Comienza la batalla de Guadalajara

Para el ataque a Guadalajara, Roatta dispon¨ªa sobre el papel de la mayor fuerza de choque reunida en cualquiera de los dos bandos durante los nueve primeros meses de la guerra civil, con un total de alrededor de 35.000 -hombres. El Corpo Truppe Volontanie (CTV) estaba extraordinariamente bien armado, aunque no gozaba de la aplastante superioridad en armamento que algunos autores le han atribuido.Uno de los rasgos distintivos de las fuerzas italianas, en compensaci¨®n tanto con sus adversarios republicanos como con las fuerzas de Franco, era su relativamente alto grado de motorizaci¨®n. Los camiones y tractores sustitu¨ªan plenamente a la tracci¨®n animal en el transporte del material, aunque la infanter¨ªa avanzaba. generalmente a pie.

El CTV hab¨ªa de ser apoyado por la divisi¨®n nacionalista de Soria, que operar¨ªa en su flanco derecho bajo el mando del general Moscard¨®, famoso por su defensa del Alc¨¢zar de Toledo. Las fuerzas de Moscard¨® la compon¨ªan dos brigadas. La 1 Brigada, al mando del coronel In antes, estaba situada en Somosierra y contaba con unos 4.800 hombres. La 11 Brigada, al mando del coronel Marzo, se encontraba inmediataniente a la derecha de los italianos y colaborar¨ªa estrechamente con ellos en la ofensiva. Sus trece batallones y tres grupos artilleros contaban con unos 8.500 hombres. En la preparaci¨®n del ataque, una brigada reci¨¦n formada, la III Brigada, fue tambi¨¦n colocada bajo el mando del coronel Marzo... En total, el n¨²mero de hombres bajo su mando se: acercaba a los 10.000. Las fuerzas disponibles para la ofensiva se elevaban, pues, aproximadamente, a 50.000 hombres.

Las fuerzas que se enfrentaban a itali¨ªanos y espa?oles en el sector de Guadalajara-Somosierra, el 8 de marzo, eran los 10.000 hombres de la II Divisi¨®n Republicana. Estas fuerzas hab¨ªan realizado una peque?a ofensiva contra Sig¨¹enza en el mes de enero, con limitado ¨¦xito, pero la organizaci¨®n en el. sector era rudimentaria, con los defensores extendidos sobre la ¨²nica l¨ªnea defensiva y sin obras defensivas de importancia.

Los planes de Roatta preve¨ªan que la Segunda Divisi¨®n de camisas negras abriese el ataque el 8 de marzo, rompiendo el endeble frente republicano y avanzando hacia Almadrones, Hontanares y Alaminos. Entonces la 111 Divisi¨®n, transportada en camiones, atravesar¨ªa las l¨ªneas y continuar¨ªa hacia Zaragoza, Torija y Guadalajara.

En la ma?ana del d¨ªa 8 estaba lloviendo y un viento helado recorr¨ªa la llanura, pero Roatta no quiso rechazar el ataque. A las siete de la ma?ana la artiller¨ªa abri¨® fuego y a las siete y media se orden¨® a la 11 Divisi¨®n que iniciara el avance. Las tropas, que entraban en combate por primera vez y que! se resent¨ªan del mal tiempo, mostraron poca disposici¨®n para atacar, de forma que s¨®lo hacia las tres de la tarde la columna derecha alcanz¨® las cercan¨ªas de Almadrones, al oeste de Zaragoza.. La ciudad estaba defendida por no m¨¢s de doscientos hombres y cuatro tanques, pero lleg¨® la noche y el comandante de divisi¨®n, general Coppi un general de artiller¨ªa que se encontr¨® repentinamente al mando de una divisi¨®n de infanter¨ªa, orden¨® suspender el ataque hasta el d¨ªa siguiente. Cuando la lucha ces¨® al final del primer d¨ªa, la columna del centro hab¨ªa llegado a Hontanares, pero las columnas izquierda y derecha se hab¨ªan detenido antes de alcanzar sus objetivos.

Las operaciones del primer d¨ªa hab¨ªan supuesto un avance de entre seis y doce kil¨®metros, a pesar del mal tiempo, pero el precario puente enemigo no hab¨ªa sido roto por completo y la III Divisi¨®n result¨® incapaz de iniciar su avance de, Zaragoza a Torija. En una ofensiva en la que la rapidez y la sorpresa iban a ser los factores esenciales, este retraso . era importante, especialmente cuando las fuerzas espa?olas del Jarama no hab¨ªan atacado seg¨²n lo acordado. El servicio de informaci¨®n de Roatta le transmiti¨® que los republicanos empezaban a trasladar reservas de Madrid a Guadalajara, as¨ª que pidi¨® formalmente a Franco que ordenase un ataque en el sector del Jarama para el d¨ªa siguiente. El objeto era mantener las reservas republicanas en los alrededores de Madrid e impedirles que se lanzasen contra ¨¦l.

El 9 de marzo fue el d¨ªa m¨¢s glorioso para los italianos en toda la ofensiva de Guadalajara. Para las diez de la ma?ana se hab¨ªan tomado Almadrones y Cogollos. Los objetivos iniciales a¨²n no se hab¨ªan alcanzado plenamente, pero Roatta se sinti¨® con la confianza suficiente para ordenar a la 111 Divisi¨®n que atravesase las l¨ªneas e_iniciase su avance, a la una y media. Sobre el papel, la operaci¨®n era muy simple, pero el cruce de las l¨ªneas result¨® m¨¢s dif¨ªcil de lo previsto porque no se mantuvieron las distancias adecuadas y se originaron embotellamientos en la carretera. Ca¨ªa ya el d¨ªa cuando la 111 Divisi¨®n empez¨® el avance por la carretera de Zaragoza hacia Torija.

Mientras tanto, las primeras reservas republicanas llegaban al sector. A primeras horas de la tarde, peque?as unidades avanzadas de la XI Brigada Internacional entraron en acci¨®n en. la carretera de Zaragoza aunque fueron incapaces de detener el avance de la 111 Divisi¨®n. Hacia las siete de la tarde, la vanguardia de la columna derecha italiana hab¨ªa llegado al kil¨®metto 83 de la carretera de Zaragoza. La columna izquierda, reforzada por el V Regimiento, mandado por Francisci, hab¨ªa alcanzado las cercan¨ªas de Brihuega por el nordeste. La situaci¨®n de las tropas republicanas era extremadamente cr¨ªtica. Vicente Rojo, que dirigi¨® la defensa de Guadalajara, describe el frente republicano como completamente roto en la tarde del d¨ªa 9. Sin embargo, al atardecer, el comandante de la 111 Divisi¨®n orden¨® un alto.

La decisi¨®n podr¨ªa justificarse por varias razones. La columna derecha de la III Divisi¨®n estaba repartida a lo largo de veintid¨®s kil¨®metros de la carretera de Zaragoza y muchos de los camiones estaban muy retrasados. El tiempo era desastroso y los hombres estaban cansados y hambrientos. Es imposible saber si la vanguardia de la columna derecha de la 111 Divisi¨®n hubiera sido capaz de avanzar durante la noche otros siete kil¨®metros hasta Torija. La XI Brigada Internacional, reforzada por tanques rusos T-26, estaba ya tomando posiciones a lo largo de la carretera de Zaragoza, as¨ª como en los bosques que bordean la carretera de Brihuega, pero estas fuerzas no estaban a¨²n organizadas y pod¨ªan haber sido sobrepasadas. El riesgo era grande, pero pod¨ªa estar justificado tanto en t¨¦rminos de la necesidad de avanzar con rapidez, como en t¨¦rminos de la importancia estrat¨¦gica de Torija. Si los camisas negras hubiesen sido capaces de tomar Torija durante la noche, hubieran podido impedir que los republicanos concentrasen reservas en la parte superior de la meseta. Esto era de la mayor irriportancia puesto que, en contra de la petici¨®n de Roatta, las fuerzas franquistas del Jaram a no hab¨ªan logrado desencadenar un ataque el d¨ªa 9, con lo que el mando republicano pod¨ªa tranquilamente concentrar sus fuerzas en la zona norte.

Las ¨²nicas fuerzas italianas que avanzaron durante la noche fueron las del V Regimiento mandado por Francisci. Antes del alba, Francisei entr¨® con sus tropas en Brihuega, tomando prisionero al comandante de la guarnici¨®n, cinco oficiales y 130 soldados, junto con dos ca?ones. Los camisas negras de Francisci no eran, sin embargo, las ¨²nicas ,tropas italianas que operaban en el sector. El batall¨®n Garibaldi de la XII Brigada Internacional lleg¨® a Torrija durante la noche y sigui¨® avanzando hasta Brihuega. En las primeras horas de la ma?ana del d¨ªa 10 ese batall¨®n tom¨® posiciones en los bosques al suroeste de Brihuega. Simult¨¢neamente, otras unidades de la XII Brigada Internacional entraban en los bosques que circundan Brihuega, mientras que la brigada de asalto de El Campesino quedaba estacionada en reserva en Guadalajara.

Roatta y sus oficiales carec¨ªan de informaci¨®n sobre los movimientos de las tropas republicanas, pero se sent¨ªan poco preocupados y exultantes.

El frente republicano hab¨ªa sido roto y sus defensores se retiraban en desorden, mientras que las bajas italianas hab¨ªan sido escasas. Arrastrados por el optimismo, les era f¨¢cil pasar por encima algunos defectos inquietantes puestos de manifiesto en los dos primeros d¨ªas de ofensiva.

Los tanques ligeros italianos, armados s¨®lo con metralletas, no pod¨ªan hacer frente a los tanques rusos, m¨¢s pesados y equipados con ca?ones.

Las largas filas de camiones cargados con aprovisionamientos y tropas eran un blanco f¨¢cil para la aviaci¨®n republicana. Durante los primeros d¨ªas de combate se hab¨ªan producido pocas p¨¦rdidas, pero incidentes aislados hab¨ªan sugerido ya la vulnerabilidad de las columnas repartidas a lo largo de la carretera y proporcionado un punto de referencia perfecto a los aviones republicanos. La combinaci¨®n del mal tiempo, junto con campos de aterrizaje improvisados, imped¨ªan a menudo despegar a los aviones italianos. Estas tropas carec¨ªan, pues, de cobertura a¨¦rea frente a las republicanas, cuyos aviones pod¨ªan despegar desde aeropuertos de cemento en los alrededores de Madrid.

Poca preocupaci¨®n

El cuartel general italiano traba poca reocupaci¨®n por estos hechos en la tarde del d¨ªa 9 de marzo. Mientras, planeaba otro avance, espectacular para el d¨ªa siguiente. De noche, sin embargo, la ofensiva del CTV pronto qued¨® paralizada, pues los republicanos resistieron el primer embate y luego contraatacaron. En los nueve d¨ªas siguientes, la acci¨®n se concentr¨® en la peque?a ¨¢rea en la que el CTV y las tropas republicanas se encontraban ya en la ma?ana del d¨ªa 9 de marzo. Esta ¨¢rea se encontraba cubierta de bosques en su mayor parte y esto proporcionaba una buena base defensiva en medio de una llanura poco accidentada, en la que existen adem¨¢s pocos edificios.

El d¨ªa 10 de marzo, el intento de continuar la ofensiva italiana fue confiado a la III Divisi¨®n, que operar¨ªa en dos columnas; la izquierda, a lo largo de la carretera de Brihuega a Torija, y la derecha, a lo largo de la carretera de Zaragoza. La 11 Divisi¨®n estaba siendo transportada y reunida en Brihuega, pero no entr¨® en acci¨®n este d¨ªa. El avance de la columna izquierda fue pronto detenido por los batallones Garibaldi y Andre Masty, de la XII Brigada Internacional, y los repetidos intentos de los camisas negras de continuar el avance fueron rechazados. Los tanques ligeros italianos fueron incapaces de salir de la carretera y penetrar en los bosques, y la artiller¨ªa de apoyo fue insuficiente para desalojar a los defensores.

Durante la ma?ana, los hombres de Francisci, que hab¨ªan permanecido detr¨¢s de Brihuega, cruzaron el puente sobre el Taju?a sin encontrar resistencia y establecieron una cabeza de puente - Cometieron el error de ocupar tan s¨®lo una peque?a parte del valle del Taju?a y de no dar importancia a las colinas de la orilla izquierda del r¨ªo, que en ese momento hubieran podido ocupar sin dificultad. Al caer la noche, la columna izquierda de la. III Divisi¨®n segu¨ªa detenida a poca distancia de Brihuega, mientras los hombres de Francisci sosten¨ªan una cabeza de puente peligrosamente peque?a por encima del Taju?a.

A lo largo de la carretera de Zaragoza la columna derecha de la III Divisi¨®n encontr¨® tambi¨¦n fuerte resistencia al intentar reanudar el avance. Los 1.600 hombres de tres batallones mixtos de la XI Brigada Internacional hab¨ªan tomado posiciones defensivas en los bosques que dominaban la carretera y mantuvieron detenida la columna durante todo el d¨ªa. Esta jornada de lucha cobr¨® un importante tributo entre los defensores republicanos, pero tambi¨¦n los italianos tuvieron fuertes p¨¦rdidas. Sufrieron. tanto por el mal tiempo, para el que se encontraban mal equipados, como por las deficiencias de su sistema de aprovisionamiento.

En la ma?ana del 11 de marzo, la 11 Divisi¨®n, que hab¨ªa participado en el asalto inicial a las l¨ªneas republicanas, fue reunida en Brihuega. Las fuerzas de la III Divisi¨®n fueron concentradas a lo largo de la carretera de Zaragoza para intentar de nuevo romper las defensas republicanas y toniar Torija, mientras que la 11 Divisi¨®n atacar¨ªa a lo largo de la carretera Brihuega-Torija. En vista del agotamiento en que se encontiaban las tropas, el alto mando italiano decidi¨® no actuar durante la ma?ana e inicia'r el ataque a mediod¨ªa. La guerra celere estaba convirti¨¦ndose en un andante ma non troppo en este cuarto d¨ª¨¢ de combate.

(Continuar¨¢),