"Deep Throat" en la Casa Blanca
Pese a la presencia de Linda Lovelace, no nos hallamos ante un porno. Se trata de un filme que intenta aprovechar el ¨¦xito obtenido por Deep Throat, de Gerald Damiano, y en especial, por su protagonista, quien, aunque con retraso, est¨¢ adquiriendo una considerable popularidad en nuestro pa¨ªs.El planteamiento de arranque es interesante. Al menos, tiene cierta gracia: las mayor¨ªas de marginados yanquis, negros, chinos, mujeres, homosexuales, luteranos, el partido nazi, etc¨¦tera, se unen para formar un tercer partido -el Partido Recto- y presentar un candidato a las elecciones presidenciales USA. Tras no pocas deliberaciones, es elegida por unanimidad Linda Lovelace, la famosa estrella del porno. La pel¨ªcula est¨¢ planteada en tono de comedia, pero sus posibilidades iniciales son desaprovechadas, ya que sus autores optan por el camino f¨¢cil del desmadre desorganizado e incoherente, cosa bastante frecuente en este tipo de producciones independientes americanas. La pel¨ªcula sigue, paso a paso, la disparatada y excitante campa?a electoral de la Lovelace por todo el pa¨ªs. Pero se trata de un filme fallido, dado que, trat¨¢ndose de una comedia, carece totalmente de gracia salvo en una o dos situaciones. La carga cr¨ªtica que el tema parece apuntar brilla por su ausencia en este producto amorfo y nada desmitificador.
Linda Lovelace for president
Director. Claudio Guzm¨¢n.Gui¨®n: Jack S. Margolis. M¨²sica: Big Mack and the Truckers. Int¨¦rpretes: Linda Lovelace, Fudole Bagley y Val Basaglio. Norteamericana, 1975. Local de estreno: Felipe II.
Mucho m¨¢s interesante es el cortometraje que completa el programa: Yo soy un Tutti Frutti, escrito y dirigido por Juan Carlos Eguillor y protagonizado por Paco Algora. Con una pobreza de medios que se integra a la maravilla en el propio estilo del filme, Eguillor crea un mundo tragic¨®mico, eminentemente gr¨¢fico y un personaje que es como una moderna versi¨®n de los h¨¦roes del cine mudo. Un personaje a caballo entre Chaplin y Beckett enfrentado a su televisor en una desolada habitaci¨®n. Una obra hecha sin dinero, pero con humor e imaginaci¨®n.
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