lo en muy puntuales ocasiones han sido motivo de decaimiento o queja. En nuestro caso, hubiera sido gran desagradecimiento caer en lo uno o en lo otro. En momentos complicados, yo sol¨ªa repetirle una frase que ya he escrito aqu¨ª: ¡°Rafael, la vida nos ha tratado mejor de lo que esper¨¢bamos y mucho mejor de lo que merec¨ªamos¡±.
La carrera de Rafael ha sido muy exitosa, excediendo ampliamente mis expectativas por mucho que siempre haya tenido una fe inquebrantable en ¨¦l. Y este ¨¦xito, su incre¨ªble palmar¨¦s, lo ha llevado a contar con la amplia admiraci¨®n y valioso apoyo de los aficionados. Pero, sin duda, lo que le ha hecho ser merecedor de un respeto y reconocimiento tan extendidos tambi¨¦n fuera de las gradas, no ha sido exclusivamente el n¨²mero de t¨ªtulos conseguidos, sino haberlos fundamentado sobre una estricta escala de valores y su capacidad de mantenerlos durante toda su trayectoria: su correcci¨®n, su comportamiento ejemplar tanto en las victorias como en las derrotas, la pasi¨®n con la que ha afrontado cada uno de sus partidos, el compromiso que ha mantenido siempre con el deporte mismo y con todo lo que lo rodea, la aceptaci¨®n de la adversidad y su forma de sobreponerse a ella y, por encima de todo, el respeto que siempre ha sabido mostrar por cada uno de sus rivales, independientemente de su entidad y a pesar de que alguno de ellos le infligi¨® algunas de las derrotas m¨¢s dolorosas de su carrera.
Hay deportistas que por sus grandes capacidades han logrado ser referentes en su disciplina; otros cuantos que han conseguido engrandecer e incluso trascender su propio deporte; y solo unos pocos, que por su actitud y forma de proceder han trascendido el mero ¨¢mbito deportivo y se han convertido en referentes para la sociedad. Creo, sin miedo a equivocarme y aceptando abiertamente las cr¨ªticas que puede acarrearme afirmar esto siendo yo su t¨ªo, que mi sobrino, al igual que su m¨¢ximo rival durante muchos a?os, Roger Federer, entra dentro de esta ¨²ltima categor¨ªa.
A partir de noviembre, los trofeos que reposan en las vitrinas del museo de su Academia en Manacor, paulatinamente ir¨¢n perdiendo brillo y esplendor, pero no me cabe duda de que Rafael siempre disfrutar¨¢ y valorar¨¢ enormemente su m¨¢s preciada recompensa: el inmenso cari?o y aprecio de la gente de nuestro pa¨ªs y de muchos lugares del mundo.
A m¨ª s¨®lo me queda despedirle con la admiraci¨®n que siempre ha despertado en m¨ª por su forma rayana en lo heroico de luchar, por c¨®mo ha encarado siempre las adversidades y los retos, y por gestionar con igual normalidad las victorias y las derrotas. Y deseo, por encima de todo, expresarle un inmenso agradecimiento por haberme permitido acompa?arle en una etapa de su vida que me hizo profundamente feliz.
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