De la necesaria reorganizaci¨®n del cine
El nov¨ªsimo director general de Cinematograf¨ªa se?al¨® hace unos d¨ªas que no habr¨ªa cambio alguno en la normativa censorial hasta despu¨¦s de las elecciones, por lo menos.La cinematograf¨ªa nacional ha sido, sin duda, uno de los campos de entrenamiento m¨¢s apetitoso para nuestros censores -y en el fondo, este pa¨ªs est¨¢ lleno de seres inquisitoriales con mayor o menor sensaci¨®n de frustraci¨®n personal- porque, entre otras cosas, el gremio del cine ha sido y contin¨²a siendo, en buena medida, uno de los subsectores m¨¢s propicios para la depredaci¨®n. Pocos profesionales -en cualquiera de sus ramas- absolutamente desunidos y en constante actitud servil hacia una Administraci¨®n que tuvo el cuidado de fomentar el paternalismo a trav¨¦s de prebendas econ¨®micas. Escribir sobre la historia del cine espa?ol en sus ¨²ltimos cuarenta a?os, presupone el apuntar datos terror¨ªficos, an¨¦cdotas esperp¨¦nticas y todo ello inmerso en un ambiente que no alcanza lo surreal, porque se queda, en el bufonismo m¨¢s pat¨¦tico. Permisos de importaci¨®n de pel¨ªculas norteamericanas a cambio de filmes apolog¨¦ticos de la raza o el imperio. Cr¨¦ditos para construir hoteles como contrapartida de lo que pretend¨ªa ser una respuesta a cualquier pel¨ªcula extranjera cr¨ªtica y sin duda, honesta.
Intentos de chantaje, trabas ala distribuci¨®n m¨ªnimamente, independiente y un sinn¨²mero de extorsiones de baja estofa, que serv¨ªan para todo, desde para conseguir una alta calificaci¨®n -es decir-, una importante suma de dinero-, por cualquier mediocridad, hasta para llevarse a la cama a la starlet de turno, forman y conforman una buena parte de la historia cotidiana del medio.
Ausencia de inversiones
Es probable que la ausencia de inversiones del gran capital, como consecuencia de la pol¨ªtica paternalista ya se?alada, sea una de las razones para explicar la abundant¨ªsima n¨®mina de p¨ªcaros que existen en el sector, que ocuparon desde siempre el lugar de los t¨¦cnicos, probablemente m¨¢s pragm¨¢ticos y crueles aunque menos ineficaces e incoherentes. Es probable que la important¨ªsima influencia de la industria norteamericana haya fomentado algo tan simple como es el colonialismo cultural, con la consiguiente secuela de mandos intermedios, corruptos y reaccionarios.
El director general de Cinematograf¨ªa habla de modificaci¨®n de las normas censoriales tras las elecciones. Quiz¨¢ la reorganizaci¨®n del sector exija, al mismo tiempo, tina cierta limpieza previa entre las gentes del sector, porque tan incre¨ªble es que se proh¨ªba durante un cierto tiempo una pel¨ªcula como Pantale¨®n y las visitadoras, bas¨¢ndose para ello en ?la paz exterior de Espa?a?, algo que al parecer la pel¨ªcula dificultaba, como que existan interrelaciones entre la industria privada y alg¨²n alto cargo de la mencionada Direcci¨®n General de Cinematograf¨ªa.
Ley del cine
La actual Junta de Censura ha dado ya muestras suficientes de vivir anclada en un pasado irrepetible, sin embargo, los problemas del cine no radican s¨®lo en estos se?ores. Todo parece indicar que ya ha llegado la hora en la que los aut¨¦nticos profesionales del cine comiencen a elaborar lo que puede ser una nueva, en todos los sentidos, ley del Cine. Es el momento oportuno para que la Administraci¨®n recapacite sobre las amplias posibilidades materiales que supone una industria cinernatogr¨¢fica saneada y con agresividad comercial exportadora. Es tiempo de que la concepci¨®n iniperante durante estos ¨²ltimos cuarenta a?os se cambie radicalmente. Menos censura, o niejor, aplicaci¨®n del C¨®digo Penal vigente, mayor independencia de la industria norteamericana y, sobre todo, fin de una corrupci¨®n asentada hasta extremos inimaginables.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.